En medio de la crisis financiera, buenas noticias
Informe de coyuntura Nº 18
La crisis cambiaria por su magnitud oculta información que vale la pena comentar. La pérdida de entre 15 mil a 20 mil millones de dólares que supone la sequía, dado que solamente la cosecha de soja, nuestro principal rubro exportador, se verá reducida a la mitad por la falta de lluvias, es de una magnitud insospechada. Repercute negativamente en distintos planos centrales de la vida económica y social del país. En primer lugar, disminuye el ingreso de divisas imprescindibles para la compra de materias primas necesarias para nuestra actividad industrial. En segundo lugar, reduce la capacidad que tiene el banco central para amortizar la deuda pública externa en dólares. El principal componente de esa deuda pública es el ilegal acuerdo de 57 mil millones de dólares concedido por el FMI al gobierno de Macri cuando este no tuvo más espacio para obtener financiamiento. Como todos recordarán, el acuerdo además fue concedido por el fondo a instancias del gobierno de Trump para posibilitar la reelección de Macri, según lo admitió públicamente el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. En tercer término, la caída exportadora reduce el ingreso fiscal en cantidades importantes (alrededor de 5 mil millones de dólares) en concepto de derechos de exportación. Y en cuarto término, esa disminución de ventas impacta negativamente sobre el nivel de actividad en el sector agrario, lo que implica caída de venta de maquinaria, fertilizantes, herbicidas, etc., además menos fletes para los camiones de transporte a puerto, y fuerte deterioro de la capacidad de consumo de productores ligados a la agroexportación. En síntesis, un verdadero desastre que no tiene parangón en los últimos cien años. Este panorama se agrava por las exigencias del Fondo, ahora imposibles de cumplir, y que están en proceso de rediscusión.
Pese a toda esta impactante debilitación de la actividad económica para el 2023, muy diversos datos del primer trimestre de este año anticipan mejoras en varios rubros claves que hasta ahora no parecen haberse contagiado de la crisis del sector externo. Las predicciones de crecimiento de la economía que, para el FMI y el Banco Mundial eran del 2% de aumento con respecto al año anterior, y del 3% según el Gobierno, se han convertido en datos negativos o a lo sumo de resultado neutral.
Si acudimos a lo ya disponible en información de este año, indica que la producción global siguió creciendo en el mes de enero en un 2,9% con respecto al mismo mes del año anterior, en febrero creció un 0,2%, por lo que el primer bimestre marcó una suma del 1,6% contra el mismo período del año anterior. El rubro industrial también tuvo signos positivos El Centro de Estudios de la Producción informó que en el primer trimestre de este año el sector se expandió un 1,9% en relación al mismo período del año anterior, y si se lo calcula con el primer trimestre del 2019, todavía sin los efectos de la pandemia, el alza fue del 11,4%. La actividad siguió estimulando el proceso de inversión, que está en su piso máximo en 14 años según afirma dicho centro. Y dentro del rubro industrial, el muy importante sector de las PyMEs, según lo informó la cámara industrial que las reúne (CAME) exhibió una suba de su actividad productiva de más del 5% entre el primer trimestre de este año y el del año pasado.
Es indudable que aún los datos de la realidad no se condicen con las predicciones negativas de información producida a nivel internacional y por diversos consultores económicos. Hay un par de sectores que vale la pena destacar dentro de la actividad industrial. La producción de acero creció en marzo significativamente, y, entre enero y marzo de este año se elevó en casi el 2% con referencia al año anterior. Según la información oficial, esta expansión tuvo que ver con el aumento de la actividad de la construcción, lo cual marca también un dato positivo al respecto. Así los despachos de cemento en el trimestre crecieron más del 3% con relación al año anterior.
Si acudimos a la situación del sector automotriz, el informe de las terminales habla de una expansión de casi el 30% de la producción de la rama en estos tres primeros meses.
Pero las buenas noticias no terminan ahí Un dato muy interesante está constituido por el volumen de transporte del sistema ferroviario de cargas, administrado por el Estado Nacional, y que se ha reactivado año a año en la actual gestión, producto de las inversiones tanto en el sistema de trazado de vías con sus complementos en señalamiento y aparataje eléctrico, y también resultó de la incorporación de rodaje modernizado. Con un millón cien mil toneladas en los dos primeros meses del año, la empresa carguera estatal alcanzó el mejor registro de su gestión, con un 88% de incremento con respecto al mismo período del 2019. El informe de la empresa comenta que la estrategia de diversificación de cargas, sumada a la competitividad tarifaria y a las inversiones en obras de infraestructura y material rodante, explican los resultados alcistas y consecutivos en lo que va de este año. El impacto ha sido muy beneficioso en las economías regionales, que durante el 2022 permitió movilizar más de 8 millones de toneladas de bienes hacia el consumo y la exportación, lo que supuso un 57% más de carga que el año anterior.
El proceso productivo sigue generando incremento del empleo. Los datos no llegan más que al cierre del 2022, cuando la actividad económica ya mostraba signos de disminución en el ritmo de su expansión
Como resultado del aumento en la cantidad de puestos de trabajo, se llegó a una tasa de desocupación de 6,3% en el último trimestre del 2022, la más reducida de los últimos cinco años.
