Los gritos de Alcorta
El martes 25 de junio de 1912 en Alcorta y las localidades vecinas de Bigand, Bombal, Máximo Paz y Carreras - en la zona maicera santafesina - los agricultores declararon una huelga que se constituyó en la primera gran protesta agraria en la Argentina. Fue protagonizada fundamentalmente por inmigrantes europeos, en su mayoría italianos, parte de los más de tres millones llegados a partir de la década de los ´80 del siglo XIX a un país cuyos gobernantes les prometían un lugar justo en su sociedad. El trabajo tesonero de esos chacareros contribuyó en gran medida a ampliar la frontera agrícola hasta hacerla casi diez veces mayor sin que su esfuerzo les permitiera acceder a la propiedad de la tierra. Para ellos “la tierra para quien la trabaja” no pasaba de ser una aspiración cada vez más lejana. La propiedad estaba en manos de la oligarquía terrateniente que la fue apropiando desde el fin de las guerras de la independencia hasta el reparto que derivó de la “conquista del desierto”, en realidad el despojo a los verdaderos y ancestrales dueños de la tierra. La incorporación de mano de obra a esa superficie inabarcable de una de las áreas más ricas del mundo se efectuó a través de contratos que parecen inspirados en Esopo y su fábula “la parte del león”.