El objetivo principal del oficialismo parece ser llegar al final del mandato sin una explosión cambiaria; hecho que generaría una situación de caos social. Massa, como la facción más pro-establishment y más cercana a EE.UU. del oficialismo, fue puesto con el objetivo de evitar esa catástrofe. Sin embargo, a pesar de la elección de un candidato pro-mercado, y de aceptar algunas de las condicionalidades propuestas por el FMI, el objetivo no está garantizado. Si consideramos la dinámica de reservas de los últimos dos meses, incluso en un escenario optimista en el que el nuevo dólar diferencial ayude a recaudar los U$S 2.000 estimados por el propio gobierno y teniendo en cuenta los desembolsos del FMI acordados recientemente lleguen después de las PASO, la necesidad de divisas de cara a fin de año es muy elevada y sostener el nivel de actividad e importaciones parece cada vez más difícil.

El escenario actual muestra la paradoja en donde la actividad económica cae, los salarios no logran ganarle a la inflación, pero el nivel de importaciones se sostiene. Este hecho se explica en parte por el cambio transitorio en la composición del producto de este año que eleva aún más la elasticidad-ingreso de las importaciones. Mientras que la caída de la actividad se explica casi en su totalidad por el sector primario –que presenta un bajo coeficiente importador– otros sectores más intensivos en importaciones y/o en trabajo muestran crecimientos sostenidos desde la salida de la pandemia, lo que profundiza los problemas históricos ligados a la restricción externa.

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^{Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) - julio de 2023}