Obama y el futuro de la política exterior estadounidense: una mesa redonda
AMY GOODMAN: Hoy presentamos un debate sobre la política exterior de Obama, especialmente la relacionada con los lugares en conflicto en Medio Oriente, Sureste de Asia, Africa y América Latina. Hablamos sobre las preocupaciones y expectativas de aquellos que viven en estos países que están en la mira de la política exterior estadounidense. Estamos en contacto via telefónica y por video stream con diversas personas alrededor del mundo. Desde Gran Bretaña, recién regresado de Estado Unidos, se comunica via telefónica con nosotros John Pilger, periodista de investigación, documentalista y escritor australiano. Su libro más reciente se titula, “Freedom Next Time: Resisting the Empire” (Libertad la próxima vez: resistiendo al Imperio) y su película más reciente es “The War on Democracy” (La guerra contra la democracia).
Y se encuentra en nuestro estudio Mahmood Mamdani, profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia. Ha escrito extensamente sobre las políticas post-coloniales en África y su libro más reciente se titula “Good Muslim, Bad Muslim: America, the Cold War and the Roots of Terror” (Buen musulmán, mal musulmán: Estados Uniods, la guerra fría y las raíces del terrorismo). Su artículo más reciente para la revista The Nation se centra en los eventos recientes ocurridos en Darfur y se titula “The New Humanitarian Order” (El Nuevo Orden Humanitario).
Comenzamos con John Pilger desde Gran Bretaña. Acabas de estar en Estados Unidos, en Houston, y ahora estás de vuelta en Londres. ¿Cuál es tu opinión sobre la elección de Barack Hussein Obama como presidente de Estados Unidos?
JOHN PILGER: Mi primera reacción es que cualquiera sería preferible a Bush y a su gobierno. Luego de haber vivido la noche de las elecciones en Estados Unidos y después de ver la respuesta aquí, creo que ya es hora de asumir el análisis y el pensamiento crítico, y que aquellos de nosotros que queremos pensar en ese sentido, que queremos pensar críticamente, realmente deberíamos empezar a abordar esta respuesta emocional más bien manipulada. No quiero en absoluto poner en duda la sinceridad de la gente del resto del mundo que habló sobre la elección de Obama, pero creo que la reacción que se acaba de mostrar de Medio Oriente es mucho más realista y se acerca a la verdad. Creo que tenemos que pensar que Obama es un hombre del sistema. Michael Moore estaba en lo correcto el otro día cuando dijo que esperaba que Obama incumpliese todas las promesas de su campaña electoral, como suelen hacer los políticos, porque todas sus promesas, especialmente en términos de política exterior, son una continuidad de lo mismo. E incluso si se regresa a lo que se suele llamar un mundo multilateral, creo que tiene que haber un análisis crítico sobre una posible vuelta a la pretensión de Estados Unidos de cumplir el papel de pacificador del mundo. Tuvimos que soportar esto durante los años de Clinton. Y no creo que el resto del mundo tenga que seguir soportando esto ahora con Obama, de manera tal de que se de una continuidad, si se quiere, del uso del liberalismo político como una ideología de guerra, divisora, usada para destruir al liberalismo como realidad…porque esto es lo que pasó bajo los llamados “presidentes liberales”, desde Kennedy hasta Clinton, presidentes demócratas. Y el presidente electo, Obama, ya nos sugirió con sus promesas de campaña que va a continuar con esto, que va a continuar con los bombardeos en Pakistán y Afganistán.
Alguien me preguntó…de hecho, fue mi hija, con quien estaba hablando esta mañana poco después de haber descendido del avión que había tomado en Houston, la que dijo: —“¿Y qué tal las cosas por allí?” Y estábamos conversándolo y le dije, “Bueno, supongo que es cuestión de preguntarle a un niño afgano qué siente al ver a su familia destruida por una bomba de 500 libras diseñada para destruir todo tipo de bunker, que fue lanzada por Estados Unidos y por el Presidente Obama, si es que Obama decide continuar con esta guerra”. Creo que esta es la realidad que vamos a tener que empezar a discutir inmediatamente después de celebrar, y de haber celebrado correctamente, la elección del primer Presidente afro-estadounidense del país.
JUAN GONZALEZ: John Pilger, ¿qué signos esperarías ver en estos días, ahora que Obama entra en el período de transición, que pudiesen indicar una distancia o incluso una ruptura con el neoliberalismo de los años de Clinton?