El incremento del empleo, sin embargo, se caracterizó por un deterioro en su calidad Entre los últimos trimestres de 2019 y de 2022, la cantidad de puestos de trabajo creció en términos netos casi 1,1 millones, de los cuales 480.000 fueron puestos asalariados no registrados. La proporción del trabajo informal añadido en el citado periodo (en torno al 41% del total) es la más elevada de todo el ciclo bajo análisis
A la vez continúa persistiendo el retraso del salario real, fenómeno negativo en el contexto del escenario social.
El crecimiento económico y del empleo con descenso de la desocupación no se ha reflejado positivamente en los ingresos de las y los trabajadores. El poder adquisitivo del ingreso laboral promedio sufrió una reducción de 8,6% entre el cuarto trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2022. Más aún, dado que el ingreso laboral ya había sufrido un deterioro aún más fuerte durante la crisis socioeconómica de 2018 y 2019, cuando se compara el valor del último trimestre de 2022 con el del mismo trimestre de 2017, la caída real resulta del 26,3% (CIFRA, informe de coyuntura, abril de 2023).
Frente a las serias dificultades cambiarias, el panorama interno no exhibe todavía los signos de deterioro productivo previstos por consultoras de plaza y organismos internacionales.
Informaciones muy recientes ratifican lo arriba expresado. En el sector industrial se destaca el impulso creciente de la producción de vehículos en las terminales automotrices instaladas y que tuvo lugar en el mes de abril. Según el último informe de la Asociación de Fábricas de Automotores, en dicho mes se produjeron 54.339 unidades, que equivale a un crecimiento del 34% respecto del alcanzado en el mismo mes del 2022 y que se expresó con un indicador aún mayor en el volumen producido en el primer cuatrimestre del año con un 27% de aumento confrontado con el mismo período del 2022. Esta cantidad de vehículos ensamblados muestra un comportamiento mayor que el esperado por dicha asociación de fabricantes, y que se refleja tanto en la entrega al mercado interno como al exportador. El otro comportamiento destacable es el de la evolución de la venta de maquinaria agrícola según lo consigna la Asociación de Concesionarios de Automotores. El informe de dicha asociación empresarial consigna que pese al fuerte impacto negativo de la grave sequía algunos rubros han seguido creciendo frente a otros que han sufrido reducciones en su producción como natural consecuencia de la caída de la producción agrícola. Es el caso de los tractores que han experimentado un nivel de demanda con niveles similares a los del año pasado. En cambio, las cosechadoras sufrieron una caída del 15% en la relación de ambos cuatrimestres frente a las ventas de pulverizadoras que subieron en este mes de abril un 6% con respecto a igual mes del año pasado. El informe de la asociación de concesionarios comenta que “es probable que los productores continúen invirtiendo en la producción y el uso de tecnología” lo que supondría que la demanda muestra luces y sombras probablemente por el gran colchón acumulado en los últimos años por el sector. En su conjunto, toda la actividad metalúrgica siguió creciendo, según informó la Asociación de Industriales Metalúrgicos, luego de consignar que la rama se expandió en marzo el 1,1% en términos interanuales y que acumuló un crecimiento del 1,6% durante el primer trimestre del año. De este modo la actividad del sector se sigue manteniendo por encima de los niveles del 2019, expansión que impactó en el nivel de empleo que aumentó el 2% en el primer trimestre del 2023. Por último cabe consignar el comportamiento de la actividad pesquera en el período trimestral entre enero y marzo de este año que refleja un aumento de más del 5% con respecto a igual período del año anterior.
Toda esta información es preciso cotejarla en términos provisorios en cuanto a la tendencia general del año, pero pese a que hay rubros con desempeño negativo, aparecen otros que todavía conservan signo positivo por lo que es altamente prematuro formular un pronóstico concluyente.
En la misma dirección que apuntamos precedentemente, otro signo que agrega aún más incertidumbre es el de la recaudación tributaria. La del mes de abril cayó casi el 8% en términos reales, fruto básicamente del descenso de los derechos de exportación. Estos cayeron nada menos que el 48% en el mes de abril de este año en relación a igual mes del año pasado. Pero, en cambio, las cifras que entregó la Secretaría de Hacienda indican que el rubro IVA DGI, es decir, el que consigna la recaudación tributaria del impuesto a las transacciones globales de la economía y marca claramente el nivel de consumo de las personas en marzo y la capacidad de pago de las empresas en abril, creció en este último mes en un 130% con respecto al mismo mes del año pasado. Como es preciso deflacionar este dato por el incremento interanual de los precios, el dato citado nos habla de un incremento neto, libre del efecto inflacionario, en torno al 12%. Esta conformación estadística es concluyente. Al cuarto mes de este año y a un ritmo muy aceptable la actividad económica se sigue ampliando, lo que es una información alentadora.
Es de esperar que las negociaciones con el FMI para cambiar las metas y allegar dólares frescos, y con Brasil para importar insumos y bienes de producción desde ese país sin utilizar dólares, posibiliten que la tan anunciada recesión no tenga lugar a la par que se adopten urgentes y necesarias medidas de recomposición de ingresos de la fuerza de trabajo, tanto la formal como la informal. Ello no solo será una decisión política impostergable, sino permitirá alentar el aumento del consumo para escaparle, si fuera factible, a la recesión