China y el triángulo del litio: el nuevo paradigma energético
“(…) Para una epistemología del Sur, es necesario saber lo que es el Sur, porque en el Sur imperial está el Norte. Hay que crear ese Sur contrahegemónico, y el pos-colonialismo es, a mi juicio, muy importante, pues tiene también una tercera idea: las estructuras de poder se ven mejor desde los márgenes. Debemos analizar las estructuras de poder desde los márgenes y mostrar que el centro está en los márgenes de una manera que a veces escapa a nuestro análisis.” (Boaventura de Sousa Santos (2006). Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social. Editorial Clacso, Buenos Aires).
El concepto de “paradigma” y las “revoluciones científicas” asociadas a él, son conceptos claves para entender cómo se producen cambios y avances en distintos campos del conocimiento. Estos avances, aunque necesarios, suelen surgir como respuesta a las limitaciones de los paradigmas establecidos. En ocasiones, lo que inicialmente es innovador con el tiempo puede ser superado o transformado. Esta idea fue planteada por Karl Popper, quien enfatizó que la ciencia avanza mediante un proceso continuo de refutación y superación. Según Popper, los métodos y teorías validados por un paradigma pueden ser desafiados por nuevas anomalías, lo que obliga a la ciencia a reinventarse. Este proceso de cambio de paradigma se ha manifestado en momentos históricos clave, como el paso de la Primera Revolución Industrial (hasta 1760) a la Segunda Revolución Industrial (a partir de 1870), donde las fuentes de energía vivieron una transformación radical conocida como “la Gran Transición”.
Antes de este cambio, las fuentes energéticas se basaban en motores primarios y combustibles preindustriales, como la fuerza humana y animal, la energía hidráulica y la eólica. Sin embargo, los avances tecnológicos de la época marcaron el inicio de una nueva era energética, conocida como la “Gran Transición”, que incluyó la expansión de la extracción de carbón, el paso del carbón vegetal al coque, la invención de las máquinas de vapor, el uso del petróleo y la adopción de la electricidad. Este cambio no solo transformó los sistemas energéticos, sino que también tuvo importantes consecuencias sociales y ambientales. Las ciudades industriales experimentaron un aumento significativo en los niveles de contaminación (sonora, lumínica, atmosférica, hídrica y en suelos), lo que derivó en la degradación de la calidad de vida. Además, el desarrollo de la industria armamentística y las guerras, así como la catástrofe ambiental resultante, llevaron a la creación de políticas internacionales que buscaban mitigar los impactos negativos del modelo energético industrial, promoviendo un entorno más sostenible. (Smil, 2021).
A pesar de estos avances, los sistemas energéticos preexistentes no desaparecieron, sino que fueron complementados con nuevas fuentes de energía. En la actualidad, las energías renovables o limpias, se están expandiendo rápidamente en el hemisferio norte, que ha iniciado su transición energética desde hace años, respaldada por normativas internacionales y legislaciones regionales, como el Pacto Verde Europeo.
América Latina, por su parte, posee abundantes recursos naturales que le permiten ser parte integral de este proceso de transición energética global. Los materiales extraídos en la región, especialmente el litio, se encuentran en el centro de las agendas de las grandes corporaciones de la electromovilidad. Empresas como la china Xinjiang TBEA-Group Baocheng (en Bolivia), Tianqi Lithium (en Chile) y Zijin Mining Group (en Catamarca, Argentina) están invirtiendo en la extracción de litio, lo que pone de manifiesto el interés por los recursos estratégicos de la región. Sin embargo, el proceso de extracción de litio aún depende en gran medida de la inversión extranjera directa, lo que limita la capacidad de los países latinoamericanos para desarrollar una cadena de valor local, especialmente en áreas como la fabricación de baterías de ion-litio. Este tipo de producción representaría un avance tecnológico significativo y ofrecería beneficios sociales y ambientales para los países involucrados, además de fomentar la industria nacional o regional de la electromovilidad en América del Sur.
En base a Staiano (2019), uno de los grandes objetivos para la región es fortalecer la cooperación internacional entre China y América Latina y el Caribe, lo que podría llevar las relaciones bilaterales a un nuevo nivel. En este sentido, China ha manifestado su postura de manera clara: “(…) Todos los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, son miembros iguales de la comunidad internacional”. La intención de China es fomentar el acercamiento y la amistad entre los pueblos de China y América Latina y el Caribe, promoviendo intercambios que contribuyan a una convivencia armoniosa entre las diversas civilizaciones del mundo. Este enfoque se refleja en las relaciones bilaterales de China con varios países latinoamericanos, apoyando proyectos de infraestructura clave en la región. (Dussel et al., 2017).
En este contexto, resulta pertinente reflexionar sobre el papel de América Latina en la transición energética global, planteándose varias interrogantes: ¿Todos los países de la región están transitando hacia fuentes de energía más sostenibles? ¿Es posible hablar de una verdadera transición energética cuando la demanda de fuentes fósiles sigue siendo alta en la región? ¿Qué papel juega China en este proceso de transición energética latinoamericano? ¿Es viable continuar ampliando la matriz energética de la región, o es necesario replantearla de manera más integral? Y, finalmente, ¿hasta cuándo se podrá mantener este modelo de desarrollo energético? Estas son preguntas clave que abren el debate sobre el futuro energético de América Latina en el contexto de un mundo cada vez más interconectado y consciente de los desafíos ambientales globales.
Referencias:
Kuhn, T. S. (2019). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México.
Smil, V. (2021). Energía y civilización. Una historia. Editorial September, Buenos Aires.
Staiano, M. F. (2019). «Las relaciones internacionales entre China y América Latina: encontrando un camino común hacia un nuevo orden mundial». Anuario en Relaciones Internacionales del IRI. Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
Fuente: China y América Latina - Diciembre 2024