JOHN PILGER: Bueno, es difícil de saber. Romper con los años de Bush va a ser lo primero, y supongo que hacer una ruptura con los años de Bush significa hablar con la gente y negociar realmente. Pienso que romper con los, digamos, años demócratas –y con los de Bush, claro—, con la época de Clinton, significaría darnos una señal de que la máquina ideológica, rapaz y bélica construida y reforzada durante tantos años, especialmente durante los ocho años de Bush…que esta máquina ideológica no significa la pérdida del poder del voto. Ciertamente, esta es la cuestión central, que existe un consenso ideológico que ha sido construido durante el período de Bush. Ahora bien, Obama ha sido elegido, pero ¿estos votos van a permitir que el nuevo Presidente sea más fuerte que esta máquina ideológica? Durante la campaña electoral no hubo diferencias apreciables entre McCain y Obama en temas de política exterior. Ciertamente, Obama fue más lejos. Hasta llegó a decir que Jerusalén es la capital de Israel. Amenazó a América Latina. Algunas veces, hasta parecía ir más allá del propio Bush. Y, por supuesto, alguna gente, los llamados “realistas”, dirán que no con la cabeza y añadirán: “Bueno, pues, tiene que hacer esto”. Y, volviendo a tu pregunta, creo que si de verdad Obama quiere mostrar que es diferente, va a tener que comenzar por desmantelar esta máquina, por ejemplo, volver atrás con su promesa de continuar con el embargo a Cuba, abandonar esa postura; acercarse a los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, los cuales se encuentran bajo ataque encubierto por parte de Estados Unidos; va a tener que encarar la realidad de que la guerra de Afganistán es una guerra colonial; y no permitir que la llamada “retirada de Irak” se convierta en una farsa, no permitir que se dejen bases militares permanentes. Cualquier cambio en uno de estos puntos indicaría que Obama es realmente diferente.
AMY GOODMAN: Estamos conversando con John Pilger. Su último libro es Freedom Next Time: Resisting the Empire (“Libertad la Próxima Vez: Resistiendo el Imperio”), y su película más reciente es The War on Democracy (“La Guerra contra la Democracia”). Cuando regresemos, vamos a continuar con nuestro recorrido por el mundo, recogiendo algunas opiniones acerca del nuevo presidente de Estados Unidos, el Presidente electo Barack Obama. Esto es Democracy Now! Regresamos en un minuto.
[pausa]
AMY GOODMAN: Hoy estamos de viaje por el globo terráqueo en busca de reacciones a la elección de Barack Obama. De padre keniata y madre de Kansas, Obama nació en Hawaii y creció entre Indonesia y Hawaii.
Conversamos ahora con Mahmood Mamdani, Profesor de Gobierno y Antropología en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente se titula “Good Muslim, Bad Muslim: America, the Cold War and the Roots of Terror” (Buen musulmán y mal musulmán: Estados Unidos, la Guerra Fría y las raíces del terrorismo). Su artículo más reciente para la revista The Nation se titula “The New Humanitarian Order” (El Nuevo Orden Humanitario). ¿Cuál es su reacción a la elección de Barack Obama?
MAHMOOD MAMDANI: Creo que John Pilger ha hecho un buen análisis sobre los límites dentro los que Obama se va a mover. Tal vez yo pueda hablar de las posibilidades existentes dentro de estos límites. Al finalizar la Guerra Fría, la Unión Soviética, como potencia perdedora, comenzó un proceso de reforma. Estados Unidos nunca inició un proceso de este tipo. En cambio, se embarcó en la guerra contra el terrorismo después del 11 de septiembre como forma de aprovechar la maquinaria militar heredada de la Guerra Fría. Y, como sabemos, la “guerra contra el terrorismo” ha sido principalmente una campaña publicitaria, una campaña publicitaria letal. Entonces, estoy de acuerdo con Pilger en que la primera labor de Obama va a ser romper con esta farsa ideológica y hacer que la población estadounidense se enfrente a ciertas realidades. El máximo aporte que Obama puede hacer, dentro de su contexto de Presidente de una potencia imperial, es reconocer que la situación del mundo ha cambiado y que se está terminando la época de supremacía de una única superpotencia. Que ahora Estados Unidos tendrá que moverse entre varias potencias, y aprender a vivir en el mundo en lugar de simplemente dedicarse a ocuparlo. Y creo que hay varios signos en la campaña, que estuvo llena de promesas y provocaciones extremas y contradictorias. Pero, si se mira bien, del lado de las promesas se pueden constatar signos de que esto está dentro del ámbito de lo posible. Uno de ellos es la discusión sobre la necesidad de hablar con el Presidente de Irán sin condiciones previas. Otro es aquel notable debate para las elecciones primarias entre Obama, Hillary y Edwards, en el que un reportero preguntó a los tres a cuál de ellos hubiera apoyado Martin Luther King. Tanto Hillary como Edwards respondieron intentando convencer a la audiencia de los motivos por los cuales King los hubiera apoyado. Obama, en cambio, respondió diciendo que King no hubiera apoyado a ninguno, sino que hubiera organizado a su movimiento para incidir en el candidato ganador para que cumpla con los objetivos. Este es el quid de la cuestión ahora en Estados Unidos. Hubo un movimiento de la juventud que se organizó pára elegir a Obama ¿Se va a disolver ese movimiento? ¿Se reconstituirá alrededor de los objetivos para los que se construyó? ¿Reconocerá Estados Unidos lo que reconoció Sudáfrica tras la elección de Mandela, que dicha elección no era un cambio, sino la posibilidad de un cambio? Y la realización de esa posibilidad y su transformación en programas de justicia social dentro del país, y de paz en el exterior, dependerá de que el movimiento presione a Obama para darle la oportunidad de responder a estos objetivos.
