Acto por los 30 años de la Democracia: palabras de la Presidenta de la Nación

Muchas gracias, en principio agradecer, gracias por los jóvenes radicales que nos acompañan, un fuerte aplauso para todos ellos, por favor, Los irrompibles, después voy a hablar de ellos. Muy buenas tardes a todos y a todas. Señores presidentes constitucionales; señores miembros del cuerpo diplomático de la UNASUR, de la CELAC y de países europeos que nos acompañan; empresarios, organismos de derechos humanos; Madres; Abuelas; legisladores; amigos; compañeros: he decido expresamente que pese a la importancia de esta fecha simbólica y que constituye un icono en la historia de los argentinos, que es precisamente 30 años de democracia, el período más largo de democracia que se recuerda en la historia y que hubiera ameritado… gracias a todos los argentinos y a Raúl también… y que hubiera ameritado tal vez una cadena nacional, he decidido expresamente no hacer una cadena nacional.

¿Para qué? Para permitir que democráticamente, como seguramente lo estarán haciendo en estos momentos, algún canal corte la pantalla y entonces yo esté hablando de la democracia y de estos 30 años de historia, de un lado, y del otro lado pongan alguna escena donde los violentos, los antidemocráticos, los que no respetan los valores por los cuales tantos argentinos y argentinas dieron su vida quieren, sin lugar a dudas, hacernos olvidar o hacernos lo que es aún peor, que los argentinos despreciemos o no nos importen los valores de la democracia.

Yo no soy ingenua, no creo en las casualidades, tampoco creo en los hechos que se producen por contagio, como he escuchado algunas argumentaciones por ahí. Por contagio son las paperas, la varicela o la rubéola, pero algunas cosas que pasan en la Argentina y algunas cosas que pasan en determinadas fechas y con determinados protagonistas no son por contagio, son por planificación y ejecución con precisión quirúrgica. Tal vez, inclusive, muchos de ellos son instrumentados sin saber realmente, como ha pasado en otras etapas de la historia, instrumentados para servir a fines que realmente terminan volviéndose en contra. Pero hoy lo pensé y lo medité mucho y me acordé de otro 10 de diciembre de los derechos humanos también, casualmente, fíjense qué casualidad, hace tres años: Parque Indoamericano. También un 10 de diciembre, también hacíamos un festival por los derechos humanos en la Plaza de Mayo, que terminamos suspendiendo por hechos desencadenados por una patrulla o por dos de la policía, que terminaron con tres muertes de ciudadanos bolivianos y paraguayos. También recuerdo que a pocos días de las elecciones en las cuales resulté electa por más del 55 por ciento de los votos, allí también se produjeron, casualmente en diciembre, parece que además no solamente son por contagio, sino que el contagio tiene fecha muy precisa en un calendario. ¿Pero saben qué? Los argentinos vivimos los 365 días del año y vivimos en democracia, en paz, los 365 días del año.

Por eso tomé la decisión de llevar adelante este acto en honor – como decía recién Joan Manuel Serrat – a los que pelearon y cayeron, en honor a los que pelearon y ya no pelean más, a los que siguen peleando, a los que no pelean, a todos, a quien un 10 de diciembre en una Argentina terrible le tocó asumir como Presidente de todos los argentinos, y que hoy nos acompaña su hijo. También en nombre de Néstor, que le tocó asumir la Argentina, en nombre de todos.

Hoy quiero hablar de las coincidencias, no de las diferencias, y parece mentira pero en aquella Argentina del 10 de diciembre…, yo recuerdo además el 30 de octubre, el día de las elecciones. Era fiscal general en un colegio de Río Gallegos, obviamente por el Partido Justicialista, apostaba con el fiscal general del Radicalismo que nosotros ganábamos y él me decía: “mirá que Raúl dice que gana él”. “Estás loco”, le decía yo. Es que los peronistas nos creíamos imbatibles en las urnas, como si uno pudiera hacer cualquier cosa en política y la gente pudiera olvidarlo, sin autocrítica. Y llegó ese voto que por primera vez en elecciones libres, democráticas y sin ningún tipo de proscripciones ganó la Unión Cívica Radical y el doctor Raúl Ricardo Alfonsín. También en nombre de eso, hoy, estamos aquí reunidos los argentinos. Fueron tiempos difíciles.

