Chávez compra armas donde puede. La defensa de Venezuela.
Estados Unidos "quiere impedir que tengamos unos barquitos y unos avioncitos. Bueno, no importa, los compraremos en China o en Rusia", comentó Chávez en reunión con cooperativistas.
Venezuela lanzó el año pasado un programa de renovación de su parque de armas y pactó con Rusia la compra de hasta 40 helicópteros MI-17 y MI-35, con una avanzadilla de 15 que llegarán este año, y 100.000 fusiles AK-103 kalashnikov para su Fuerza Armada de 80.000 efectivos y los cuales costarán 400 millones de dólares.
En paralelo, se pactó la compra a la firma brasileña Embraer de una veintena de aviones Supertucanos, para entrenamiento y patrullajes de frontera, y a España 10 aviones de transporte C-295 y dos de vigilancia marítima CN-235, así como cuatro barcos patrulleros costeros y cuatro oceánicos.
Para el general retirado y asesor de la cancillería venezolana Alberto Müller, según dijo a IPS, el gobierno estadounidense de George W. Bush "busca complacer a su clientela política, a los anticastristas (cubanos) y a quienes cuestionan al gobierno de Chávez", con la imposición del veto para que Caracas adquiera los nuevos barcos y aviones.
Müller recordó que en los años 80 Estados Unidos vendió a Venezuela 24 sofisticados cazabombarderos F16, "para utilizarnos como carne de cañón para atacar a Cuba", entonces muy enfrentada con Caracas.
Chávez dijo en la víspera en Brasilia, después de tratar el asunto con el presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, que "hay posibilidades de que Brasil logre que Estados unidos cambie de opinión". "Pero si no lo logran, lo lamentamos mucho, porque esto iba a ayudar al impulso de la aeronáutica brasileña", apuntó.
Los aviones, "si no son brasileños, pueden ser comprados en Rusia, en India, en China o en cualquier otra parte del mundo", agregó el mandatario.
Los contratos con la firma aeronáutica española CASA-EADS y con los astilleros Navantia suman 2.040 millones de dólares y hacer los barcos crearía 600 empleos durante cinco años. En tanto que la operación con Embraer bordea los 200 millones de dólares.
El presidente ejecutivo de Embraer, Mauricio Botelho, se mostró confiado en que obtendrá licencia para vender los aparatos, porque el Supertucano "no es un avión de agresión sino para misiones contra el tráfico de drogas o de armas".
La objeción estadounidense fue planteada por su Departamento de Estado (cancillería), con el argumento de que el gobierno de Chávez "ha socavado las instituciones democráticas, presionado y acosado a los medios y a la oposición política", y además "es un factor de desestabilización" en América Latina.
España reaccionó expresando su "malestar" por la prohibición estadounidense de incorporar tecnología de ese origen a los aviones, "porque no comparte las razones aducidas (por Washington) y porque afecta a sectores de la economía española", indicó el despacho de la vicepresidenta del gobierno de ese país, María Teresa Fernández de la Vega.
La solución española al parecer será utilizar tecnología de otro origen en el equipamiento de las aeronaves.
En Venezuela no hay mayor cuestionamiento público a la renovación de los sistemas de armas, después que en el pasado la oposición reclamó que habían mermado las defensas y el equipamiento militar del país, mientras que el países vecino, Colombia, vive un intenso conflicto armado con secuelas que desbordan su frontera.
Chávez se ha quejado de la lentitud de Washington para suministrar piezas y repuestos para la veintena de F16 que permanecen operativos.
Pero el analista político Alberto Garrido dijo a IPS que las objeciones de Washington "muestran el desplazamiento del tema Chávez de la esfera meramente política del Departamento de Estado a la de seguridad que maneja el Pentágono (Departamento de Defensa)".
Recordó que tanto Embraer como el consorcio EADS-CASA compiten también entre distintos proveedores aeronáuticos para la defensa estadounidense, "incluido el nuevo sistema de vigilancia ACS para el avión espía ERJ-45, y les resulta difícil ir contra las decisiones adoptadas por el Pentágono".
En las plantas españolas de CASA hubo el lunes un paro laboral de cinco minutos para protestar por "la injerencia de Estados Unidos" en el contrato Madrid-Caracas.
Otro telón de fondo es la disparidad entre Chávez y los gobiernos y movimientos de izquierda que le son afines en la región, por una parte, y el gobierno de Colombia estrechamente aliado a Estados Unidos en el combate de la guerrilla, por otra.
Históricamente, las fuerzas armadas de ambos países se han visto como referencia y procurado mantener su poderío bélico equilibrado o con ligera superioridad sobre el vecino, y objetivamente la obstrucción estadounidense ayuda a su actual aliado, el gobierno de Colombia.
Fuente: IPS noticias