Ártico: negocio y especulación
El Ártico es un territorio que no pertenece a nadie como tampoco sus aguas. En los tiempos de la guerra fría, este era un territorio ideal para lanzar cohetes entre Estados Unidos y la URRS, pero llegaron a una entente que permitió dejar congelado el problema.
¿Por qué surge actualmente el problema o la disputa por su territorio?
Un informe publicado, en el año 2000, por el servicio geológico de Estados Unidos afirma que en el Ártico se encuentran el 25% de las reservas de gas y petróleo. La realidad es que no se conoce. En un momento tan complicado por la carencia de fuentes energéticas, está claro que ha desatado las posibilidades de negocio y especulación en los países limítrofes así como de muchas multinacionales.
Uno de los territorios que más está sufriendo el cambio climático es el Ártico como lo podemos comprobar con algunos datos. La temperatura en el Ártico ha subido ya dos grados y se prevé que para el año 2100 habrá aumentado ocho grados más. Otro dato muy significativo es que en agosto del año 1979 la extensión del hielo polar era de 8.100.000 km2, mientras que en agosto de 2007 se había reducido a 5.320.000 km2.
El calentamiento global ha acelerado la carrera por el dominio y explotación comercial del Ártico. Es la zona del mundo más vulnerable al calentamiento. Algunos científicos nos hablan de que al ritmo actual para el año 2040, habrá desaparecido el hielo del Ártico, otros ponen la fecha en el año 2070. Mark Serreze, del Centro Nacional del Hielo de Estados Unidos, nos dice que el deshielo ártico se está acelerando y se está llegando a un punto sin retorno.
Esta posibilidad de explotación del Ártico acelerará el calentamiento de esta zona del planeta. En estos momentos ya hay dos proyectos gasísticos en funcionamiento.
Las multinacionales Statoil (noruega) y las francesas Total y Gaz de France están ya explotando gas en Hammerfest (Noruega). La planta obtiene gas usando un sistema submarino con una profundidad de 250 metros y a una longitud de la costa de 130 kilómetros. Es la mayor planta de gas licuado de Europa.
La empresa estatal rusa Grazprom está empezando a explotar el yacimiento de Stockman, que posee una enorme bolsa de gas. Las principales petroleras del mundo están perforando la zona en la búsqueda del ansiado gas. Sin embargo, hay un problema y es que este yacimiento se encuentra en aguas que son disputadas a Rusia por Noruega. Como iremos viendo a lo largo de los años venideros, asistiremos a partir de ahora a multitud de conflictos pues no hay nada regulado en estos territorios. Al final se resolverá con la participación de Statoil en le perforación. Como siempre, la pela es la pela y es lo que acaba triunfando.
Como vemos, el gas y el petróleo están detrás de esta carrera por el dominio del Ártico. El deshielo también revolucionará las comunicaciones marítimas, sirvan como ejemplos, que el viaje de Tokio-Hamburgo por el canal de Suez son unos 21.600 km mientras que por el paso del Noreste serían unos 13.000 km o Tokio-Nueva Cork que por el canal de Panamá son 18.200 km y si se hace por el paso del Noroeste son 14.000 km.
Con el deshielo del Ártico se nos abren nuevas zonas de comunicación marítima que hacen acortar muchísimo las distancias como hemos visto en el párrafo anterior, pero además permitirá sacar todas sus riquezas sin mayor dificultad y ponerlas en el mercado.
El paso del Noreste, que es utilizado por Rusia con la ayuda de rompehielos, en la actualidad no es navegable, circunda la zona norte de Siberia y nos comunicaría Europa con el estrecho de Bering, abriéndonos al océano Pacífico.
El paso del Noroeste que pasa por Groenlandia y las islas nórdicas de Canadá nos lleva también al estrecho de Bering. Este año 2007 ha estado abierto por primera vez. Este paso es reclamado por Canadá como propio, pero Estados Unidos y la Unión Europea afirman que es un paso internacional.
España también apoya que el paso del Noroeste sea considerado aguas internacionales, porque es una zona rica en fletán que es una especie muy importante para nuestra flota pesquera, además nos evitaremos los conflictos con los canadienses. También en esta zona del Ártico tenemos intereses, Iberdrola acaba de comprar parte de la producción de gas de Snolvit (Noruega) y ACS construye plataformas petrolíferas para la zona.
En su lucha por retenerlo como propio, el primer ministro canadiense Stephen Harper dice “El gobierno canadiense comprende que el primer principio de soberanía del Ártico es o lo usas o lo pierdes”. Por ello Canadá va a instalar una base militar en Resolute Bay con más de mil soldados.
¿Cómo se va a repartir el Ártico?
Un primer paso es la puesta en funcionamiento de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982
Este Tratado establece la anchura del mar territorial de un país es de 12 millas marítimas y le concede una zona económica de 200 millas náuticas en las que tiene derechos exclusivos de explotación del lecho marítimo. Rusia posee la costa ártica más extensa y reclama su soberanía sobre una superficie de casi 1.200.000 km2 de la plataforma marítima.
La Ley del Mar establece un plazo que concluye en 2009, a partir del cual los países pueden solicitar la extensión de las doscientas millas que la ONU concedió como aguas territoriales. Para solicitar, antes el país debe haber firmado la Ley del Mar.
Kim Colmen, director del Instituto Polar de Noruega explica: “Si un país demuestra que su plataforma continental, el lecho marino anexo al continente, se extiende más allá de las doscientas millas, puede reclamar su soberanía”. Esta es la argumentación que Rusia alega para su reclamación territorial.
Todos los países involucrados, Noruega, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos y como hemos visto Rusia tienen en marcha estudios geológicos para así poder reclamar su soberanía hasta el Polo.
Los Estados Unidos que llevan veinticinco años sin firmar la Ley del Mar, la cual habían despreciado, lo harán inmediatamente para así poder presentar reclamaciones territoriales sobre el Ártico.
Las Naciones Unidas es quién debe resolver el contencioso que se está creando en esta parte del mundo. Al final lo que se producirá es un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos en el marco del Consejo Ártico y se lo darán hecho a la ONU.
Esperemos que consigamos PARAR el deshielo del Ártico pues sería lo mejor para nuestro futuro humano y dejáramos que los intereses de las grandes potencias y de las multinacionales quedaran enterradas para siempre bajo el hielo ártico.
*Edmundo Fayanás Escuer es profesor de Historia en Pamplona, España. A su vez, integra el equipo de redacción de “El inconformista digital”.
Fuente: [color=336600]REBELION – 16.10.2007[/color]