Islandia, el poder no está en la banca sino en el contribuyente
En 2008 Islandia encabezaba, por única vez en su historia, el ránking mundial de Desarrollo Humano (con datos de 2005). Tenía la sexta renta per cápita del mundo; era el país en el que la gente compraba más libros; en el que la expectativa de vida para los hombres era la más larga del mundo (y la de las mujeres, de las más altas); el único país de la OTAN que no tenía (ni tiene) Fuerzas Armadas (ya que se prohibieron hace 700 años); el que tenía la mayor proporción de teléfonos móviles por habitante, el que tenía un increíble crecimiento de las exportaciones, y el que gozaba de un aire cristalino y agua caliente llegando a todos los hogares directamente desde las cañerías naturales de las entrañas volcánicas. Ah! Y el que tenía el sistema bancario que más rápidamente se estaba expandiendo en el mundo. Y digo “estaba” porqué, de hecho, ya no lo está (seguid leyendo y veréis).
Dejadme mencionar sólo dos cosas más. El artículo hablaba de Oddny Sturludóttir, una mujer de 31 años que con dos hijos y un contexto internacional de fuerte contracción económica, decía no tener ninguna sensación de crisis. La explicación continuaba hasta llegar a una chocante frase: “La comodidad de saber que, pase lo que pase, el futuro de los hijos está asegurado”.
Mucho optimismo en un país muy pequeño
Era mucho optimismo para un país minúsculo en un entorno internacional tremendamente sacudido. Su sistema bancario se volatilizó tan sólo 6 meses después de que se publicara el artículo de El País. La caída generó una deuda descomunal y privó a cientos de miles de clientes extranjeros, sobretodo del Reino Unido y Holanda, del acceso a su dinero. Eso sí, el aire cristalino y el agua caliente aún siguen intactos.
El mismo mes de la quiebra, octubre de 2008, el gobierno de Reykjavik dictó un decreto urgente para atribuirse la capacidad de nacionalizar los bancos privados islandeses (Kaupthing, Glitnir y Landsbankinn) para evitar el colapso financiero y la práctica quiebra del país. Hasta aquí el proceso nos debería sonar ya que es el mismo procedimiento de rescate que ha tenido lugar en Irlanda y Estados Unidos. Pero el Gobierno, en vez de inyectar miles de millones en unos bancos cuyos activos se habían disparado hasta ser 11 veces el PIB del país, decidió que suspendieran pagos.
El diario El Economista nos muestra los efectos de la suspensión de pagos en Islandia: “La reacción fue brutal. En noviembre de ese mismo año, la corona islandesa ya había perdido un 58% de su valor, la inflación se disparó hasta el 19% en enero de 2009 y ese mismo año la economía se contrajo un 7%. El primer ministro, Geir Haarde fue obligado a dimitir en enero de 2009 y ahora se enfrenta a los tribunales”. El país sufrió, además, la emigración más grande desde 1887.
“Ahora se enfrenta a los tribunales”. Esa es una frase que probablemente nos haya sorprendido. Paradójicamente, que un país quiera juzgar a su primer ministro por el hecho de que el estado casi entre en quiebra es algo inusual. En Irlanda, por ejemplo, el único castigo que ha tenido su gobierno por llevarlo prácticamente a la bancarrota ha sido el del reciente hundimiento electoral de su partido, pero nada de juicios. Pero Islandia es diferente. Es fruto de otra sensibilidad, y es que el primer país del mundo en escoger a una mujer presidenta –y madre soltera- debe ver las cosas de otra manera.
El depósito “Icesave”
Icesave era el nombre que recibía un depósito de ahorros propiedad de Landsbankinn ofertado entre los años 2006 y 2008. El depósito operó en dos países - el Reino Unido (desde octubre de 2006) y los Países Bajos (desde mayo de 2008). El colapso del banco provocó que más de 400.000 clientes de ambos países no pudieran acceder a su dinero durante al menos 6-8 semanas, tiempo en el que se esperaba el pago a través del Sistema de Garantía de Depósitos de la UE (del que Islandia se benefició debido a que se encuentra en la Zona Económica Exclusiva). A este banco se le añadieron otro dos, el Kaupthing y el Glitnir, que también ofrecían productos equivalentes. La deuda contraída total ascendió a unos 19 mil millones de dólares.
[size=medium]El verdadero protagonista, el contribuyente[/size]
La desesperada situación económica del país provocó la necesidad de búsqueda de financiación externa. El Fondo Monetario Internacional (FMI) aportó 2.100 millones de euros, que se complementaron con otros 2.500 millones aportados por algunos países nórdicos. El gobernador del Banco Central de Islandia declaró que el gobierno también acudió a Rusia para obtener un préstamo adicional de 4.000 millones de euros, cosa que desmintió Rusia.
A partir de allí se suceden algunos hechos que merecen ser señalados:
1. Cae el gobierno y se celebran elecciones anticipadas
A finales de 2008 las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. Fruto del descontento el 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después las caceroladas, que ya son multitudinarias, provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Tiene lugar la primera caída de un gobierno víctima de la crisis financiera mundial.
2. Sube al poder un nuevo gobierno, de izquierdas
El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.
A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%. Y la deuda con los clientes europeos sigue activa.
