Bush defiende su política exterior
En su discurso anual sobre el Estado de la Unión, Bush dijo que cada paso que se de hacia la democracia en el mundo hace a EE.UU. un país más seguro.
Según el mandatario, las elecciones celebradas en Afganistán e Irak demuestran que avanzan la democracia y la libertad.
Ante las dos cámaras del Congreso, Bush aseguró que la futura seguridad de Estados Unidos depende de la continuidad de su propósito de "terminar con la tiranía en el mundo", por lo que "no se retirará, y nunca se rendirá frente al mal".
Advirtió que no se ha olvidado de países como Siria, Zimbabue, Corea del Norte e Irán, porque, afirmó "las demandas de justicia, y la paz de este mundo, también requieren su libertad".
"En este año decisivo ustedes y yo tomaremos decisiones que determinarán tanto el futuro como el carácter de nuestro país", declaró el presidente de EE.UU.
Irak, Irán
Bush admitió que en Irak el trabajo se ha hecho difícil, pero aseguró que Estados Unidos está ganando la guerra.
Indicó que una de las principales fuentes de oposición a la libertad es el Islam radical, al que llamó la perversión de una fe noble hacia una ideología de terror.
"La única manera de derrotar el terrorismo es derrotando su oscura visión de odio y temor ofreciendo la esperanzadora alternativa de la libertad política y el cambio pacífico".
Bush se defendió de los ataques demócratas que piden el fin de la guerra en Irak, diciendo que "un retiro súbito de nuestras fuerzas de Irak podría abandonar a nuestros aliados iraquíes a la muerte y la cárcel".
En cuanto a Irán, el mandatario estadounidense atacó lo que llamó una pequeña elite clerical que reprime al país.
"El gobierno iraní está desafiando al mundo con sus ambiciones nucleares y las naciones del mundo no deben permitir que el régimen iraní consiga armas nucleares", dijo el presidente durante su discurso ante el Congreso.
Afirmó que EE.UU. seguirá con su objetivo de unir a la comunidad internacional para hacer frente a amenazas como las que supuestamente plantea Irán.
En la actualidad, el mandatario estadounidense se encuentra en el nivel de popularidad más bajo de su presidencia: 41% según encuestas presentadas por la prensa, el peor -a esta altura del segundo gobierno- para un presidente desde los tiempos de Richard Nixon.
Adicción petrolera
En el inicio de un año electoral crítico para los republicanos, Bush también se refirió a problemas nacionales durante su discurso anual ante el Congreso.
Se quejó de que los estadounidenses son "adictos al petróleo".
Consideró que el país deberá liberarse de su adicción "mediante la tecnología", y anunció que buscará un aumento del 22% de financiamiento para la investigación energética, incluyendo la nuclear y la renovable.
Afirmó que intentará reducir las importaciones estadounidenses del petróleo de Medio Oriente en un 75% para el año 2025.
Y abogó por mayor investigación para la producción de autos que no contaminen el ambiente, y que funcionen con hidrógeno o etanol.