Yo quiero comparar, en este período más extenso de la democracia, si no es casualidad también que en este que ha sido el período más extenso de la democracia hayamos podido los argentinos, en esta última etapa, producir también el crecimiento económico más importante de nuestra historia.

Qué vinculación sensata, racional hay entre profundidad democrática, crecimiento económico e inclusión social. Y reflexionaba mucho en estos días, he reflexionado porque fui partícipe de esa Argentina convulsionada de los años 80, del 10 de diciembre, que comenzó con muchísimos puntos en común con lo que luego nosotros llevamos adelante. Yo recuerdo al primer ministro de Economía del doctor Raúl Ricardo Alfonsín, a Bernardo Grinspun, lo recuerdo como si fuera hoy, en otras circunstancias, enfrentando también al Fondo Monetario Internacional, recuerdo también decidiendo al doctor Alfonsín el juicio a las Juntas Militares, que marcó también un hito en la historia política de los derechos humanos de la República Argentina.

Es cierto que la historia siguió y después los condicionamientos de sectores antidemocráticos, en un país que se tambaleaba, obligaron a retroceder el camino andado. Pero también recuerdo a mi partido, junto al entonces Presidente, apoyando sin duda, recuerdo ese balcón como si lo viera hoy, acompañado por el que era presidente de la bancada de mi partido y también por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el compañero Antonio Cafiero, lo recuerdo como si fuera hoy. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla, porque tal vez mi partido como pocos, el peronismo, haya sufrido lo que significa la tragedia de una dictadura para sus hombres y mujeres, para sus militantes, para sus dirigentes. Inclusive, luego - como bien lo recordaba Joan Manuel Serrat – las Madres y las Abuelas, muchas mujeres de ellas que se sacaron el delantal, porque no sabían nada de política y fueron a buscar a sus hijos; otras como reconoció Estela cuando le tocó recibir un premio, que ni siquiera participaba de nuestra ideas, o no entendía las de su hija o directamente era anti-peronista, esta es la historia de la Argentina de las frustraciones.

También en honor de esa política de Estado, que se inició en los años 80, el MERCOSUR, que luego se alejó y que finalmente, luego, Néstor retomó. Fue la Argentina, yo diría, de la libertad condicional, de la democracia en libertad condicional, esa era la Argentina que se inauguró un 10 de diciembre de 1983. Hasta acá se podía. No importa lo que pasó en el medio porque vine hoy a resaltar las coincidencias. Y creo que muchas de las cosas que no se pudieron hacer y que fueron las banderas que levantó esa juventud y que enamoró a miles de jóvenes que llenaron la Plaza de Mayo para ese histórico discurso en el Cabildo, o que llenaron la 9 de Julio en el cierre de campaña…

Quiero contar una anécdota, mis compañeros me van a retar después, pero quiero contar una anécdota personal, se estaba produciendo el cierre de campaña en mi provincia, en Santa Cruz, en el Colegio Salesiano, que tenía el gimnasio más grande, yo estaba a punto de salir con Néstor para el acto y aquí estaba cerrando su acto de campaña, en la 9 de Julio, el doctor Alfonsín. Me detuve por un minuto a escucharlo porque Néstor estaba demorado haciendo no se qué cosa y le dije: “Néstor escuchalo, parece Perón cuando habla”. Y me dijo: “pero vos estás loca, qué estás diciendo”. Y ahí no más me arrastró y me llevó al acto.

Fueron muchas las cosas que hemos vivido y muchas las cosas que hemos logrado también en común, me lo han dicho muchísimos militantes, dirigentes de la Unión Cívica Radical, que siguen conmovidos y abrazados con las mismas convicciones, que son las del viejo movimiento nacional. No estamos inventando nada nuevo, ni inventó tampoco nada nuevo el alfonsinismo, era simplemente rescatar las banderas del yrigoyenismo, nosotros las de Perón, y en definitiva la continuidad de un movimiento nacional, que pugna, con marchas y contramarchas, y con los que siempre acechan contra los valores de la democracia. Por eso dije: hoy más que nunca la ratificación de la democracia. Frente a los violentos, frente a los que quieren instalar el miedo en la gente, frente a la conmoción que provoca ver escenas que realmente conmueven, consternan y algunas avergüenzan, porque ver gente en saqueos con autos o 4 x 4 no sólo conmociona sino simplemente avergüenza. Avergüenza a todos los argentinos.

