Pete Seeger: el hombre que plantó muchas semillas
Pete Seeger superó a la mayor parte de sus críticos y adversarios. En su famoso banjo de cinco cuerdas había grabado: "Esta máquina cerca al odio y le obliga a rendirse."
Nada menos que el Wall Street Journal, después de reproducir un feo comentario sobre el radicalismo de juventud de Seeger, escribió: "trovador, agitador de chusma, espina en el costado de los acomodados y complacientes, premio de los Medios de Comunicación Nacional de las Artes, estadounidense idealista y hombre de familia, Seeger mantuvo lo que el Sr. Springsteen llama su "optimismo desagradable' hasta el final de su vida".
En un festival de la canción en el Madison Square Garden para celebrar el 90 cumpleaños de Seeger, Springsteen añadió: "Pete Seeger decidió que sería un recordatorio itinerante y cancionero de toda la historia de Estados Unidos. Que sería un archivo viviente de la música y de la conciencia de Estados Unidos".
Conocí y hablé con Pete Seeger un par de veces y puedo dar fe de su determinación constante y de su contagioso espíritu edificante. Todo lo anterior da la talla de este hombre auténtico y su rara combinación de carácter, personalidad, intuición, ambición y enfoque.
Su carácter brilló cuando fue citado ante la poderosa Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes (HUAC) en agosto de 1955, junto con otros artistas y actores críticos, que se negaron a tomar la salida más fácil e invocar la Quinta Enmienda contra la autoincriminación. En su lugar, se hizo vulnerable a una acusación posterior al invocar la Primera Enmienda y su derecho a la libertad de expresión, de petición y de reunión.
Después de rechazar las pruebas del Comité sobre sus simpatías políticas y sus creencias, sugirió que se discutiese sobre la música que a los miembros del Comité les parecía tan objetable. Ofreció sin éxito cantar sus canciones, allí y entonces, ante la sorpresa de unos políticos de mandíbula apretada.
"Creo", les dijo, "que hacer estas preguntas a cualquier americano es totalmente inapropiado, sobre todo en estas circunstancias". En aquellos días fue un gesto muy valiente.
Pagó el precio, cuando fue procesado y condenado antes de ganar su apelación. En esos años de la caza de brujas de "commie symps" por los fanáticos McCarthy, su carrera casi se derrumbó. Las cadenas de televisión le prohibieron durante más de una década, las compañías discográficas le rehuían; los conciertos menguaron. ¿Qué hizo? Continuó grabando, viajando entre la gente común por todo el país, aprendiendo su música y cantando en las esquinas, en locales sindicales, en glesias, escuelas y lo que llamó "junglas de vagabundos".
Rompió con la popular banda que había formado – The Weavers - después de que grabaran un anuncio de cigarrillos Lucky Strike. Más recientemente, de acuerdo con su productor, Jim Musselman, y sello discográfico (Appleseed Recordings - http://appleseedmusic.com/) , rechazó una oferta de BP de $ 150,000 a cambio de utilizar una de sus canciones en un comercial, a pesar de que podría haber dado el dinero a una ONG.
Como complemento de este recio carácter, Seeger poseía una personalidad impresionante y funcional. Su capacidad de recuperación de reveses, adversarios ideológicos y especialistas de la calumnia era legendaria. Porque nunca dejó que su ego se interpusiera en el camino y le hundiese y comprendía el contexto general de los cambios sociales y la forma en que podía usar su fama para amplificar los esfuerzos del pueblo por la paz, la justicia, el medio ambiente y otras exigencias de la buena vida. Contribuyó poderosamente a ello que estuvo casado durante setenta años con la incondicional Toshi.
"La clave para el futuro del mundo", comentó en 1994, "es encontrar las historias optimistas y hacer que se conozcan". En el 2009 dijo que su tarea era "mostrar a la gente que hay un montón de buena música en este mundo , y que si se utiliza bien, puede ayudar a salvar el planeta". Su mayor esperanza era que las mujeres enseñaran sabiamente a sus hijos. Hace tres años, ganó un Grammy por su álbum, "Los niños del mañana".