JUAN GONZALEZ: Uno de los grandes cambios que sorprendió a mucha gente cuando Bush asumió el poder, fue que en un principio se oponía a la idea de que Estados Unidos interviniera en otros países para incidir en su “construcción nacional” y terminó convirtiéndose en el principal defensor y propulsor de los cambios de régimen en el mundo, dando continuidad a mucho de lo que Clinton había intentado hacer bajo las rúbricas de la intervención humanitaria y la propagación de la democracia. ¿Temes que algo de esto pueda ocurrirle a Obama? Has escrito sobre Darfur y sobre la presión que existe para que haya una intervención “humanitaria” que, en realidad, termina siendo una nueva forma de imperialismo.
MAHMOOD MAMDANI: La lección que tenemos que aprender de Bush es que desde el momento en que el candidato pasa de la contienda política electoral a la presidencia de Estados Unidos, los tipos de intereses y presiones que le caen encima son diferentes y más grandes. Y el contexto dentro del cual el Presidente se mueve ahora es diferente. Hay preocupación acerca del tipo de gente que rodea a Obama, especialmente en lo que se refiere a política exterior y sobre todo a África. Algunos de los más llamativos intervencionistas humanitarios liberales, a los que yo llamo “demócratas neoconservadores”, como por ejemplo Pendergast, son grandes fans de Obama y ya están ahí a su alrededor.
AMY GOODMAN: Escuchemos una declaración de la persona más cercana a él, Joe Biden, su vicepresidente. El mes pasado en un debate presidencial, Gwen Ifill le preguntó a Joe Biden acerca de su reputación como intervencionista y de su apoyo al envío de tropas estadounidenses a Darfur.
SEN. JOE BIDEN: No puedo soportar el genocidio en situaciones como la de Darfur. Podemos imponer una zona de exclusión aérea, eso está dentro de nuestras capacidades. Podemos liderar la OTAN si deseamos tomar medidas firmes al respecto. Lo podemos hacer. He estado en esos campos en Chad. He visto el sufrimiento. Miles y decenas de miles de personas están muriendo. Deberíamos movilizar al mundo para actuar y deberíamos demostrar que estamos dispuestos a hacerlo movilizando nuestros helicópteros para llevar a esas tropas de 21.000 soldados de la Unión Africana hasta allí, ahora, para detener este genocidio.
AMY GOODMAN: Acabamos de escuchar al Vice-Presiden Joe Biden. ¿Comentarios, profesor Mahmood Mamdani?
MAHMOOD MAMDANI: He leído un informe textual del Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado que preside Joe Biden, en el que éste interroga severamente a Andrew Natsios, representante de Bush en Sudán. Y Andrew Natsios estaba diciendo, en esencia, que no hay genocidio en Darfur. Y lo forzaron, literalmente, lo obligaron a que use la palabra “genocidio”. Creo que tienes razón acerca de que este vicepresidente en particular está encantado con la idea de mostrar que Estados Unidos puede usar su poder de una manera humanitaria. Lo que es preocupante, por supuesto, es que sabemos que el nivel de mortalidad en Darfur disminuyó drásticamente desde principios de 2005. Sabemos que las cifras de mortalidad que presenta la campaña Save Darfur (Salvemos a Darfur)–unos 400.000 muertos– simplemente no son ciertas; no reflejan la realidad para nada. Sabemos también que Estados Unidos prometió en 2006 dar 50 millones de dólares a las tropas de la Unión Africana y al final no dio ni un solo dólar. Sabemos que hay un abismo enorme entre el discurso sobre la guerra y la práctica real de la misma en los territorios afectados. Creo que esta es una de las cosas que Obama tendrá que enfrentar y uno espera que Biden, como otros vicepresidentes, no sea más que una voz pequeña dentro del próximo gobierno.
