“En 2011 hay que avanzar con la reforma de la Ley de Entidades Financieras”
Originalmente">www.pagina12.com.ar]Originalmente publicado: Página 12 / Cash - 09.01.2011
“El sistema financiero argentino nunca tuvo tantas líneas de crédito disponibles por cantidad y calidad”, desafía Juan Carlos Fábrega, presidente del Banco Nación. Se sustenta en estadísticas, que va acumulando sobre su escritorio a medida que avanza la entrevista con Cash, pero también en su conocimiento profundo del mercado. Trabaja en el banco desde hace 42 años. Empezó como auxiliar en la sucursal de Río Gallegos en febrero de 1969, ni bien terminó el colegio secundario. Su tarea durante los primeros años de empleado era firmar cheques. Firmó tantos que todavía hoy recuerda el callo que se le formó en el dedo. Llegó a gerente muy joven, a los 29 años, y pasó por veintidós delegaciones de la entidad por todo el país. También estuvo al frente de las representaciones en Montevideo y Santiago de Chile. Con toda esa experiencia, Fábrega visualiza que el sistema está a la puerta de un proceso de transformación, caracterizado por la paulatina recuperación de sus funciones esenciales como dinamizador de la economía. Para apuntalarlo, “hay que reformar la Ley de Entidades Financieras” de 1977, diseñada por Martínez de Hoz, reclama.
“El Banco Nación está encabezando el cambio. Somos locomotora de un sistema financiero que será cada vez más grande. Hemos atacado los segmentos que generan mejor demanda, que además están contenidos en nuestra Carta Orgánica: la prioridad es atender a las micro, pequeñas y medianas empresas, a las exportaciones y a las familias. El banco ha hecho un gran esfuerzo para poner productos para todos los sectores y los números espectaculares que podemos mostrar están marcando un camino. Ningún banco, y mucho menos los privados, se quieren quedar atrás”, afirma.
Sin embargo, otros bancos han perdido terreno y esa evolución es lo que lleva a Fábrega a pronosticar un cambio de actitud de sus competidores para frenar y revertir la situación. Con la política de fuerte impulso a los créditos para la producción y la inversión, el Banco Nación pasó de ocupar el segundo puesto del ranking de préstamos en diciembre de 2003, con el 13,8 por ciento de participación, a liderar ese registro con el 21,1 por ciento en agosto de 2010. “Para igualar la cartera que tenemos nosotros hay que sumar los tres bancos que siguen en el ranking. Desde 2003, el sistema creció 203 por ciento en créditos y nosotros, 404 por ciento”, destaca Fábrega.
El Banco Galicia, que hace siete años estaba primero con el 16,4 por ciento de participación, ahora quedó en tercer lugar con el 6,8. El BBVA Francés retrocedió del tercer al cuarto puesto (del 10,0 al 6,5 por ciento), mientras que el Santander Río saltó del cuarto al segundo lugar (de 7,9 a 8,9 por ciento). Otro banco que tuvo un fuerte crecimiento fue el Macro, que trepó de una participación mínima de 1,8 por ciento en los préstamos al quinto lugar, con el 6,0 por ciento.
La banca privada consigue altos niveles de rentabilidad con créditos al consumo y comisiones por servicios. ¿Por qué cambiaría para prestar más a la producción?
–No hace falta que dejen esas franjas de negocios, lo que digo es que van a incorporar las otras para no quedar atrás. Algunos ya lo están haciendo. No tengo dudas de que somos un banco regulador y testigo del sistema. Hay muchos bancos que han advertido el fuerte crecimiento que logramos en los últimos años y están empezando a acompañar con sus propias líneas. Está bien que el sistema haya llevado el crédito al consumo como lo ha hecho. Pero si a eso le suma el financiamiento a las pymes, a la producción y a la inversión será más rentable, más eficiente y logrará niveles de penetración como los de otros países de la región.
Por ahora el nivel de préstamos equivale al 12,5 por ciento del PIB, una cuarta parte del existente en Brasil o Chile.
–El sistema quedó muy resentido después de la crisis de 2001. Por eso nos pusimos como meta que el Nación potencie al resto de las entidades. El objetivo es ser locomotora de un mercado más grande, no crecer y quedarnos solos. Creemos que podemos ser un espejo donde se mire el sector privado.
¿Por qué?
–El banco atraviesa su mejor momento en 119 años de historia. Es líder indiscutido en préstamos, depósitos, patrimonio y activos. Tenemos una mora de apenas 0,8 por ciento con una cartera de 44 mil millones de pesos, contra un 2,5 por ciento del sistema. En 2002 el Nación era el banco con la morosidad más elevada. Tenía 282 mil clientes activos y 175 mil morosos. Hoy tenemos 874 mil clientes en cartera activa –sin planes sociales– y 31 mil en cartera morosa. Hemos resuelto la situación de deudores por más de 5000 millones de pesos en siete años y hemos contribuido de manera muy significativa al desarrollo de la economía. Y todo eso lo hicimos apostando a las pymes, a las exportaciones y a las familias.