3. El Parlamento propone una ley de devolución de la deuda
Las presiones, pero, también vienen de afuera. Los gobiernos británico y holandés presionan para que se les devuelva el dinero a sus ciudadanos. El Parlamento islandés está bajo presión. Resuelve abordar el tema mediante una ley ampliamente discutida que propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La propuesta supone la nacionalización de una deuda privada contraída por una mala gestión privada. La solución pasa por que la paguen los contribuyentes islandeses, que nada tienen que ver con el origen del problema.
4. La población exige la celebración de un referéndum
Esta situación encoleriza a la gente, que se vuelve a echar a la calle. Y de la cólera surge una propuesta diferente e innovadora, pacífica, como no ha sucedido en ningún otro país del mundo. La población solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificar la ley y anuncia que habrá consulta popular. En marzo tiene lugar el referéndum y el “no” arrasa con un 93% de los votos. Sólo el 1,6% de la población apoya la medida.
5. El gobierno investiga responsabilidades jurídicas por la crisis
El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda. Y aparece otra novedad. El gobierno inicia una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos.
6. El gobierno solicita la adhesión a la Unión Europea
A raíz de la vulnerabilidad económica a la que se vio expuesta la pequeña isla el gobierno solicitó a su congreso nacional, en mayo de 2009, el consentimiento para poder iniciar conversaciones para su posible adhesión con la Unión Europea. A raíz de esta solicitud, el día 16 de julio de 2009, el parlamento de Islandia admitió el presentar formalmente a la Unión Europea, su solicitud de adhesión. La votación en el parlamento fue de 33 votos a favor, frente a 28 votos en contra. Así, el gobierno islandés formalizó el 23 de julio del 2009 su solicitud de iniciar los trámites para integrarse en la UE, en Estocolmo. El 24 de febrero de 2010, la Comisión Europea recomendó iniciar las negociaciones con Islandia para su adhesión a la Unión Europea, por considerar que comparte los valores comunes del bloque como democracia, estado de derecho y respeto a los derechos humanos
7. Se crea una asamblea popular para reformar la Constitución
En noviembre de 2010 y en este contexto de crisis se establece una asamblea constituyente de 25 miembros,”ciudadanos de a pie”, para reformar la Constitución con el fin de recoger las lecciones aprendidas de la crisis y sustituya a la Carta Magna actual, una copia de la Constitución danesa. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que presentaron candidaturas (muchos de izquierdas per algunos más bien conservadores), para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
La asamblea constitucional tenía previsto comenzar su trabajo este mes de febrero de 2011. Pero todo se desmorona cuando, para sorpresa de todos, la Corte Suprema del país, invalida la elección de los miembros alegando defectos de forma (como por ejemplo usar urnas de cartón en vez de las tradicionales).
8. El Parlamento aprueba una ley de medios revolucionaria para fomentar la investigación
Y para terminar, otra medida “revolucionaria” del parlamento islandés: la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación (Icelandic Modern Media Initiative), un proyecto de ley que pretende crear un marco jurídico destinado a la protección de la libertad de información y de expresión. Se pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protejan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística. La ley se aprobó por unanimidad el pasado mes de julio de 2010. Se abre una puerta para la acción de Wikileaks.
[size=medium]La situación actual[/size]
Después del “no” popular a la primera propuesta de ley de devolución de la deuda el Parlamento, el denominado Althingi, continuó discutiendo y discutiendo sobre la famosamente denominada cuestión Icesave. En las últimas semanas el Parlamento acordó un nuevo texto que según el gobierno islandés tiene mucho mejores términos que la ley anterior. Pero tal y como sucedió el año pasado el Presidente de Islandia ha decidido dejar la decisión al pueblo por medio de la celebración de un neuvo referendum público.
A pesar del gesto muchos islandeses todavía creen que es injusto que los contribuyentes deban pagar por la factura de los errores cometidos por los bancos privados. Aún así el último sondeo realizado y publicado hace tan sólo una semana indicaba que el 61% de la población ya había tomado la decisión de votar “sí” en el nuevo referéndum que tendrá lugar el próximo día 9 de abril.
Un acuerdo sobre la cuestión Icesave es visto como vital para la rehabilitación económica, en particular por la supresión de los controles de capital, impuestos durante la crisis. A principios de esta semana, la agencia de calificación Moody’s dijo que la calificación de deuda soberana de Islandia (es decir, hasta qué punto se puede confiar en la deuda) podría ser recalificada (a la baja) si sus votantes rechazaran el nuevo acuerdo, mientras que un ”sí” probablemente resultaría en una mejora de la actual calificación Baa (equivalente a un “notable”).
Tras dos años de duro ajuste la economía islandesa, que ya salió de la recesión en el tercer trimestre de 2010 (creció un 1,2% tras siete trimestres consecutivos de contracción), podría crecer un 3% este año. El país planea volver emitir deuda en euros, algo que no hacía desde el año 2006, una muestra de la confianza recuperada en la economía y las finanzas del pequeño país nórdico.
Mucho se puede aprender del caso islandés, que ha abordado la resolución de la crisis financiera por una vía claramente opuesta al resto de países del mundo: teniendo en cuenta a sus ciudadanos, como debe ser.