AMY GOODMAN: Hablemos ahora del primer cargo que ha sido designado, el de Rahm Emanuel. Quiero que nos pongamos en contacto con Ali Abunimah, quien se une a nosotros en directo desde Chicago. Ali Abunimah es co-fundador de la Intifida Electrónica y autor de “One Country: A Bold Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse” (Un solo país: Una propuesta atrevida para acabar con el impasse Israelí-Palestino). ¡Bienvenido a Democracy Now!, Ali Abunimah.
ALI ABUNIMAH: Gracias. Buenos Días, Amy.
AMY GOODMAN: Vamos a esta primera noticia que ha salido sobre la nueva administración de Obama. Por cierto, el Presidente electo Obama y Joe Biden están recibiendo su primer informe de inteligencia, su primer informe súper secreto, de parte del mismísimo Director de Inteligencia Nacional. Pero, ¿qué se puede decir al respecto del anuncio de ayer de la elección de Rahm Israel Emanuel, miembro del Congreso de Chicago, muy cercano a Barack Obama, como Jefe de Gabinete? Tú también estás en Chicago.
ALI ABUNIMAH: Bueno, estaba pensando que tiene algo de irónico el hecho de que muchos racistas han intentado montar algo sobre el segundo nombre de Barack Obama, Hussein, y que el mismo tipo de personas deben estar contentas del segundo nombre de Rahm Israel Emanuel. Y Emanuel, en efecto, es uno de los partidarios de Israel de la línea más dura en el Congreso, y lo ha sido por muchos años. Es hijo de Benjamin Emanuel, quien, de hecho, fue un traficante de armas del Irgun, la milicia sionista anterior a la creación del Estado de Israel, que realizó numerosos atentados terroristas contra civiles palestinos, incluyendo el ataque con bombas al King David Hotel. Por supuesto que Rahm Emanuel no es responsable de nada de todo esto, pero, cuando se trata del apoyo a Israel, su historial está algunas veces más a la derecha que el del propio Presidente Bush. Sin embargo, creo que lo realmente importante aquí es ver no sólo la elección de Emanuel, sino el contexto más amplio, que es el de los tiempos en que conocimos a Barack Obama, cuando era un político novato de Illinois. No te lo quiero decir a ti ahora, ni nunca lo he dicho, que antes era increíblemente progresista con respecto a la cuestión Palestino-israelí, pero él era ciertamente más abierto con respecto a ese tema de lo que es en la actualidad. Y lo que hizo de una manera sistemática en la campaña electoral fue distanciarse, o deshacerse, a medida que la campaña avanzaba, de todo asesor o amigo sospechoso de tener alguna simpatía por Palestina. Dicho de otro modo, ha claudicado ante las campañas McCartistas y racistas que vienen a decir que si te relacionas mínimamente con profesores muy moderados de la Universidad de Columbia, o los contratas como asesores has cometido el mayor crimen posible.
La señal que está mandando es de que esto no va a cambiar, de que no va a cambiar su postura con respecto a las personas que podrían darle un asesoramiento más equilibrado, objetivo y realista, que podría cambiar el curso de las desastrosas políticas sobre la situación Palestino-Israelí que llevaron adelante los gobiernos de Bush y Clinton, que eso no va a pasar. Y esto debería ser sumamente preocupante puesto que un montón de gente progresista, un montón de personas en Medio Oriente y un montón de líderes políticos, han puesto sus esperanzas en que Obama va a ser diferente con respecto a esta cuestión y yo no veo ninguna evidencia de que esto vaya a ser así. Y me preocupa que la gente se quede callada en vez de poner sobre la mesa y de una manera contundente la demanda de una política más justa, más equilibrada y objetiva que pueda llevar la paz a Palestinos e Israelíes.
JUAN GONZALEZ: Has mencionado a un profesor de la Universidad de Columbia, obviamente eso hace referencia a Rashid Khalidi. ¿Cuál fue la reacción de la campaña de Obama a los intentos de algunos partidarios de John McCain de vincularlo a Khalidi?
ALI ABUNIMAH: Voy a ser muy franco. Comparto con los otros comentaristas que la euforia y la alegría por la victoria de Obama es sincera y que está justificada, sobre todo en términos de los deseos y esperanzas de la gente por tener algo distinto, pero creo que la respuesta de Obama a las afirmaciones de que era un musulmán encubierto o de que apoya los derechos de los palestinos ha sido vergonzosa. En lugar de decir algo así como, “¿Y qué si hubiese sido Musulmán?” o “¿Y cuál es el problema si escucho otro tipo de consejos? Nuestras decisiones políticas han estado desequilibradas y queremos tener perspectivas más amplias”… En lugar de decir eso, realmente se puso a jugar el juego del McCartismo cuando dijo: “No, saben, no conocía a Rashid Khalidi”. Bueno, el hecho es que durante muchos años estaba muy contento de relacionarse con Rashid Khalidi y con la comunidad palestino-estadounidense en general. ¿Qué quiere decir que hace años estaba dispuesto a hacer cosas que ya no está dsipuesto a hacer y que no haya visitado un sólo centro comunitario musulmán ni ninguna mezquita ni que se haya relacionado públicamente con estadounidenses de origen árabe durante la campaña electoral? Y no es que el día después de la campaña haya comenzado a mandar señales más conciliatorias. Al contrario, no podía haber un nombramiento más provocativo que el de Rahm Emanuel si él quería mandar una señal de que va a mantener una política pro-Israelí de línea dura.
