Admiten que la presión tributaria llegó al nivel más alto de la historia
Está, en promedio, en 30%; aunque para algunos sectores puede superar el 40%.
Autor:Jorge Luis Velázquez
Fuente:Clarín
Cuanto se paga en impuestos.
La presión tributaria llegó a 30% del PBI y está en el nivel más alto de la historia argentina. Esta afirmación es aceptada tanto por los funcionarios como por los economistas. Pero ese fenómeno —que alude a cuánto se paga de impuestos en relación con el nivel de actividad económica— es objeto de lecturas contradictorias. Para el Gobierno, está en la medida justa que se necesita para cubrir los gastos del Estado. En cambio, para la óptica de las empresas es tan alta que quita incentivos para invertir.
Esta es la raíz del debate que se registró ayer durante la presentación del libro La presión tributaria sobre el sector formal de la economía, elaborado por economistas de la Fundación FIEL. "Nunca se pagaron tantos impuestos en la Argentina", alertó ayer Daniel Artana, uno de los autores del trabajo.
Del otro lado se plantó el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Alberto Abad, quien llevó la discusión fuera del terreno estrictamente económico: "La presión tributaria no es buena ni mala, ni alta ni baja. Es un imperativo social antes que económico, ya que es la herramienta que elige un Estado para financiar sus necesidades".
Abad apeló a una referencia filosófica e invitó a la audiencia a "mirar del otro lado de la naranja y no quedarnos en las apariencias". Y completó su razonamiento con el siguiente ejemplo: "En otra época el gasto público se financió con emisión monetaria y terminó en hiperinflación. Luego se cubrió con endeudamiento hasta que caímos en cesación de pagos. Por eso, lo mejor es apelar al cobro de los impuestos como financiamiento genuino".
Artana aceptó ese criterio a regañadientes, ya que planteó que el nivel actual de presión tributaria está asentado en la aplicación —posterior a la crisis de 2001— de dos impuestos que suelen considerarse daninos para la economía: las retenciones a las exportaciones y el impuesto sobre las transacciones financieras.
Además, del trabajo de FIEL surge también que las empresas que trabajan totalmente "en blanco" están sometidas a una presión tributaria mayor al 30% promedio: en algunos casos muy específicos puede trepar hasta el 44,8 por ciento.
"La cifra que maneja la AFIP sobre presión tributaria es un promedio, que incluye la actividad formal y la informal. Pero si se analiza específicamente al sector de negocios, la presión es mucho más elevada", explicó Sebastián Auguste, otro de los economistas de la fundación.
Así, precisó que la diferencia entre los impuestos que pagan los sectores formales y los informales asciende a 122%: un 37,3% de las actividades "en blanco" contra 16,8% de las que se desarrollan "en negro".
La réplica de Abad fue directamente al hueso de estos argumentos. "Cuidado —dijo— no creamos que los formales de la economía lo son tanto como parecen. En realidad este sector es el que apela a las prácticas más sofisticadas para pagar menos, porque tiene recursos para pagar asesoramiento de primer nivel".
Y entre esas supuestas prácticas —que Abad calificó como de tercera generación— enumeró el uso de los paraísos fiscales, las sociedades off shore y la falsificación marcaria.
Por otro lado, el jefe de la AFIP se valió de algunas comparaciones internacionales para sostener que "los países a los que les va mejor son los que tienen mayor presión tributaria; y nosotros estamos en 30,4%, siete puntos abajo de Brasil y del promedio de los países desarrollados".