¿Por qué el experimento de la austeridad en Europa está condenado a fallar?
He pasado las últimas dos semanas en Europa, dando charlas en Italia, Grecia y Austria. Ha sido mi primera visita a Grecia, y la primera oportunidad de tener una opinión como turista, siempre superficial, de cómo es un país con niveles de desempleo propios de la Gran Depresión.
Atender demasiado a los demás, maldición de la clase trabajadora
"Lo que no llego a entender es por qué no anda la gente sublevada por las calles?" Oigo esto aquí y allá, dicho por gente opulenta y con poder. Hay una especie de incredulidad. "Al fin y al cabo", parece querer decir el subtexto, "ponemos el grito en el cielo cuando alguien se atreve siquiera a a amenazar nuestras exenciones tributarias; si alguien pusiera en peligro mis posibilidades de tener comida o techo, yo andaría quemando bancos y asaltando el Parlamento. ¿Qué le pasa a esta gente?".
Es una buena pregunta. Pensaríamos que un gobierno que le ha infligido ese sufrimiento a quienes tienen menos recursos para resistir, sin darle un giro a la economía, se habría arriesgado a un suicidio político. Por el contrario, la lógica básica de la austeridad la ha aceptado casi todo el mundo.
“Nuestros socios internacionales tienen mucho que perder, si persisten en su actual política de austeridad”.
Alexis Tsipras, el dirigente del Partido Syriza en Grecia, es una gran esperanza de la nueva izquierda europea y un candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Hace dos años, su partido casi se hizo con el poder político en un país que había sufrido un increíblemente rápido deterioro a causa de las duras medidas de austeridad: como devastado por una guerra, se convirtió como quien dice en un país del tercer mundo en el que se registraba una acelerada desaparición de la democracia y del estilo griego –europeo— de vida. Si las elecciones legislativas en Grecia se celebraran mañana, Syriza las ganaría con toda seguridad.
“Alemania contribuyó al pánico financiero en el sur de Europa”
Prima de riesgo. Las tres palabras que en España se emplean para hablar del riesgo país fueron las más escuchadas del noticiero entre los meses de junio y septiembre de 2012. Sólo en julio de ese año, los depósitos en bancos españoles cayeron en 74.000 millones de euros, con la banca de Alemania, Suiza y Luxemburgo como destinos principales. La economía española venía muy mal desde 2009, cuando el PBI se contrajo 3,8%, pero en 2010 había reducido el declive (-0,2%); y en 2011 había vuelto a los números positivos (+0,1%), ¿qué fue entonces lo que disparó la alarma de los ahorristas?
Europa vuelve a decepcionar y ya se habla de una 'década perdida'
El repunte de la zona euro después de una prolongada recesión perdió fuerza en el tercer trimestre, intensificando los temores de que el bloque esté en medio de una "década perdida" caracterizada por estancamiento económico, desempleo y descontento político.
Aunque se espera que el crecimiento mejore ligeramente el año entrante, la zona euro está muy lejos de recuperar el nivel de producción y empleo que tenía antes de que se desatara la crisis financiera y económica.
Cuatro años más de ajuste
A Angela Merkel le disgusta que la comparen con Margaret Thatcher, pero ella suscribe su famosa máxima “la dama no da marcha atrás” (“The lady’s not for turning”). La canciller alemana no ha retrocedido un ápice en su exigencia a los países en crisis del sur europeo para que ajusten. Esa es su forma de manejar la crisis del euro, no importa si el costo resultante es más desocupación, pobreza y miseria para Portugal, Italia, Grecia y España, los llamados PIGS –acrónimo que significa “cerdos” usado peyorativamente por medios económicos anglosajones– víctimas de la desindustrialización, la burbuja inmobiliaria y la especulación financiera.
Políticas de ajustes en Europa traerán más pobreza
Las políticas de ajuste económico impuestas desde Berlín y Bruselas a los países de la Eurozona pueden generar entre 15 y 25 millones de pobres de aquí a 2025, según cálculos de la ong española Oxfam.
Si esos vaticinios se cumplen se ratifican las opiniones de analistas y economistas que rechazaron los rescates financieros y las condiciones bajo las cuales la llamada troika hizo las ofertas.
Europa necesita algo más que austeridad
Pareciera que la austeridad está pasada de moda en la eurozona, por lo menos por el momento. La Comisión Europea les ha dado a España, Francia y Holanda más tiempo para cumplir con el límite de déficit del 3% del PBI de la Unión Europea. Hasta los funcionarios del gobierno alemán hoy admiten que se necesita algo más que un ajuste del cinturón fiscal para revivir las economías de la periferia de la eurozona.
Austeridad: el ascenso y caída de una receta económica
En tiempos normales, un error aritmético en un paper económico no tendría la menor relevancia para el mundo. Pero en abril, el descubrimiento de un error de ese tipo no sólo dio que hablar a la profesión económica sino que fue noticia en los diarios. Podríamos llegar incluso a pensar que cambió el curso de la política.
El fiasco de la ortodoxia
Hace cinco meses, más precisamente el 3 de enero de 2013, en un escueto artículo, en la categoría draft, que no refleja una posición oficial, Olivier Blanchard, economista en jefe del FMI, de centroderecha, indicó que el organismo había cometido un error en sus cálculos sobre el impacto de la disminución del gasto público en el crecimiento económico. Concretamente decía “la consolidación fiscal en las economías desarrolladas produjo un impacto más importante en la caída de la tasa de crecimiento. Lo cual indica que los multiplicadores fiscales eran significativamente más elevados de lo que las previsiones estimaban implícitamente”. La confesión no dejó de producir una pequeña revolución en el mundillo de los macroeconomistas.