La deuda odiosa según San Martín, la Constitución de EE.UU y el endeudamiento actual
Jorge Francisco Cholvis * (Especial para sitio IADE-RE) | "No se puede obviar analizar la naturaleza de la pretendida deuda externa y cómo se produjo. La misma tiene responsables institucionales y políticos", señala el autor.
1. La cuestión de la deuda externa
Nuestro tiempo histórico deja en evidencia cómo el país se encontró condicionado por la cuestión de la deuda externa y las intervenciones de los Estados centrales, como también de organismos financieros internacionales y poderosos bancos extranjeros. Ahora, tal como antes, el endeudamiento externo es principal instrumento de dominio sobre los pueblos. La “deuda externa” a su vez es causa y consecuencia del subdesarrollo socioeconómico. Actualmente es un grave problema a resolver. Hay que terminar realmente con ello.
El sistema de endeudamiento es parte de un mecanismo de subordinación y de transferencia de riqueza de los Estados y poblaciones de la periferia hacia el centro capitalista, donde se encuentran las naciones de alto desarrollo. En ese esquema, los países subdesarrollados y “deudores” permanecen aislados, no actúan en forma coordinada y por tanto están en la posición débil de quienes no deciden sobre los problemas “globales”, y por ello se encuentran anclados en las formas extremas del subdesarrollo y la miseria.
Ante las contemporáneas carencias que por ello sufren los pueblos en cuanto a los más elementales derechos humanos básicos, entiéndase alimento, trabajo, salud, educación y vivienda, por sólo señalar los más apremiantes, este fluir de recursos de Sur a Norte debería haber generado una precisa respuesta superadora del problema por parte de las Naciones Unidas, y también de Organizaciones que a nivel regional cumplen un rol semejante. El imperativo estatal de dirigir la economía a un desarrollo humano, se presenta incompatible con servicios financieros que reclaman los pretendidos acreedores y sus apoyos globales.
En el marco del endeudamiento constante hay siempre una trágica postergación de lo que cabría llamar la deuda social. La exacción externa es uno de los más perversos elementos que conducen a la honda crisis moral, social, económica y política de numerosos países. La lucha y el esfuerzo por la extinción de la deuda externa forma parte de un combate mayor por la justicia y la equidad entre todos los hombres.
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* Constitucionalista, presidente del Instituto Arturo E. Sampay | 24-10-2019.