Brasil: HIV y la batalla por las patentes
Anunciada en un discurso de alto voltaje por el presidente Lula da Silva, la decisión de quebrar la patente de la droga contra el sida Efavirenz que produce la multinacional de origen norteamericano Merck Sharp & Dohme, séptima en el mundo, produjo fuertes reacciones en Estados Unidos. El decreto del gobierno brasileño permitirá en un primer momento importar el medicamento en su forma genérica, sin marca, desde la India, pero en un segundo tiempo apuesta a la producción local. La medida, la primera de este tipo en ser adoptada por un gobierno en Brasil, estaba en estudio desde 2005, cuando el ex ministro de Salud Humberto Costa anticipó que podían determinar la "licencia compulsiva" del medicamento (como se llama a la cesión de la patente a otras fabricantes por parte de los gobiernos) prevista para casos de emergencia en el Acuerdo de Propiedad Intelectual denominado "Trips", que funciona bajo la órbita de la Organización Mundial del Comercio.
Lo que justifica la resolución son los "escasos progresos realizados en la discusión de precios con el laboratorio Merck". Hoy, 80% de los recursos destinados al programa de distribución gratuita de drogas anti-sida es absorbido por tres grandes empresas farmacéuticas. Eso pondría en riesgo el plan de entrega de los antirretrovirales a los enfermos, próximos ya a los 200.000.
Pero las ventajas que representaría esa medida para el gobierno brasileño, que economizaría más de 30 millones de dólares al año, implica un gran costo (económico, claro está) para el laboratorio norteamericano. Merck cobra en Brasil 1,56 dólares por cada píldora de Efavirenz; el medicamento genérico producido en la India valdrá un tercio: 0,45 dólar.
En EE.UU., la Cámara de Comercio declaró que "Brasil venía trabajando para atraer inversiones en industrias innovadoras que dependen, precisamente, del respeto a la propiedad intelectual. Pero con esta acción, probablemente los inversores perderán interés en el país". La entidad afirmó también que este es un "gran paso atrás para el desarrollo del país", según reveló ayer el diario Folha de Sao Paulo.
Los de la industria farmacéutica estadounidense trinaron: "Estamos con un fuerte desagrado porque el gobierno de Lula decidió suspender las negociaciones que tenía con Merck". Para ellos, el reconocimiento de la propiedad intelectual es un dato central en la producción de remedios nuevos y mejores. En Washington no pasó desapercibido el gesto de Lula, como dejaron trascender funcionarios del USTR (la Representación Comercial). Pero al mismo tiempo, no se les escapa que las normas fijadas por la OMC admiten mecanismos como el que aplicará el gobierno brasileño. Por eso, la multinacional Merck se mantiene cautelosa.
Lo que desató el vendaval de la antirretrovirales es el diferencial entre los precios que Merck cobra por el mismo medicamento en Tailandia y en Brasil. En el país asiático, el valor es de 0,60 dólar por píldora, contra 1,56 pagado por los brasileños. Lula declaró que semejante diferencia "es una cosa grosera, no sólo desde el punto de vista ético sino también desde el punto de vista político y económico". Para el presidente "todo descubrimiento para curar la enfermedad debería ser declarado patrimonio de la humanidad". "No es posible que alguien se haga rico en base a la desgracia de los otros".
Brasil tiene todas las intenciones de derivar a un laboratorio estatal, el Farmanguinhos, la producción de un genérico del Efavirenz. Esto está previsto en el acuerdo internacional.
Fuente: Clarín / Argentina – 06.05.07