A los negros, si no los mata el huracán los matará la Guardia Nacional o el Ejército de los EEUU
El panorama después de una batalla con más de 10.000 muertos debe ser realmente terrible. El paso del huracán Katrina por el Sur de los Estados Unidos, especialmente por la ciudad de Nueva Orleans, lo ha sido mucho más. Aquí -en esta batalla individual contra la naturaleza entre la indiferencia y la desaparición total de los componentes locales, estatales y federales de un gobierno "para todos"- los generales estaban muy lejos, los oficiales escaparon tranquilamente sin dejar instrucciones, y los "combatientes" no se conocían el uno al otro ni tenían ninguna bandera común. No estaban organizados para resistir el embate y apoyarse entre sí. En realidad, llevaban muchos años sometidos a un proceso deliberado que había destruido todos los vínculos entre ellos. Muchos, los más pobres, los negros, tenían las manos atadas; desde siempre vivían en el más absoluto desamparo. Una vez desapareció el enemigo Katrina, los oficiales huidos volvieron con gente armada y los tirotearon de nuevo. Katrina, además de un huracán devastador que ha sembrado muerte y desolación, ha sido también un descubridor implacable y un profeta cruel...
Primer descubrimiento: El Sistema, indiferencia y crueldad
Al principio hubo una matanza por el viento y el agua. Nadie organizó la fuga o el refugio. Ni autobuses ni camiones para las decenas de miles que no tenían transporte alguno. La población sólo recibió consejos.
El sistema funcionó discriminando. Para vergüenza de los EEUU y de los países "civilizados" que consideran a ese país como modelo, al otro lado del mundo, en China, un país mucho más pobre, el gobierno ha evacuado a más de un millón de personas, ante la amenaza de un tifón.
Después vino otra matanza por el abandono. Nadie acudió en ayuda de nadie. En Nueva Orleáns, en los estados destrozados por el viento y barridos por el agua, los seres humanos esperaron muriendo. Lo sagrado antes que lo profano. Ninguna autoridad organizó ni autorizó la apertura de grandes superficies, supermercados y tiendas, para abastecer a millares de seres humanos que se morían de sed y de hambre (*). La organización local, estatal y federal desapareció por completo.
Finalmente llegó el ejército a restablecer el "orden sagrado". Guardias nacionales y soldados armados hasta los dientes para matar a los desesperados que buscaban agua y alimentos. Algunas unidades habían aprendido a hacerlo en Iraq. A matar les animaba desde el primer día y a voz en grito la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco: "Contamos en Nueva Orleans con 300 soldados de la Guardia Nacional de Arkansas, acaban de regresar de Iraq y están bien entrenados. Estarán bajo mis órdenes para recuperar el control de la seguridad en las calles. Están equipados con fusiles de asalto M-16 cargados. Saben disparar a matar, y estoy segura de que lo harán si es necesario". Los negros de Luisiana conocen el discurso y saben mucho de las referencias ocultas.
Las informaciones disponibles hasta ahora permiten afirmar que la inmensa mayoría de los "saqueadores" eran personas luchando, en condiciones extremas, por la supervivencia. Posiblemente alguno de ellos se aprovechó de la necesidad y vendió alimentos robados. Estos eran, precisamente, los más integrados en la "organización social" responsable de los niveles alcanzados por la catástrofe humana que causó Katrina.
Falsimedia, rastrera con el poder, calculadora y mentirosa, no tuvo inconveniente alguno en lanzar a los cuatro vientos la alarma de saqueos -animando a las autoridades a reprimir- mientras ocultaba la realidad aplastante del absoluto abandono de la población. (**).
La tónica general fue la misma en todos los grandes medios:
"La violencia, los saqueos y el caos se han apoderado de la ciudad ahogada de Nueva Orleans. Las autoridades se vieron ayer obligadas a suspender la evacuación de los miles de personas que están atrapadas sin salida, sin agua y sin comida, después de los tiroteos contra los helicópteros militares que están siendo utilizados para trasladar a los afectados. Otro tiroteo obligó a suspender la evacuación de heridos de un hospital de Nueva Orleans.
Los cadáveres empiezan a pudrirse en las calles anegadas y los muertos pueden ascender a miles, según la gobernadora de Luisiana. El presidente de EEUU, George W. Bush, aseguró que se iba a adoptar una política de "tolerancia cero" contra el desorden después del paso del huracán Katrina."
Segundo descubrimiento: El Sistema, la mentira, la militarización social.
Las autoridades en los EEUU no tienen ni el más remoto miedo a la supuesta gran amenaza: "una catástrofe originada por un ataque terrorista".
Sus previsiones para una situación de este tipo son completamente nulas.
El gran ministerio de Seguridad Interior no es otra cosa que un ente de coordinación de la vigilancia de la población, especialmente de los inmigrantes.
Su único dispositivo conocido es una "red de soplones" que han puesto en marcha en algunas grandes ciudades.
Hace pocos días, Bush, acosado por el ya inminente descalabro en Iraq volvía a su discurso favorito:
"Combatimos fuera para no tener que combatir contra el terrorismo en nuestras ciudades".
Acosado ahora por su enorme responsabilidad ante el apocalipsis en Nueva Orleans, Luisiana y Misisipi, George W. Bush intenta aplicar el "esquema humanitario" de la lejana Afganistán.
Descubierta la absoluta inexistencia de medios civiles, militarizada la Guardia Nacional y trasladada a la guerra de Iraq, el presidente de los Estados Unidos ha optado por militarizar la respuesta al desastre. No
puede llamar al ejército amarrado a la aventura iraquí.
George W. Bush ha pedido ayuda a la OTAN.
(*) Fue la generalización trágica y real de la aplicación de la filosofía del coronel que en la película de Stanley Kubrick, Teléfono rojo,duda entre violentar una máquina de coca-cola para conseguir una moneda y salvar al mundo de una catástrofe nuclear.
(**). El País. Titular a toda plana del jueves 1 de septiembre: "EEUU se vuelca con las víctimas del Katrina". La entrada en la primera plana dice: "EEUU lanza una gigantesca operación para rescatar a las victimas del huracán Katrina".
En la entradilla dice: "las fuerzas de seguridad tuvieron que enfrentarse a un nuevo enemigo, el pillaje, que se extendía por varias de las zonas afectadas"