El anarcoliberalismo como terraplanismo económico
El economista y polítólogo Nicolás Dvoskin pone en foco el llamado “anarcocapitalismo”, preguntándose ¿Por qué afortunadamente la mayoría de la población sostiene que la tierra es efectivamente redonda y las vacunas funcionan, pero no podemos decir lo mismo de los terraplanistas económicos? Un recorrido sobre la emergencia de dicho discurso en nuestra realidad.
Hacia fines de los ’80, el semiólogo Marc Angenot explicó cómo se conformaban en el siglo XIX los consensos sociales, las legitimidades y las cosas “decibles”. A la pregunta que Michel Foucault había lanzado veinte años antes acerca de los regímenes de veridicción, es decir, qué criterios utilizamos en cada momento para juzgar si determinado discurso puede ser catalogado como verdadero o falso, Angenot le agregó una dimensión gramsciana: la hegemonía. La pregunta para este autor sería la siguiente: ¿cómo se conforman los discursos sociales hegemónicos? En este sentido, la posibilidad o imposibilidad de decir o pensar algo depende de correlaciones de fuerza embebidas de un basamento material. Entonces, siguiendo a Angenot, las ideas “decibles” constituyen aquellos discursos sociales hegemónicos en determinado momento, pero esta hegemonía, volviendo a Gramsci, puede disputarse. Hay ideas que entran en conflicto con otras y hay momentos en los que ciertas ideas pueden imponerse y momentos en los que no. A su vez, hay ciertas ideas que son “decibles”, pero que no se suelen decir: aquellas ideas más arraigadas, aquellas que conforman el núcleo de los discursos sociales hegemónicos, no suelen pronunciarse porque es innecesario hacerlo.
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Cuadernos de Economía Crítica - junio de 2019