Pero también debemos pedirle –lo decía Joan Manuel- a nuestra Justicia que defienda a sus ciudadanos y a las instituciones democráticas. Nosotros como gobierno tenemos procesado al Secretario de Seguridad por detener a gente que cortaba la General Paz; bueno, mientras las cosas sigan funcionando así en la Justicia vamos a tener cada vez más problemas.

Pero quiero rescatar estos 30 años, que pese a todos los intentos antidemocráticos los argentinos hemos decidido vivir en democracia, porque hemos conquistado demasiadas cosas que no estamos dispuestos a ceder en estos 10 años que constituyen el período de crecimiento económico más importante y también de importante inclusión social. Y yo lo quiero remarcar porque no es una inclusión social producto de que cuando llegamos encontramos una situación económica con las arcas llenas en el Banco Central, no, encontramos solamente endeudamiento y problemas. Fue la decisión de otro Presidente que tampoco hoy está, fue su convicción la que hizo que rompiéramos con esta dependencia de la deuda externa, del Fondo Monetario Internacional y que también junto a otro gran hombre como fue el presidente de Venezuela le dijeran no al ALCA en el año 2005.

La inclusión social, la educación, la investigación, las universidades, las obras, el agua potable, la recuperación de YPF, del Correo, de Aerolíneas Argentinas, de Aysa, tantas cosas que hemos recuperado los argentinos, no un gobierno, hoy no es el día de un partido, hoy es el día de la democracia, y por eso estamos todos reunidos aquí para conmemorar esa democracia. Y fundamentalmente para condenar a los violentos y para decir también de una buena una vez por todas, porque hubo un tiempo en que desde algunos análisis se convalidaban actitudes en virtud de que había un proceso económico de deterioro social, yo no nací en el palacio Anchorena, soy hija de trabajadores, nunca me sobró nada, trabajo desde los 18 años, pero jamás se me ocurrió saquear un lugar para tener un televisor mejor. Son estas cosas las que finalmente toda la sociedad debe condenar sin lugar a dudas, condenar la sociedad y juzgar la Justicia. Porque para eso también está la división de poderes.

Y también, de la misma manera que en estos 30 años a partir de procesos difíciles, complejos, logramos una nueva Ley de Defensa, una reincorporación y reinserción de nuestras Fuerzas Armadas a los procesos democráticos, hay que hacer lo mismo en cada una de las jurisdicciones con las policías provinciales de una buena vez por todas. Es necesario. Que no significa no reconocer derechos, que no significa negar realidades, pero significa sí, por favor, condenar sin dudas la extorsión a una sociedad por parte de aquellos que portan armas para defenderla y no para atacarla. Y mucho menos aún, lo que hemos visto, liberar, perdón, y mucho menos aún lo que hemos visto y cuentan los propios gobernadores con quienes estuve en contacto permanente: liberar zonas para que vaya gente a cometer delitos. ¿Quiénes son los que están en contacto los unos con los otros para hacer este tipo de cosas? Yo quiero hablar con mucha sinceridad a la sociedad argentina, hemos desplegado durante todo el territorio, y lo saben bien los gobernadores, a las policías de seguridad nacional, la Gendarmería Nacional, la Prefectura; hemos colaborado, estamos y seguimos colaborando, pero es imprescindible que los más de 200.000 efectivos provinciales cumplan la función que tienen que cumplir, porque son muchos más que los 35.000 efectivos que tiene la Gendarmería Nacional y que además no forma parte de su función estar dando seguridad interior sino que debe cuidar nuestras fronteras.