¿Cuál fue la ganancia de 2010?
–Estuvo en el orden de los 2000 millones de pesos. Además de ser líderes del sistema, de ser el banco que más presta a las pymes, de encabezar el proceso de crédito a la inversión productiva y de tener las mejores tasas de interés del mercado, tasas que son reguladoras, somos una entidad muy rentable. Desde 1990 a 2003 el banco perdió 1540 millones de pesos. Desde 2004 a la fecha llevamos ganados más de 5000 millones.
Algunos sectores empresarios repiten que no hay seguridad jurídica suficiente para invertir.
–Le puedo garantizar que eso no es cierto. Nunca hemos tenido tanta demanda de crédito para inversión productiva como en este momento. Claramente los empresarios no están preocupados por ese factor que algunos pueden mencionar. En los últimos tres años el Nación atendió a 41.828 pymes que han tomado préstamos para inversión productiva. No es una cantidad pequeño. La verdad es que no advierto que exista preocupación por la seguridad jurídica.
–¿Y qué pasa con la oferta de crédito?
–La estrategia del Nación es que haya líneas de financiamiento para todos los sectores. Estamos haciendo un gran esfuerzo en ese sentido y los resultados son muy buenos. Tenemos productos muy buenos, como la línea 400 para las pymes, con una gran adhesión.
¿En qué consiste?
–Es una línea exclusivamente para inversión. En 2008 concedimos 11.248 préstamos, en 2009 fueron 15.103 y hasta noviembre de 2010 llevábamos 15.450 pero quedaban muchos por procesar. El acumulado hasta entonces era de 41.828 operaciones, por 7063 millones de pesos. Este año seguramente alcanzaremos un nuevo record. Son créditos a diez años con cinco de tasa fija del 14 por ciento anual y cinco de tasa variable. La industria, el comercio y los servicios tienen una bonificación de tasa de entre 2 y 3 puntos por parte del Ministerio de Industria, y las actividades agropecuarias y la compra de maquinaria agrícola tienen una bonificación de 6 puntos por parte del Ministerio de Agricultura. Además, todo lo que es el Norte Grande –NEA y NOA– tiene una bonificación adicional de 1,5 punto. Es decir que un productor agropecuario del Norte Grande paga 6,5 por ciento por un crédito a diez años. Es muy simple, quien no invierte en la Argentina es que no está decidido, porque instrumentos de apoyo financiero para poner en marcha un proyecto sobran.
En muchos casos se trata de tasas negativas en términos reales.
–Una tasa del 6,5 por ciento claramente es negativa. Con el nivel de rentabilidad que hoy tienen las empresas, están en condiciones de afrontar los créditos que ofrecemos. Y por eso el banco ha crecido como lo ha hecho. Tenemos una cartera de préstamos al sector privado de 26 mil millones de pesos. El 31 por ciento, 8100 millones, son créditos a individuos, y el 69 por ciento, 17.700 millones, a empresas. Y del total de los préstamos a empresas, el 60 por ciento, 10.700 millones, son líneas de apoyo a la inversión.
¿Cuál es la respuesta de los créditos del Bicentenario con redescuentos del Banco Central?
–Muy buena. Arrancó de a poco y va creciendo. Son préstamos con tasa fija al 9,9 por ciento, a cinco años. En este caso se apunta más a medianas y grandes empresas. Es una línea muy atractiva. La Argentina nunca tuvo este nivel de líneas de crédito. Llevo 42 años en el Nación y nunca hubo la oferta de crédito que existe hoy. Por eso el banco ha logrado un posicionamiento tan destacado. Hay dos factores que ayudan: tenemos los mejores créditos y además muy baja mora. Y la mora es baja porque tenemos muy buenas tasas de interés.
¿Qué imagina que habría pasado si el banco se hubiera privatizado en los ‘90?
–El sistema bancario no tendría una entidad que es reguladora y testigo. Sería más chico, mucho más chico. No habría un referente. El Banco Nación ocupa un rol estratégico en las políticas públicas, en las políticas activas destinadas al crecimiento de la economía y la inversión productiva. Tenemos un cuarto del sistema financiero.
¿De algún modo ejerce la función de banca de desarrollo?
–Claramente. Nuestro objetivo primordial es seguir trabajando en las líneas de crédito orientadas a la inversión productiva. Para 2011 ya tenemos proyectado un financiamiento de 2000 millones de pesos por el programa de créditos del Bicentenario.
¿Para afianzar ese proceso habría que cambiar la Ley de Entidades Financieras?
–Yo creo que sí. Es necesario que en 2011 se avance con el proyecto que presentó el diputado Carlos Heller, para profundizarlo. La nueva ley debe tener como objetivo primordial que la gente se convierta en sujeto de crédito y que las pymes estén bien atendidas por el sistema financiero. Hay que aumentar la bancarización, pero con equidad y eficiencia. Es fundamental para el desarrollo del país actualizar esta ley. Hace falta financiamiento para el desarrollo. El sistema financiero es una pieza clave en ese sentido y tiene que tener pautas claras para que desempeñe ese rol.
*Periodista