Su conexión con públicos de todo tipo, en EE UU y en el extranjero, buscaba de la manera más natural que participasen y cantasen. Para el Sr. Seeger, no se trataba de la canción o el cantante - esos eran los medios - se trataba de la propia experiencia de la audiencia.
No le gustaba el sonido abrumador del rock que ahogaba las letras. Las letras, creía, eran lo que necesitaba ser comunicado y, por tanto, debían ser escuchadas, cantadas y comprendidas. Por esa razón evitó las guitarras eléctricas y otros instrumentos electrificados.
En su biografía, escrita por David Dunaway, titulada Cómo puedo dejar de cantar: Pete Seeger, el Sr. Seeger se refiere así a las tradiciones rurales. "Me gustó el tono vocal estridente de los cantantes, el baile vigoroso. Las palabras de las canciones tenían toda la carne de la vida. Su humor tenía gracia, no era trivial. Su tragedia fue real, no sentimental ".
Arlo Guthrie, hijo del gran Woody Guthrie, un mentor de Seeger, toco con Pete durante casi cincuenta años. En una entrevista de la revista Time Arlo habla de su magia para conseguir que la audiencia se "relajase y cantase con él. Tenía lo ojos entreabiertos y apenas podía creer lo que estaba pasando. Se limitaba a mover la mano y la gente cantaba... Si no se ha visto no se cree. Era casi como si tuviera un sexto sentido que permitiese desencadenar ese tipo de respuesta. En toda mi vida no he conocido a ninguna otra persona, en ningún país, continente o ciudad, capaz de hacer lo mismo. Ni de lejos".
Su intuición creció gracias a un vasto conocimiento de la historia de América, una memoria sorprendente y lo que un reportero llamó "un vasto repertorio de baladas, espirituales y blues".
El interés de Seeger abarcaba casi todas las causas por la justicia social que surgieran de la gente y algunas que él mismo ayudó a iniciar, como la oposición a las guerras y la limpieza de los ríos. Sabía de lo que cantaba, por ejemplo, cuando se inspiró en su amado Río Hudson. Con su famoso velero de 106 pies, el Clearwater, bogó con sus músicos arriba y abajo del Hudson despertando energías cívicas y alentando protestas que consiguieron reducir en gran medida la contaminación del histórico río. Una y otra vez, el Clearwater navegaba con adultos y niños para que pudieran apreciar el río, aprender, cantar, y comprometerse a luchar contra los que contaminaban el Hudson, como General Electric con sus vertidos de PBC. Los niños, relató Musselman, volvían a casa motivados por los nuevos conocimientos adquiridos y urgían a los padres a actuar. El trabajo realizado con el Clearwater es ahora un modelo a seguir en la lucha contra la contaminación de otros ríos.
Este hombre, a quien le gustaba dirigir coros y dar conciertos benéficos para los oprimidos y los disidentes, imponía el silenció en su audiencia para cantar alegremente a continuación. Imagínense a las bandas actuales, atronadoras, ensordecedoras, que provocan en sus fans reacciones frenéticas, ruidosas, sudorosas, con un sonido que ahoga las letras. Esa nunca fue la visión de Seeger. Afortunadamente deja tras si cientos de horas de música que estimula tanto los oídos como endulza o alertas las mentes.
Musselman cuenta un significativo ejemplo de cómo Pete Seeger se comunicaba con la audiencia. Cita a Seeger: "Nelson Mandela salió de la cárcel para ser presidente de su país sin disparar un solo tiro. El Muro de Berlín cayó sin disparar un solo tiro. ¿Y alguien creyó que habría paz en Irlanda del Norte? Siempre hay esperanza cuando se trata de un cambio social poco probable".
"Pete plantó muchas semillas en todo el mundo", concluye Musselman. Por eso el legado de Pete Seeger sigue vivo.
Sinpermiso - 9 de febrero de 2014