Un nuevo factor de riesgo cardíaco
Hoy, las evidencias apuntan a señalar como principales responsables a las partículas inferiores a 2,5 micrones, las cuales ingresan más fácilmente al organismo e irritan los pulmones y los vasos sanguíneos. De esta manera, la contaminación ambiental se traduce en una inflamación sistémica capaz de causar la progresión de la enfermedad arteroesclerótica, el infarto agudo de miocardio, el accidente cerebrovascular (ACV), arritmias e insuficiencia cardíaca.
Pero los efectos sobre la salud de los contaminantes ambientales dependen no sólo de la dosis, la duración y del tipo de exposición, sino también de las características individuales y los hábitos de la persona expuesta.
Así, los ancianos, los niños, las mujeres embarazadas, los que padecen una enfermedad pulmonar o una afección coronaria, las poblaciones con un nivel socioeconómico más bajo y los diabéticos están expuestos a un riesgo incluso mayor que el del resto de la población.
En conclusión, todo señala que es el momento para comenzar a considerar que la polución ambiental es un factor modificable, cuya reducción contribuiría a reducir el riesgo de mortalidad cardiovascular.
La Nación - Jorge Belardi