AMY GOODMAN: En junio, en el primer día como presumible candidato de los demócratas, el Senador Obama se dirigió al AIPAC, el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí.
El senador Obama dijo: “Seré claro. La seguridad de Israel es sacrosanta. No es negociable. Los palestinos necesitan un Estado contiguo y unido, y eso les permitirá prosperar, pero cualquier acuerdo con el pueblo palestino debe conservar la identidad de Israel como un Estado judío con fronteras seguras, reconocidas y defendibles. Jerusalén seguirá siendo la capital de Israel, y debe permanecer sin divisiones”.
AMY GOODMAN: Este fue Barack Obama, en un discruso en junio. Ali Abunimah, has escrito un artículo conmovedor acerca de los años durante los que has seguido a Barak Obama, desde la pirmera vez que lo conociste cuado era senador estatal y lo que significó para ti entonces, cuando lo escuchaste hablar en la Universidad de Chicago…
ALI ABUNIMAH: …de una manera oficial, actúan como abogados de Israel, gente como Dennis Ross o Martin Indyk. Han sido más bien abogados de Israel, que funcionarios estadounidenses negociando honestamente, y éstos son los que están reapareciendo ahora.
AMY GOODMAN: Ali Abunimah. Quiero comentarte que recién emitimos un testimonio de Barack Obama. No se si lo pudiste escuchar. Era un clip de Obama hablando ante la AIPAC. No hemos oído bien lo que comentabas porque lo hacías mientras estábamos emitiendo este clip. Pero si puedes comentar sobre tu conocimiento de Barack Obama durante la pasada década y luego puedes continuar con lo que estabas diciendo…
ALI ABUNIMAH: Sí, disculpen. No sabía que estaban emitiendo un clip. En esencia, lo que quería decir es que Barack Obama se ha puesto a sí mismo contra la pared al apelar a los políticos pro-Israelíes de la línea más dura del país, al distanciarse de todo asesor, incuso de figuras muy representativas dentro del establishment, como Zbigniew o Robert Malley, uno de los funcioanrios de Clinton que fue considerado como demasaido pro-palestino por el lobby pro-Israelí. Y lo que Obama ha hecho es abrazar públicamente a gente como Dennis Ross y Martin Indyk, dos de los funcionarios más pro-Israelíes de la era Clinton, que son mirados con total desconfianza por los Palestinos y por otros actores del Medio Oriente, porque se los percibe como defensores desde siempre de las posiciones de Israel. Y es así que ha convertido en imposible, o extremadamente difícil, el poder decir: “Miren, ahora vamos a tratar con una variedad más amplia de puntos de vista. Vamos a hablar con las voces excluidas que puedan aconsejar sobre la mejor salida de este caos en el que está la situación Palestino-israelí.” Y esto es muy preocupante.
Y creo que la gente progresista de este país, en lugar de regodearse en la euforia, tiene que levantarse hoy mismo y empezar a exigir que la administración Obama termine de inmediato el sitio de Gaza. Es totalmente inadmisible. Es un crimen sin precedentes en la historia contemporánea que un millón y medio de personas estén confiandas en un ghetto, sean privadas de alimento, permanezcan aisladas del mundo y amenazadas. Esto es indefendible y no hay excusa para que esto continúe ni un día más una vez que asuma el nuevo gobierno. Y deberíamos exigir lo máximo y no aceptar ligeras insinuaciones de que el gobierno de Obama podría aceptar en el curso de unos años un estado palestino, o que podría empezar a hablar sobre el tema. Los días para esto se han acabado. La situación es urgente y necesitamos realmente ver un cambio radical. Y esto no va venir de Rahm Emanuel, Dennis Ross y Martin Indyk; esto sólo va a llegar si hay una exigencia popular de que cumpla la promesa de cambio.
AMY GOODMAN: Ali Abunimah es Co-fundador de la Intifida Electrónica y autor de “One Country: A Bold Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse” (Un solo país: Una propuesta atrevida para acabar con el impasse Israelí-Palestino) Continuamos con nuestro viaje por el mundo en un minuto.
