Deuda pública
Fuente: La Nación
WASHINGTON.- Joseph Stiglitz recibió el Premio Nobel de Economía en 2001. Su libro más reciente es "Free Trade For All" (Libre Comercio para Todos) con Andrew Chalton. Habló con el editor de Global Economic Viewpoint, Nathan Gardels, el viernes seis del actual.
Nathan Gardels: - Esta semana pasada Argentina pagó por adelantado su deuda al Fondo Monetario Internacional, y el presidente Néstor Kirchner dijo que ya no negociaría con el Fondo Monetario Internacional porque sus condiciones son demasiado onerosas. La Argentina se ha puesto de pie bajo las políticas anti-Fondo Monetario Internacional de Kirchner. ¿La Argentina es un modelo de cómo deben tratar con otros con el Fondo Monetario Internacional?
Joseph Stiglitz: -Dicho sintéticamente, sí. Esto tiene dos dimensiones: la política y la económica. La dimensión política tiene que ver con el resentimiento por la invasión de soberanía. Fueran sus consejos buenos o malos, la manera arrogante y prepotente con la que el Fondo Monetario Internacional ha interactuado con los países deudores ha sido atroz y por ello fue rechazada. Yo he visto de cerca lo atroz que puede ser esta actitud de "médico de cabecera".
Hemos visto, por tanto, que aplicaran o no los consejos del Fondo Monetario Internacional una serie de países deudores le pagaron al Fondo Monetario Internacional en cuanto pudieron. Lo vimos en los casos de Tailandia, Brasil y Corea. Malasia se ha alejado por completo del Fondo Monetario Internacional.
Lo interesante en el caso de la Argentina es que está dispuesta a pagar un precio por negarse a seguir tratando con el Fondo Monetario Internacional: los nuevos préstamos que reciben de Venezuela deben devolverse con una tasa de interés más alta que la que cobraba el FMI. La Argentina dice básicamente que el precio que pagaba por la intervención del FMI era mayor que el valor de las tasas de interés más bajas.
En términos económicos, la Argentina ha hecho bien porque, correctamente, rechazaron las políticas de ajuste fiscal y monetario del FMI por considerarlas totalmente equivocadas. De aplicarse hubiesen llevado a la Argentina a la recesión o algo peor y favorecían a los países e instituciones acreedoras por encima de la Argentina, del mismo modo que la política del Fondo Monetario Internacional en general favorece a los acreedores por sobre los países en desarrollo.
La parcialidad del FMI en el caso de la Argentina era totalmente claro. Luego de que la Argentina logró el acuerdo con un 75% de sus acreedores respecto del repago de su deuda, ¡increíblemente el FMI insistió en lograr un mejor trato para el 25% que se resistió! Como política esto simplemente es equivocado. Nadie jamás acordaría si supiera que resistiendo obtendría un mejor acuerdo.
Esto era tan descaradamente a favor de los acreedores, en todo el mundo en desarrollo el Fondo Monetario Internacional perdió la poca credibilidad que le quedaba. El mensaje del Fondo Monetario Internacional fue: "No negocien, den a los acreedores lo que quieren".
-Algunos críticos temen que tras el sentimiento anti-FMI en la Argentina y otras partes de América latina se esconde el fantasma del populismo a la antigua y el rechazo de la disciplina económica corporizada pro el FMI. Jorge Castañeda, ex ministro de Relaciones Exteriores mexicano, divide a América latina entre la "izquierda sensata" de Brasil y Chile y la "izquierda irresponsable" de la Argentina, Venezuela y ahora Bolivia bajo Evo Morales. Castañeda teme que los líderes de estos últimos países mantendrán su popularidad a toda costa, controlando las fuentes de ingreso, se trate del petróleo, el gas o el repago de la deuda externa. "Esta izquierda es desastrosa", dice. Sus gobiernos, tal como en el pasado, llevarán a inflación, mayor pobreza y desigualdad". ¿Comparte estas preocupaciones?
Yo lo diría de otro modo. Si se mira el ejemplo de Venezuela, lo que dice es que negociando duro y con firmeza con las petroleras se consiguen mejores acuerdos. En todo el mundo muchos países en desarrollo han tenido que aceptar acuerdos espantosos. La parte del valor de sus recursos que han estado recuperando para sus pueblos ha sido relativamente baja.
Malasia trajo gente para ayudar a entender cómo administrar una petrolera, pero tiene la propiedad total. Ahora -las evidencias lo demuestran- obtiene mucho más de sus recursos que si estuvieran en manos extranjeras. Bolivia ha hecho tratos bastante malos con su gas natural. Pueden conseguir algo mejor, que es lo que Evo Morales dice que quiere lograr.
Si la Argentina hubiese cedido al Fondo Monetario Internacional hubiera logrado un acuerdo mucho peor en las negociaciones de su deuda. Si hubiesen contratado al FMI como su negociador hubiesen salido realmente jodidos (N. del T.: screwed en el original).
De modo que, ¿qué tiene de malo negociar? Ahora si populismo quiere decir preocuparse por cómo le va a los dos tercios de la población en peor situación, entonces el populismo no es algo malo. Dos tercios de los venezolanos vivían en la pobreza bajo el viejo sistema. No ganan nada con la vieja política económica. Puede ser que el producto bruto interno creciera, pero no les tocaba nada de eso.
Por supuesto que es preocupante si estos nuevos líderes de izquierda en América latina consideran que no hay leyes económicas. Si dicen: "Puedo dar a la gente lo que necesita" sin tener los recursos, eso es un problema. Pero la pregunta es si el ajuste del Fondo Monetario Internacional es lo único coherente con la buena política económica. La respuesta a eso es un no rotundo.
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Traducción: Gabriel Zadunaisky