Bolivia: los errores de Evo
Es cierto que la oligarquía nativa y el capitalismo foráneo anhelan destruir el proceso de profundización de la democracia, abierto el 18-XII-05 y que no toleran la presencia de un mandatario que representa, en gran medida, a los excluidos por siglos de colonialismo interno. Confundir ambas posiciones implica una lamentable miopía política.
Estimamos que para el movimiento popular la derrota de Evo significará repetir la tragedia del país oprimido, que no pudo defender los espacios de liberación nacional ya conquistados. De esta manera, después de la primera nacionalización del petróleo, de 1936, capturaron el poder los gobiernos antinacionales de Quintanilla y Peñaranda. Luego del patriótico régimen de Villarroel, advino el sexenio rosquero. La revolución de 1952, fue traicionada desde dentro por el MNR, lo que abrió paso al barrientismo pro norteamericano. El golpe banzerista de 1971, fue la respuesta foránea al proceso Ovando – Torres, que nacionalizó el petróleo e instaló los hornos de fundición de estaño. El tímido nacionalismo de la Unidad Democrática y Ppular (UDP) fue barrido por el neoliberalismo de Paz Estensoro, Bánzer y Paz Zamora. Esta reedición real del “mito de Sísifo” no debería repetirse. El gobierno actual necesita rectificar sus incoherencias para impedir que la resistencia popular vuelva a punto cero.
Por lo anterior, decimos que no es coherente que, quince meses después de llegar al Palacio “Quemado”, un régimen que se dice antiimperialista continúe enviando tropas al Congo y Haití, dentro de los programas militares de Naciones Unidas, que, como sabemos, son una prolongación de la geopolítica norteamericana. Recordemos que soldados del país participaron en la masacre a civiles en un barrio pobre de Puerto Príncipe el 22 de diciembre pasado. Es intolerable que, en ese mismo lapso, no se hubiera aprobado el Proyecto de Ley de Investigación de Fortunas, que presenté, en sus puntos básicos, en 1990. Entre tanto, la corrupción se mantiene en la Administración Boliviana de Carreteras, Servicio de Caminos, Servicio de Impuestos Nacionales, Aduanas y otras entidades vitales para la sociedad. La corrupción tolerada en esferas oficiales es intolerable.
Es incompatible propugnar la Patria Grande bolivariana, con posiciones del MAS dentro de la Asamblea Constituyente que tratan de astillar a la República, como la reconstrucción de 39 naciones originarias y la reterritorialización de Bolivia dentro de un nuevo Estado plurinacional. Lo anterior es música celestial para los agentes del separatismo oriental que, en septiembre pasado, fundaron en Guayaquil, con delegados de esta región ecuatoriana y del Estado venezolano de Zulia la “Confederación Internacional por la Libertad y Autonomía Regional”de América Latina, financiada por petroleras que ansían controlar importantes campos de gas y petróleo de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Lo anterior no implica desconocer el enorme valor de nuestras culturas milenarias, cuyas mejores tradiciones deben formar parte del país unido que anhelamos construir.
Evo necesita comprender que no se puede gobernar rodeado de un entorno que no respeta a los dignatarios de Estado. El hecho de que un asesor “técnico” hubiera manejado todas las negociaciones con las petroleras por encima de Ministros de Hidrocarburos y Presidentes de YPFB demuestra lo afirmado. El Presidente está facultado para destituir a sus colaboradores cercanos, pero debe explicar la causa de sus decisiones, a fin de no dañar la imagen de personas que merecen respeto, como el ex Ministro de Minería, Guillermo Dalence, o del ex cónsul general en Chile, José Enrique Pinelo. No es coherente pedir a los “Ponchos Rojos” que empuñen las armas (como hizo Alvaro García Linera) y celebrar nostálgicos homenajes al foquismo guerrillero, para después pedir respaldo a las FFAA, a las que, en teoría, se reconoce su papel fundamental en la vida nacional.
En materia petrolera, los errores del MAS han alcanzado niveles incontrolables. El derechista “PODEMOS”, pese a la vinculación de varios de sus parlamentarios con las transnacionales, ha amortiguado, así sea por oportunismo y demagogia, algunos de los excesos de los contratos petroleros, como la falta de información transparente en “costos recuperables”, presentados por las petroleras. En esta confrontación, Evo ha amenazado con huelga de hambre, además de convocar a los movimientos sociales en defensa de contratos que por extraños artilugios determinan que los beneficios de YPFB disminuyen a medida que la producción aumenta.
Los ingresos promedio para el país, con los nuevos contratos fluctuarán entre el 51 y el 74 % (Mauricio Medinacelli), manteniendo, con pocas variantes, el nivel establecido por la Ley 3058 de 17-5-05, lo que implica un retroceso respecto del frustrado Decreto de Nacionalización de 1-05-06 y está muy lejos del 96 % de renta petrolera que, según Manuel Morales Olivera y García Linera se había logrado con los acuerdos mencionados, a los que calificaron como “los más duros del mundo”. Lo cierto es que el gobierno avanzaría más si sus altos dirigentes mintieran menos.
Fuente: La Haine - 15.04.2007