(pausa)
AMY GOODMAN: En nuestro viaje por el mundo, nos vamos ahora a Ciudad de Mexico, con Laura Carlsen. Ella es directora del Programa de las Américas del Centro de Política Internacional en la Ciudad de México. Laura Carlsen, ¿Nos puedes comentar sobre las reacciones en México y la importancia de Barack Obama para América Latina? Al comienzo del programa de hoy pusimos al aire una respuesta del Presidente de Venezuela, Chávez, en la que felicitaba a Barack Obama.
LAURA CARLSEN: Buenos días, Amy. Sí, he escuchado a muchos analistas estadounidenses decir que la elección de Barack Obama no cambia la imagen de Estados Unidos en el mundo de la noche a la mañana, pero éste ha sido el caso en América Latina. La primera y más obvia razón es que se da mucho valor al hecho de que esta nación haya sido capaz de romper las enormes barreras raciales al elegir a un presidente afro-estadounidense. Y esto es muy importante en países que también están buscando formas de lidiar con la diversidad y la discriminación. Por supuesto que todavía hay muchos que permanecen escépticos con respecto a cuánto cambiará realmente con Barack Obama, pero el hecho de que el sistema político estadounidense haya demostrado esta capacidad de cambio y este nivel de participación ciudadana, era algo que no se pensaba posible después de las dos elecciones de Bush y ha causado una gran impresión en la gente.
Una de las cosas más importantes que se ven como resultado de esto es que Barack Obama no es George Bush ni es la misma clase de gente que él. Y por supuesto el nivel de aprobación de George Bush en América Latina ha sido uno de los más bajos de la historia. Y hay mucha esperanza, a pesar de las advertencias que hemos escuchado de los otros comentaristas, de que haya un cambio de política con respecto al unilateralismo de Bush y la hegemonía estadounidense en la región. Estas políticas, si bien no han sido directamente intervencionistas, han implementado formas de hostigamiento e intimidación para que se acepten las posiciones de Washington, especialmente en cuanto a los modelos económicos y la política exterior estadounidense, así como mecanismos de aislamiento económico y diplomático para todo país que no aceptase las políticas sociales conservadoras o la ortodoxia económica neoliberal proveniente de Washington. Ha habido una tremenda falta de flexibilidad y voluntad para entrar en un diálogo real con las naciones de América Latina y esto ha causado mucho resentimiento. Ahora, con las declaraciones de Obama de que va a entrar en diálogo con naciones como Venezuela y Cuba y algunos indicios de que habrá modificaciones en las políticas de libre comercio, existe una gran esperanza de que pueda iniciarse una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
JUAN GONZALEZ: ¿Cómo ves la situación de la expansión de la guerra contra el narcotráfico en México y qué esperarías de la presidencia de Obama?
LAURA CARLSEN: Esta es la cuestión más preocupante: la militarización, particularmente dentro del hemisferio. Y en este aspecto las propuestas de Obama no se diferencian mucho del gobierno de Bush, que lanzó la guerra contra las drogas aquí, o mejor dicho, la apoyó, ya que la misma fue lanzada por el Presidente mexicano Felipe Calderón. Y así también apoyó el Plan Colombia. Las medidas políticas propuestas para América Latina contemplan una expansión de esto. Y aquí, en México, la violencia que ha surgido del modelo de prohibiciones e implementación de la ley del Plan Mexico es horrible. Y crece día a día, ahora afectando a miembros importantes del gobierno al igual que a muchos ciudadanos que se encuentran atrapados en el fuego cruzado de este modelo de guerra entre el Estado y los carteles de drogas. De modo que una de las cosas que se va a mirar más de cerca en México es si algo de esto va a cambiar. Sabemos que este modelo no funciona. Hay mucha evidencia sobre eso. Entonces, la esperanza es que haya gente en Estados Unidos presionando para modificar esto, hacia un paquete menos militarizado de ayuda para México, y que dentro de esto pueda haber algún cambio, porque ésta es una situación muy, muy seria.
AMY GOODMAN: Laura Carlsen, las últimas noticias hablan de que el número dos del equipo de Calderón, el ministro del Interior Juan Camilo Mourino, ha muerto en un accidente aéreo el mismo martes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
LAURA CARLSEN: Sí. Esta es una de las noticias más impactantes de los últimos días. El gobierno lo llama un “accidente”, pero a medida que se investiga sobre el caso, sale a la luz que el avión no emitió señales de emergencia antes de caer, aparentemente, según informa la prensa. Y entonces, por supuesto, se está llevando a cabo una investigación, y circulan muchos rumores entre la población y hay mucha confusión y sospechas de que en realidad no fue un accidente. Y si resulta que los carteles de la droga están involucrados, eso significaría que la apuesta inicial puesta en juego en esta guerra entre ellos y el gobierno ha alcanzado un nivel sin precedentes. Y, por lo tanto, es necesario repensar por completo esta situación, antes de que el país se desintegre en un nivel de violencia que no ha conocido desde la guerra.
