Claves de la Cumbre Sudamericana de Naciones
Sudamérica parece tener prisa por convertirse en una patria grande. Al menos eso dieron a entender los ocho presidentes de la región que se reunieron en Cochabamba ayer en la cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Prueba de ello fue el anuncio hecho por Evo Morales. El presidente boliviano dijo que Bolivia ingresaría al Mercosur como miembro pleno, pero sin abandonar la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Desde allí intentará unir los dos procesos de integración para conformar una comunidad continental, que asuma la voz por los doce países. Pero eso no fue todo. Evo retó a Hugo Chávez a que Venezuela retorne a la CAN y al resto de los países a que recuperen sus recursos naturales como hizo Bolivia con los hidrocarburos, ya que es la única forma de vencer la pobreza y disminuir las desigualdades.
Otra demostración de la unidad sudamericana fue el fuerte apoyo al reclamo de Argentina sobre las islas Malvinas. En el documento oficial consta una declaración firmada por los doce países que reafirma “su apoyo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de la soberanía con el Reino Unido en la cuestión de las islas Malvinas”. También se exhorta a ambos países a retomar el diálogo para encontrar un acuerdo justo sobre las islas y las aguas territoriales circundantes.
El anuncio fue hecho por el canciller boliviano, David Choquehuanca, y agradecido por Daniel Scioli, que junto al canciller Jorge Taiana asistió en representación de Néstor Kirchner.
Pese a los buenos resultados de la Cumbre Sudamericana, que definió a Cochabamba como sede oficial de un futuro Parlamento regional, la sesión entre presidentes y representantes de los doce países no fue fácil. A las buenas intenciones expresadas primero por Evo, luego por el brasileño Lula da Silva y la chilena Michelle Bachelet se contrapuso la frialdad del análisis del uruguayo Tabaré Vázquez.
El presidente oriental observó que todos los documentos trabajados durante seis meses por los vicecancilleres de los 12 países no incluían objetivos concretos y consideró que sin metas específicas toda la buena voluntad expresada quedaría en un gran marasmo y en una condena a Sudamérica a vivir “otros 100 años de soledad”.
Desde ese momento, casi nadie pudo detener la andanada de críticas al documento. El peruano Alan García, luego de considerar terminadas sus disputas personales con Hugo Chávez, consideró que el tratado se estaba centrando en cuestiones económicas, políticas y de vinculación caminera, pero había dejado de lado lo que para él era vital: la educación. Recordó que hace 20 años, durante su primera etapa al frente de Perú, había participado de la creación del Grupo de Río, que pese al tiempo transcurrido no ha logrado la integración de la región.
A ese sacudón ayudó Chávez. El presidente venezolano además rechazó el ofrecimiento de Evo para volver a la CAN, a la que extendió un certificado de defunción. Pero no paró ahí. También criticó la salud del Mercosur e invitó a todos a matar de una vez ambos procesos de integración para apostar a uno nuevo. Insistió en que, en ese momento, se decidiera la constitución de una Secretaría Permanente de la Cumbre Sudamericana para redactar estatutos y unir las experiencias del Mercosur y la CAN.
La molestia de Chávez tenía una explicación. El documento entregado a los presidentes fue una versión light del que habían trabajado los vicecancilleres. Así, por ejemplo, en lugar de anunciar la constitución de un área de libre comercio regional para 2010, con la eliminación del 90 por ciento de los aranceles, se dejó un enunciado sin plazos.
Ante la arremetida de Chávez salió a la cancha Lula, que demostró ayer el peso específico en la región de Brasil. Criticó cariñosamente los ímpetus de Chávez, recordó que él se ha peleado con la mitad de su país para hacer respetar la soberanía del resto de Sudamérica y pidió ser respetuoso de los tiempos de cada país. Con ello logró que todos firmaran la declaración y se fueron contentos a brindar con chicha cochabambina y a darse un baño de público en el cierre de la cumbre paralela. A partir de ahora, los foros sociales serán complementarios a los acuerdos gubernamentales.