Las torres llegan al barrio

Monte Castro se está movilizando ante el desembarco de un emprendimiento grandote que toma una fábrica catalogada y destruye la escala del lugar. La búsqueda de negocios, el impacto ambiental y la resistencia.

Los especuladores inmobiliarios y sus empleados arquitectos y urbanistas sueñan con una Buenos Aires de al menos cinco millones de habitantes, General Paz para adentro. Los empleados ponen cara de serios, de haber meditado el tema y ponderado estudios profundísimos para llegar a la conclusión de que esta ciudad de avenidas estrechas, mala infraestructura, caños centenarios y verde escaso debería duplicar su población. Es una curiosa convicción que no incluye detalles como dónde poner los coches, cómo pagar las instalaciones necesarias y crear alguito de verde para tanta gente. Pero los urbanistas y arquitectos a sueldo de los especuladores ponen cara de “eso es cosa del gobierno” y siguen hablando en abstracto, ese lugar tan conveniente.

Megaciudades: espacios de relación, contradicción, conflicto y riesgo

Durante la última centuria se ha asistido a un importante cambio en la relación entre el ser humano y el medio sobre la superficie terrestre; la ciudad ha pasado a ser el medio organizador de la vida social, económica, cultural y política de los territorios. Y además, se ha consolidado una jerarquía urbana que está presidida por unas ciudades grandes, muy grandes, que son la imagen representativa del nuevo mundo globalizado. Las megaciudades son espacios de relación, contradicción, conflicto y riesgo, que alteran de manera determinante el medio natural donde se asientan. El siglo XXI va a ser el siglo de las grandes ciudades que crecen de forma acelerada en el mundo menos avanzado originando problemas sociales y ambientales. El planeta Tierra tiene, con las megaciudades, un nuevo tipo de relación hombre-medio, de compleja gestión.

Macri no debería despilfarrar en Seguridad Privada

Después de que la Ministra de Seguridad, Nilda Garré, redestinara a los Policías que custodiaban edificios públicos porteños, Macri decidió no sólo no enviar a la Metropolitana, sino que además avaló el cierre de los hospitales y salas de Atención Primaria, dejando a miles de ciudadanos sin atención durante días. Para rematar, ahora la encargada de custodiar aquellos edificios es la policía privada.

De esta manera, el Gobierno de la Ciudad destinará 528 millones de pesos para reemplazar la Federal, a la que ya le debía 28 millones por trabajos adicionales.

Macri tiene una manía y es la de resolver todo con el sector privado. ¿Para qué creo la Metropolitana si no la puede utilizar para custodiar edificios? Ni siquiera la usan para custodiar funcionarios, al Ministro de Seguridad porteño por ejemplo, lo custodian agentes de la Federal.

Verdaderamente no resulta extraño que quiera resolver el problema de esa manera porque de lo que estamos hablando aquí, es de un modelo de gestión que defiende las privatizaciones. Creo completamente innecesario despilfarrar en gastos extras para garantizar la seguridad teniendo a disposición la Policía Metropolitana.