JUAN GONZALEZ: Me gustaría regresar a Londres para hablar con Tariq Ali, periodista de larga trayectoria, comentarista y activista. Nació en Pakistán y vive en Londres. Tariq, ¿cuál es tu opinión sobre la elección de Barack Obama y qué puede significar para Pakistán, tu tierra natal?
TARIQ ALI: Mi opinión no es tan diferente a la de las otras personas ya entrevistadas. Es decir, el hecho histórico de que una familia negra ocupe la Casa Blanca no puede ser subestimado, en el sentido del impacto que tendrá en la conciencia negra estadounidense. Creo que es algo importante en sí mismo sólo por esta razón. Con respecto a lo que las medidas políticas vayan a ser, la situación es bastante deprimente. Quiero decir que Obama no prometió mucho durante su campaña electoral, esencialmente habló con una serie de clichés y eslóganes sintéticos del tipo “el cambio en el que creemos.” Nadie sabe en qué consiste este cambio. En relación a asuntos de política exterior, lo que Obama dijo durante los debates es fundamentalmente una continuación de las políticas de Bush-Cheney. Y en relación a Afganistán, lo que dijo fue peor que lo que dijo McCain; dijo que deberíamos quitar las tropas de Irak y mandarlas a Afganistán y si fuera necesario, entrar a Pakistán y eliminar gente sin informar a su Gobierno.
Ahora bien, creo que en cuanto esté en el poder y vea los reportes de inteligencia sobre Afganistán, verá que ésta no es una opción viable. Quiero decir, los británicos ya están diciendo que el envío de más tropas no va a servir porque esta guerra ya está perdida. Las agencias de inteligencia estadounidenses ya están inmersas en discusiones en estado de pánico con la gente contra la que están luchando, los neo-Talibanes, intentando persuadirlos de que se unan a la coalición, a lo que ellos se niegan mientras haya tropas extranjeras en Afganistán. Así que no creo que intensificar la guerra sea una opción que pueda ser considerada seriamente. Y si Obama la lleva a cabo, va a ser un error muy serio de la magnitud de la invasión a Irak. Estaría muy mal aconsejado si lo hiciera. Y creo que hay gente que lo rodea que probablemente le dirá que ese fue un comentario tonto y desmedido en el calor de la pelea electoral, que hizo para no parecer demasiado débil o miedoso, puesto que ya se había opuesto supuestamente a la guerra en Irak, y que tendrá que retractarse de eso. Creo que la clave está en lo que vaya a hacer en Irak. ¿Va Irak a sufrir una balkanización, que es lo que quiere Joe Biden, con bases estadounidenses permanentes en el norte del país y una región kurda mantenida más o menos como un protectorado estadounidense-israelí? ¿O van a hacer lo que Estados Unidos hace tradicionalmente, desde mucho antes de la guerra contra el terrorismo, es decir, buscar relevos locales? Y si éste es el caso, tendrán que negociar con Irán. Y creo que la entrevista más importante en la última visita de Ahmadinejad a Nueva York fue aquella en que Amy le preguntó acerca de su postura sobra la guerra en Irak, etc. En la CNN y otros programas fue tratado con suavidad, lo que indica que le van a pedir a Irán que juegue un rol en la estabilización de Irak, y le pedirán lo mismo a Pakistán con respecto a Afganistán. Esta es la política exterior estadounidense más tradicional. Y si Obama va en esta dirección, esto significará el retiro de las tropas y la elaboración de una estrategia de salida de Afganistán.
AMY GOODMAN: Tariq Ali, se une también a nosotros desde Washington D.C. el blogger Iraquí y analista político Raed Jarrar, asesor iraquí del Comité de Servicio de los Amigos Estadounidenses (AFSC, por su sigla en inglés). Raed, la última noticia hoy mismo es que al menos seis personas han resultado muertas y más de veinte heridas en varias explosiones en Bagdad. Al menos treinta iraquíes han muerto y ochenta resultaron heridos desde el lunes. Y uno puede decir que Barack Obama es presidente hoy porque en el 2002 se opuso a la guerra de Irak. Y esto, yo creo, es lo que lo hizo ganar la candidatura demócrata contra Hillary Clinton. No creo que el Partido Demócrata ponga mucho énfasis en esto ahora, pero esa era la principal diferenecia, ya que ella y los otros principales oponentes de Barack Obama en la campaña presidencial votaron a favor de la invasión, mientras que él se opuso. ¿Cuáles son tus expectativas, Raed?
