Cómo va el 2017
La economía mundial sigue atravesando un periodo de incertidumbre con los bajos precios de los commodities afectando los ingresos por exportaciones que deberían liderar el crecimiento, conforme se ha dicho teóricamente y se han diseñado las políticas macroeconómicas consecuentemente.
Pero las exportaciones no crecen. Como se vio en el artículo anterior el comercio internacional se encuentra estancado y el crecimiento que hay en la región deriva de la inversión o del consumo más no de las exportaciones.
Durante el 2016 la economía mundial creció 3.2%, la tasa más baja desde la crisis financiera internacional. Con cierto optimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe WEO (octubre de 2017) prevé que el producto mundial crecerá 3.6% para el 2017, por un aumento de la demanda de China, India, Rusia y
Brasil. La proyección de crecimiento para la economía de Estados Unidos ha disminuido de 2.3% a 2.2% al 2017, y se espera que China crezca 6.8%, e India 6.7%. América latina va lenta pero estable 1.2% con la recuperación de dos economías grandes antes debilitadas por luchas política internas, -Brasil y Argentina-, y una tercera que continúa gravemente afectada: Venezuela. Esta se viene contrayendo desde 2013 con registros de -9.7% en 2016 y -12% en 2017 como se ve en el grafico 1.
Venezuela crecimiento del PIB
La Unión Europea muestra señales de recuperación con 2.3% al cierre del 2017, su mejor año desde la crisis del 2008. En lo que va del año el crecimiento del mundo sigue siendo arrastrado por el crecimiento de China e India, dado que el crecimiento de Europa y Estados Unidos sigue en el rango de 2% (ver gráfico 2) sin generar una demanda sustantiva al mercado mundial. En China no hay más crecimiento por los esfuerzos del gobierno de controlar los riesgos del crecimiento de la deuda y del sector inmobiliario. En la India el freno se dio por la iniciativa de las autoridades en el control de cambio de divisas y la introducción a mediados del año del impuesto sobre bienes y servicios en todo el país. No obstante, los gigantes asiáticos siguen reflejando economías robustas que dan oxígeno al mundo.
Por su parte, EEUU mantiene un ritmo de crecimiento estable pero lejos de alcanzar el 4 % asegurado por Donald Trump, la tasa del 2.2% no es suficiente para arrastrar el crecimiento mundial. El lento avance de la productividad, consumo e inversión se ha reflejado en un débil crecimiento de la economía estadounidense en el año. El gobierno recién llegado no le da seguridad ni a los nacionales ni a los inversionistas extranjeros.
En Europa, de su lado, aún persisten problemas de endeudamiento personal, inestabilidad bancaria y escasa productividad. Esto se ve rodeado de alteraciones políticas que ponen en juego la estabilidad social, como han sido las elecciones alemanas que introdujeron a la nueva derecha al parlamento, las elecciones austriacas que hicieron lo propio y el moviendo independista catalán.
En ese marco, dentro de América Latina se recuperan las dos economías que estaban contrayéndose mientras las demás siguen creciendo a sus ritmos habituales de alrededor de 3%. Según WES, la confianza de los consumidores e inversionistas aún se mantiene en el terreno pesimista en la mayoría de los países. Tanto el Banco Mundial como el FMI sostienen que la recuperación se dará a medida que Argentina y Brasil salgan de la recesión, se prevé que estas crezcan a un ritmo de 2.5% y 0.7% respectivamente; el pronóstico de expansión para México es de 2.1% para el 2017 derivado de la fuerza de la actividad del primer semestre, sin embargo, la incertidumbre en torno al TLCAN, políticas internas y condiciones financieras restrictivas impactaran sobre el consumo e inversión.
Para los países de la región que se caracterizan por ser economías primario-exportadoras y receptoras de flujos de capital, las revisiones son a la baja para el 2017. Si se retiran los datos de Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador, el promedio de crecimiento es cercano a 3% con algunos más arriba como Bolivia, Paraguay y el Perú y algunos más abajo como Chile y Uruguay pero en total hay una tendencia de crecimiento más bajo incluso entre estas economías.
América Latina cayó junto con el resto del mundo en la crisis del 2008-09, rebotó tras la reducción de la tasa de interés de referencia a 0.25% (-1.75% en reales) en Estados Unidos y la inyección de liquidez al sistema financiero americano. Todo se tradujo en un auge especulativo de los precios de los commodities que terminó en el 2012, cuando la Reserva Federal (FED) anunció que subiría la tasa de interés en algún momento y que limpiaría sus balances.
El efecto fue de alteraciones en los tipos de cambio –caída del dólar y revaluación de las monedas – alzas de las tasas de interés en América latina y caída de los precios de los commodities por el efecto advertencia. Es decir, estos anuncios tuvieron efectos en las expectativas de los inversionistas que previendo el alza de interés en Estados Unidos comenzaron a retirarse de los mercados emergentes lo que provocó una baja en los índices de valores, reducción de las reservas, depreciación de las monedas, una baja de los ingresos exportadores (el precio de los commodities cayó en 37.5% de junio 2013 a enero 2016) y una baja en el crecimiento económico.
Como se muestra en el gráfico 3 la dinámica del comercio internacional ha influido en el precio de las materias primas que en los últimos años ha disminuido, afectando principalmente a América Latina. Mientras, China y la India crecen a tasas altas, el horizonte de precios bajos de los commodities sugiere que la relación de los precios es con la tasa de interés de Estados Unidos y no con la demanda real.
- Oscar Ugarteche, Coordinador Proyecto OBELA, investigador titular Instituto de Investigaciones Económicas UNAM SIN/CONACYT
- Myrsia Sánchez Goicochea, Proyecto OBELA
- Eduardo Bastida Hernández, Proyecto OBELA
América latina en movimiento (ALAI) - 21 de noviembre de 2017