Por eso creo que el homenaje a la democracia es llamar las cosas por su nombre, el homenaje a la democracia es rescatar los valores y lo que hemos logrado. Saber que estas cosas no suceden por casualidad, que estas cosas suceden porque se quiere desgastar los valores de la democracia; que la gente piense que es mejor vivir de otra forma, que no es la democrática, pero que es más seguro que vivir en democracia. Yo quiero solidarizarme con todos aquellos ciudadanos que se vieron afectados y cuyos derechos no fueron defendidos por quienes tenían la obligación constitucional de hacerlo. Y quiero hacer un llamado porque no puede ser, lo sabíamos también el año pasado en diciembre, en Bariloche, también el efecto contagio, todos sabemos que no hay ningún efecto contagio, sabemos que hay instigación política por los que creen que se pueden ganar elecciones hablando de la seguridad o de la inseguridad instalando el miedo. Quieren instalar el miedo para ganar con la inseguridad. ¿Y saben qué? Eso dura muy poco y hemos tenido experiencias muy terribles en la República Argentina. ¿Y además saben qué? Esas políticas han fracasado, porque en realidad la inclusión social y el control civil y político de los organismos de seguridad es lo que garantiza la verdadera seguridad de los ciudadanos.

Quería rescatar estos 30 años en que hemos logrado cosas impensables. Por eso pasan estas cosas, para que no pensemos en lo que hemos logrado, para que no pensemos en los 6 millones de puestos de trabajo, para que nos olvidemos de los 3 millones y medio de netbooks, para que nos olvidemos de todas las empresas que se han creado, para que nos olvidemos de cómo crecieron las exportaciones , para que nos olvidemos de los 3 millones de jubilados que se han incluido y que antes estaban de la mano de Dios; para que nos olvidemos del aumento y de la movilidad social jubilatoria de dos aumentos al año; para que nos olvidemos del aumento salarial y de los salarios más importantes de Latinoamérica; para que nos olvidemos de las convenciones colectivas de trabajo; para que nos olvidemos del matrimonio igualitario, del divorcio vincular también logrado con mucho trabajo durante la gestión del doctor Alfonsín; para que nos olvidemos de que también el año que viene vamos a aprobar un nuevo Código Civil y Comercial que amplíe más derechos y que vamos a discutir lo que tengamos que discutir si es necesario, porque no somos cerrados. Porque hemos venido ampliando y generando nuevos derechos y queremos seguir ampliando y generando más derechos, y es cierto, cuando hay más derechos, cuando se amplían derechos hay sectores que se molestan. Porque necesitan tal vez una tasa de desocupación alta, para que el salario sea más bajo; porque necesitan tal vez medidas macroeconómicas que produzcan formidables transferencias de ingresos de un sector a otro, como se vivió en determinadas etapas de nuestro país, que no voy a mencionar porque, reitero, hoy no quiero plantear ninguna diferencia, quiero simplemente hablar de las coincidencias, de los logros, y de lo que falta y del futuro.

Pero tengo una sola certeza, absoluta, inconmovible, todo lo que falta lograr, todo lo que nos falta hacer sólo se puede hacer en democracia, respetando la Constitución, respetando las leyes, respetando las autoridades legítimamente constituidas y elegidas por el pueblo. No hay ningún otro modo de poder hacerlo y el que crea que hay un camino alternativo que no se disfrace de cordero, que lo diga, si piensa que la democracia o la libertad o el poder expresar lo que sentimos es malo, que lo digan. Pero queremos definitivamente consolidar, este es el homenaje a todos los hombres y mujeres que en democracia y en no democracia dieron su vida por ella. Muchísimas gracias a todos. Mucha fuerza, mucha convicción, yo estoy junto a ustedes como siempre, con toda mi fuerza, con todas mis convicciones, con lo que puedo dar y con lo que no puedo dar también. Muchas gracias.

Casa Rosada - 10 de diciembre de 2013

Noticias relacionadas

Kurt Hackbarth. El Poder Judicial mexicano es conocido por favorecer a los oligarcas y otros intereses deshonestos...
Gustavo Buster; Daniel Raventós; Miguel Salas. Hasta el pasado 23 de abril, el actual gobierno español de coalición progresista surgido de las e

Compartir en