RAED JARRAR: Creo que la campaña de Obama transmitió a la opinión pública estadounidense el mensaje de que él iba a ser quien acabara con la ocupación . Y en todas partes a donde voy en Estados Unidos, la gente tiene la impresión de que Obama será el presidente que retire las tropas. La campaña fue muy vaga al respecto de cómo describió la retirada de las tropas, todas ellas, en unos dieciséis meses. Ahora bien, la letra pequeña de la campaña sugiere más bien lo contrario. La letra pequeña nos sugiere que Obama continuará con la misma política, dejando lo que él llama una “fuerza residual”, algo que tanto Bush como McCain querían dejar indefinidamente. Por ello no tengo mucha esperanza, dadas las declaraciones. Ahora bien, nadie sabe lo que pasará en los próximos meses, si Obama revelará ese lado progresista que todos están esperando ver o si continuará con la misma política.
Ahora bien, creo que a corto plazo hay una diferencia apreciable y me alegra que la campaña de Obama-Biden haya criticado el acuerdo a largo plazo. En su página web, hay un comunicado muy fuerte en donde reclaman al gobierno de Bush que someta cualquier posible acuerdo con Irak al Congreso o que acuerde posponerlo hasta que asuman el nuevo gobierno y el nuevo Congreso. Creo que este es un paso muy importante a corto plazo, pero no tengo muchas esperanzas en lo que respecta a las declaraciones sobre el largo plazo. Espero que haya un cambio de política y que la nueva política se base en una retirada completa que no deje bases permanentes ni mercenarios en Irak, porque sin este tipo de medidas, creo que la situación en Irak continuará deteriorándose.
JUAN GONZALEZ: Querría regresar a Mahmood Mamdani que está con nosotros en el estudio. Hemos oído una gran cantidad de escepticismo sobre el potencial de la nueva presidencia de Obama. ¿Cuáles son sus reflexiones? Creo que Ud. Tiene una sensación un poco más optimista
MAHMOOD MAMDANI: Bueno, lo que siento es que tenemos que situar al hombre en su contexto. Tengo idéntico escepticismo hacia aquellos que piensan que Obama es capaz de todo, como hacia aquellos que piensan que Obama es incapaz de hacer nada; sencillamente, estará atado al contexto. Creo que esta campaña empezó siendo una campaña sobre la cuestión de la paz. Obama comenzó siendo el candidato por la paz y terminó siendo el de la redistribución. Al comienzo, la política exterior estaba sentada en el asiento delantero y al final de la campaña terminó en el asiento trasero. Por lo que, en realidad, no sabemos mucho. Lo que sí sabemos es que cualquier presidente que quiere tener un impacto en la historia lo puede hacer sólo en momentos de crisis. Y éste es un momento de una profunda crisis a nivel nacional y también internacional. Creo que las declaraciones de campaña de Obama nos dan pocas pistas sobre lo que va a hacer. Estoy de acuerdo con que las designaciones que hizo nos dan una pista, y con que eso ya es un motivo de preocupación. Pero, al mismo tiempo, si estas designaciones conducen a las políticas que tememos que pueden conducir, alguna respuesta va a haber. Es una época llena de posibiliades y hay que organizarse y seguir presionando.
AMY GOODMAN: Lo tenemos que dejar aquí. Quiero agradecer a todos por estar con nosotros. Todavía una última pregunta: ¿Puede reconstituirse por sí mismo el movimiento que ha llevado a Obama a la victoria? ¿Puede reconstituirse sin la maquinaria Obama, que tuvo una excepcional organización tanto a través de internet como en el llano, con una lista de correo electrónico de diez millones de participantes, con mensajes de texto y correos electrónicos que hemos estado recibiendo cada par de horas? Porque ahora esa maquinaria es el Estado. ¿De qué manera la población puede expresar sus posturas si se diferencia del Estado?
MAHMOOD MAMDANI: ¿Ha sido absorvido este movimiento por el Estado? Mira, hay una diferencia significativa entre el movimiento de los jóvenes de los 60, organizado fundamentalmente fuera del sistema, y el movimiento de los jóvenes que ha llevado a Obama al poder, porque este movimiento se ha organizado dentro del sistema para reformarlo. Obama sigue diciendo que este movimiento no tiene que distanciarse, que el cambio todavía no ha llegado, que esto es sólo el comienzo del cambio. Ahora bien, ¿será capaz el candidato de domesticar al movimiento? ¿El movimiento será capaz de consolidarse en los días venideros?
AMY GOODMAN: Ahí dejamos esta pregunta. A Mahmood Mamdani y a todos los participantes en esta mesa redonda, gracias por su participación.
**Amy Goodman. Nació el 13 de abril de 1957 en New York, Estados Unidos. Periodista y escritora. Conductora del programa Democracy Now! (Democracia Ahora!).
Fuente: [color=336600] Democracy Now! - 06.11.2008[/color]