Manuel Belgrano, el protector del INTA
En 1960, el presidente del organismo, Horacio Giberti, puso al INTA "bajo la advocación" de Belgrano. Recordamos este acontecimiento de nuestra historia institucional en el "Año del General Manuel Belgrano".
Es el "Año del General Manuel Belgrano" –el 3 de junio se cumplieron 250 años de su nacimiento y el 20 de junio 200 años de su fallecimiento–, y aprovechamos la ocasión para recordar al prócer desde una perspectiva inteana, poniendo en valor un evento ocurrido hace 60 años.
Tuvo lugar en mayo de 1960. Se festejaba el Sesquicentenario de la Revolución de Mayo y el presidente del INTA era Horacio Giberti (1958-1961). Autoridades, invitados y periodistas ocupaban el salón de reuniones del Consejo Directivo en Sede Central. Se trataba de un acto pequeño, simbólico, conmemorativo. Y Giberti lo consideró propicio para poner al INTA "bajo la advocación" de Belgrano y bautizar con su nombre al lugar.
La advocación es un término que viene de la religión. Antes se estilaba poner lugares o personas bajo la "protección" o "advocación" de la divinidad o de un santo o una virgen. Giberti, más laico, pensó en Belgrano como protector del INTA. El bautismo se concretó con la colocación de un retrato de Belgrano y debajo una frase suya, enmarcada, para que presidiera el salón. La frase decía: "Ponerse mayor instrucción técnica a los labradores".
Según expresó en su discurso –publicado en la Revista IDIA de junio de 1960–, Giberti veía en Belgrano "al propulsor del campo argentino, de su mejoramiento técnico, al primero de nuestros próceres de Mayo que discernió con más hondura, seriedad y profundidad la importancia de la tarea experimental y de extensión agropecuaria. No olvidaba, por cierto, que lo básico para el país consistía en difundir cultura, fuente de todo progreso".
El INTA continuaba en la senda trazada por Belgrano. "Entendemos que el mejoramiento técnico tiene como única finalidad elevar el nivel de vida de la población, y la mejor manera para lograrlo estriba en la elevación del nivel cultural", señaló Giberti. En este sentido, el INTA no hacía "sino responder a un mandato histórico, que arranca, que nace, con los primeros balbuceos de nuestra vida independiente".
Por todo esto, Giberti consideraba de "estricta justicia" colocar al INTA "bajo la advocación" de Belgrano y que su retrato presidiera la sala de reuniones. "Ojalá su espíritu nos ilumine y su mirada nos vigile, así nuestra conducta no defraudará sus ideales y sus luchas", sentenció.
Por último, para dejar en claro el papel de Belgrano como precursor de la riqueza agraria, Giberti encargó a un historiador, especialista en estudios sobre el Virreinato del Río de la Plata, que rescatara estos antecedentes y escribiera un artículo que finalmente se publicó también en la revista IDIA.
El salón Belgrano durante una reunión del Concejo Directivo.
El estudio sobre Belgrano en IDIA
En su trabajo "Manuel Belgrano, el precursor de nuestra riqueza agraria", Germán Tjarks (1) repasa la vida del prócer para rescatar las ideas y acciones que le permiten sostener la afirmación con que inicia su trabajo, especialmente su labor como secretario del Real Consulado de Buenos Aires.
El historiador utiliza distintas fuentes, aunque se detiene particularmente en las Memorias Consulares, disertaciones públicas anuales en las que Belgrano volcó su pensamiento e iniciativas mientras ocupó el cargo (1794-1810) y de las que se conservan algunos ejemplares.
Una de estas disertaciones sirvió de muestra a Tjarks para condensar una parte del pensamiento y los aportes de Belgrano en relación con lo agropecuario. La pronunció en junio de 1795 y trata sobre los "Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio en un país agricultor". (2)
Esa fue la primera oportunidad –afirma Tjarks–, en que "en el Río de la Plata un hombre" se dirigió "públicamente a sus semejantes para señalar las riquezas ocultas del suelo, menospreciadas hasta ese momento por las autoridades coloniales y por los mismos propietarios de la tierra, que reducían el valor de sus ganados al del producto de la corambre".
También fue la primera vez en que se demostró, "en forma orgánica, la necesidad de conocimientos teóricos para dedicarse al cultivo del suelo" y en que se hizo hincapié "en la falta de una escuela de agricultura".
En esa disertación, además, Belgrano aconsejó sobre la rotación y diversificación de los cultivos y la eliminación de las malezas, señaló la importancia de los abonos de índole animal y vegetal, y explicó la manera de mejorar suelos duros o ácidos, recomendando los cultivos experimentales.
Imagen que iniciaba el trabajo de Tjarks en IDIA
En sus referencias a la ganadería, el secretario del Consulado "no desechó la gran importancia que ya entonces tenía en nuestra tierra" ésta práctica e "hizo notar la necesidad de incrementar la cría del ganado lanar en el Río de la Plata y la conveniencia de proteger a la vicuña y la alpaca, cuya lana era tan cotizada en Europa que provocó la caza despiadada e irracional de estas especies en la zona andina".
