“Con innovación tecnológica los problemas del agua se pueden solucionar”
SC: ¿Cuál es la principal problemática en relación al acceso al agua potable en Argentina?
R: Existen dos tipos de escasez de agua: la física, que se da en aquellas regiones que realmente no tienen agua, y la económica, que se refiere a las zonas que si bien tienen agua, no tiene la calidad suficiente para su consumo. Si bien Argentina cuenta con gran cantidad de agua, más allá de algunas zonas áridas, tiene el problema de la contaminación generada por distintos agentes, principalmente por la presencia de arsénico –un contaminante que se produce naturalmente– o por el uso de químicos como los pesticidas. Otro tipo de contaminación muy habitual en la región es el mercurio, y esto es un problema grave porque afecta a los peces y una vez que la sal del metal se aloja en el organismo de estos animales se produce una conversión del mercurio al metilmercurio, un compuesto aún más neurotóxico capaz de concentrarse en el organismo y en las cadenas alimentarias. El pescado contaminado puede ser consumido produciendo enormes consecuencias para la salud y afectando particularmente a los niños. Lo importante es tener en cuenta que con innovación tecnológica todos estos problemas pueden solucionarse. También pueden implementarse regulaciones pero sigue siendo primordial para cualquier desarrollo tecnológico la intervención y el apoyo político para contar con inversiones que impulsen la innovación.
SC: ¿Qué tipo de tecnologías se pueden desarrollar en Argentina o en el resto de América Latina para afrontar estas problemáticas?
R: En América Latina tenemos problemas en cuanto a la calidad del agua. Bolivia es uno de los países con condiciones sanitarias más precarias, donde solamente entre el 40 y el 50% de la población tiene acceso a agua de calidad sanitaria. Argentina está mejor, el porcentaje de acceso asciende entre el 80 y 90%. En esta región hay tecnologías simples y de bajos costos que se pueden implementar aprovechando recursos existentes. Una alternativa es la aplicación de la diatomita, una roca sedimentaria silícea presente en Argentina y otros países de Sudamérica que sirve de medio de filtración; su granulometría es ideal para la filtración del agua. A partir de un proceso químico, la diatomita se vuelve selectiva y puede ser utilizada como descontaminante debido a que retira los metales pesados del agua pero deja el resto de los minerales necesarios para la salud humana. La modificación química de estos productos ya existe en Argentina y creo que el país tiene un enorme potencial si se comienzan a modificar estos materiales. Dentro de este contexto fuimos invitados a escribir un artículo científico que consiste en una evaluación crítica sobre el uso de la diatomita para la remediación de metales pesados del agua, que fue recientemente publicada en una revista científica de prestigio internacional. En ella participaron como coautores profesionales de INTI-Química.
SC: Teniendo en cuenta que el 97,5% del agua disponible en el planeta es salada, ¿En qué consiste el proyecto de desalinización que está llevando adelante su equipo de investigación?
R: El agua del mar tiene sales minerales disueltas y no es potable para consumo humano (de hecho su ingestión en grandes cantidades puede llegar a provocar la muerte). El proceso de desalinización consiste en eliminar la sal del agua, pero si bien se viene haciendo desde hace varios años, hay métodos de extracción que producen residuos que perjudican el ambiente, además de suponer un gasto elevado de consumo eléctrico. Con el fin de resolverlo se están realizando estudios para producir metodologías más competitivas, menos contaminantes y que utilicen fuentes de energía renovable. En tal dirección, junto a mi equipo producimos nuevos agentes descontaminantes y los basamos principalmente en dos aspectos: el enriquecimiento de materiales, es decir, su alteración para descontaminación o desalinización; y la química supramolecular, un tipo de química que surgió hace algunas décadas y que tiene entre sus propiedades principales la selectividad, es decir, que pueden extraer materiales contaminantes y conservar el resto. Con los materiales enriquecidos que proponemos no necesitamos gastar energía y además se reciclan constantemente. Es una alternativa sustentable y más económica al proceso de desalinazación conocido como ósmosis inversa. Además son materiales que se pueden utilizar a gran escala o en pequeñas proporciones como en un filtro de agua en un hogar. También hemos aplicado materiales basados en el mismo principio para investigar contaminantes como herbicidas, metales pesados, productos farmacéuticos y aditivos en la industria petrolera. Los pasos a seguir serán optimizar el uso de estos materiales a escala de planta piloto para la remoción selectiva de mercurio de efluentes industriales; también diseñar, desarrollar y construir una planta piloto para el tratamiento de aguas contaminadas por mercurio; verificar la tecnología desarrollada a través de organismos especializados; investigar su impacto socio-económico y ambiental; y finalmente transferirla.
SC: ¿Cuáles son las líneas de trabajo que están desarrollando el INTI y la Unión Europea para abordar la problemática del acceso al agua potable?
R: Estamos coordinando junto al Centro INTI-Química un proyecto para el abatimiento de arsénico y otros contaminantes con nuevos materiales. Este es un trabajo conjunto entre el INTI y la Universidad de Surrey. El avance que se ha hecho hasta ahora es la puesta en marcha de los equipos que se adquirieron para realizar esta investigación. Para ello técnicos de la Universidad de Surrey vinieron a INTI-Química con el objetivo de poner a punto técnicas para trabajar en conjunto. Pero necesitamos gente dedicada full time a esta tarea de investigación. Hasta ahora he contado con la buena voluntad de los profesionales de ese Centro que tienen múltiples tareas a cumplir y por lo tanto no cuentan con el tiempo suficiente. Es por ello que, presentamos proyectos ante la Unión Europea para desarrollar tecnologías que mejoren la calidad del agua y si bien fueron muy bien calificados aún no han salido vías de financiación. Como investigadores podemos avanzar, pero si no tenemos la aceptación del público y el apoyo político, no es posible desarrollar la tecnología porque necesitamos inversión, tanto pública como privada. No quisiera finalizar esta entrevista sin destacar la valiosísima colaboración prestada en la presentación de proyectos por el grupo de Cooperación Internacional del INTI.