Asimismo, Belgrano subrayó la importancia de forestar grandes extensiones de tierra como defensa contra la sequía y para lograr los importantes subproductos que los árboles proporcionan al hombre. "Al respecto, insistió sobre la efectividad de una legislación que impidiera la tala irracional, ordenando la reposición de cada árbol talado e incluso la plantación de una cantidad de ejemplares de la misma especie, que duplicara o triplicara el número de los cortados", señala Tjarks.
Forestación, conservación de suelos y de especies, cultivos experimentales –analiza la experiencia sobre el cultivo de lino y cáñamo–, control de plagas, mecanización, educación agropecuaria, divulgación, propiedad de la tierra y comercialización son algunos de los temas en los que profundizó Tjarks en su trabajo sobre el pensamiento y la acción de Belgrano respecto al mundo agropecuario. Era en virtud de tales antecedentes que podía definirlo como al auténtico precursor de nuestra riqueza agraria.
La historia era un ámbito familiar para Horacio Giberti. La institución que presidía en 1960 continuaba con la labor y los preceptos enunciados por Belgrano. Por eso podía decir, sin temor a equivocarse, que era un acto de justicia poner al INTA bajo su protección.
Tal vez hoy, 60 años después, como inteanos podamos repetir las palabras de Giberti: que el espíritu de Belgrano nos ilumine y su mirada nos vigile, que nuestra conducta no defraude sus ideales y sus luchas.
Referencias:
(1) Tjarks, Germán O. E. T., (1960). "Manuel Belgrano: el precursor de nuestra riqueza agraria". Revista IDIA, N° 150. pp. 5-32. El trabajo está acompañado por trece ilustraciones de Emeric Essex Vidal. El discurso de Giberti en pp. 3-4.
Germán Otto Emilio Tjarks de Boer (1919-1997) fue un historiador argentino. Al momento de escribir su trabajo para la revista IDIA, era doctor en Filosofía y Letras por la Facultad homónima de la Universidad de Buenos Aires, profesor asociado de Historia Argentina en esa casa de estudios y jefe del Departamento de Investigaciones y Estudios Históricos del Museo de la Casa de Gobierno. Posteriormente, emigró a los Estados Unidos, donde trabajó como profesor en la Universidad de Nuevo México, en el Departamento de Estudios Latinoamericanos. En 1975 se mudó a Costa Rica para trabajar en la Escuela de Historia de la Universidad Nacional. En nuestro país dedicó sus principales investigaciones al estudio del aparato administrativo del Virreinato del Río de la Plata. Sus trabajos han sido publicados en Argentina, Estados Unidos y Costa Rica. Su obra aún recibe la atención de los historiadores. Ver Schlez, Mariano, "La propuesta historiográfica de Germán O. E. Tjarks", Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Taller; Hacia el Bicentenario de la Revolución. De la primera a la segunda Independencia de Nuestra América; 2006, Cátedra Abierta de Estudios Americanistas - SEUBE. Para una muestra de su obra puede consultarse Tjarks, G. O. E. (1962), El Consulado de Buenos Aires y sus Proyecciones en la Historia del Río de la Plata. 2 Tomos. Buenos Aires, Argentina: Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
(2) Tjarks data la memoria en 1795. Véase IDIA, op. cit. p. 7-8. Sin embargo, en los documentos de la época figura que "Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio en un país agricultor" fue la "memoria que leyó el licenciado don Manuel Belgrano, abogado de los reales consejos y secretario por su majestad del real Consulado de esta capital, en la sesión que celebró su junta de gobierno en 15 de junio del presente año de 1796". Véase Instituto Nacional Belgraniano, (1993: 37). Para una visión coincidente con la de Tjarks sobre esta cuestión véase Navarro Floria, P., (1989: 109-110). Este trabajo tiene, además interesantes observaciones sobre El Consulado de Buenos Aires... de Tjarks.
Fuentes consultadas:
Instituto Nacional Belgraniano, (1982). Documentos para la Historia del General Manuel Belgrano, Tomo 1. Buenos Aires, Argentina: Instituto Nacional Belgraniano.
---------------------------------, (1993). Documentos para la Historia del General Manuel Belgrano, Tomo 2. Buenos Aires, Argentina: Instituto Nacional Belgraniano.
---------------------------------, (2016). Manuel Belgrano y la Economía Política: compilación documental, Buenos Aires, Argentina: Instituto Nacional Belgraniano.
Mitre, B., (1913). Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Tomo 1, Buenos Aires, Argentina: Biblioteca de La Nación.
Navarro Floria, P., (1989). Manuel Belgrano y el Consulado de Buenos Aires, cuna de la Revolución (1790-1806). Recuperado de https://www.yumpu.com/es/document/read/14061648/manuel-belgrano-y-el-el-consulado-de-buenos-aires-
Piglia, F. (2004). Los mitos de la historia argentina: La construcción de un pasado como justificación del presente, Tomo 1. Buenos Aires, Argentina: Editorial Norma.
“Artículo publicado en la Intranet Institucional del INTA por el equipo de Comunicación Interna de la Gerencia de Comunicación de la Dirección General de Servicios de Información, Comunicación y Procesos de ese instituto. La investigación y redacción es de Carlos Raúl Barragán, profesor en Historia por la UNMdP.
La nota es parte de la propuesta que impulsa el equipo de Comunicación Interna –coordinado por Clarisa Cámpora y del que Yanina Babington y Barragán forman parte–, denominada Comunidad INTA”.
3 de julio de 2020