Con quién está negociando exactamente Varoufakis, y cuál es la estrategia del gobierno de Syriza
PERIES: Muchas gracias por acompañarnos, Michael
HUDSON: Gracias a vsotros por invitarme.
PERIES: Bien, Michael, esos bancos a los que, en realidad, representan ahora en Bruselas los ministros de finanzas no tuvieron el menor problema cuando estaban en crisis y el tesoro público los rescató. ¿Por qué rechazan ahora la asistencia a Grecia en tiempos de necesidad, cuando, de hecho, algunos políticos, y hasta la Troika son más receptivos a lo que dice Grecia?
HUDSON: Porque lo que está en curso es una Guerra de clases. No se trata tanto de Alemania contra Grecia –como repiten hasta el hartazgo los medios de comunicación—, cuanto de una verdadera guerra de los bancos contra el mundo del trabajo. Y es una continuación del thatcherismo y el neoliberalismo.
El problema no es simplemente que la Troika se empeñe en que Grecia equilibre el presupuesto; lo que quieren es que Gracia equilibre el presupuesto rebajando salarios e imponiendo austeridad a la fuerza de trabajo. Muy al contrario, los términos sugeridos por Varoufakis para equilibrar el presupuesto pasan por imponer austeridad a la clase financiera, a los magnates y a los evasores fiscales. Varoufakis ha venido a decir: de acuerdo, en vez de rebajar las pensiones de los trabajadores, en vez de contraer el mercado interior, en vez de perseverar autodestructivamente en la austeridad, vamos a recaudar dos mil quinientos millones de los potentados griegos. Vamos a recaudar sus impuestos atrasados. Vamos a desbaratar el contrabando ilegal de combustibles y a desarticular otras redes de propietarios de bienes raíces que han eludido al fisco… Porque las clases altas griegas son notorias por su capacidad de evasión fiscal…
Bueno, eso ha enfurecido a los bancos, porque resulta que los ministros de finanzas de Europa no están todos a favor de equilibrar el presupuesto, si el presupuesto tiene que equilibrarse cargando de impuestos a los ricos: los bancos saben que todos los impuestos que los ricos son capaces de evadir terminan en manos de los bancos. De modo, pues, que ahora han caído las máscaras, y la guerra de clases ha vuelto a la escena de forma descarnada. Al principio, Varoufakis pensaba que estaba negociando con la Troika, es decir, el FMI, el BCE y la Comisión Europea. Pero estos vinieron a decirle: no, no, usted está negociando con los ministros de finanzas. Y los ministros de finanzas en Europa se parecen mucho a Tim Geithner, el antiguo secretario del Tesoro en los EEUU. Son lobbystas de los grandes bancos. Y los ministros de finanzas lobbystas lo que se dicen es: ¿cómo podemos dar otra vuela de tuerca aquí, y convertir a Grecia en objeto de escarmiento, al estilo del trato dispensado por Norteamérica a Cuba en los 60?
PERIES: Un momento, un momento, Michael. Expliquemos esto, porque es evidente que Yanis Varoufakis, el ministro de finanzas griego, es un excelente experto y está en perfectas condiciones de saber negociar todo esto. ¿Por qué pensaba, pues, Varoufakis que estaba negociando con la Troika, si de hecho negociaba con los lobbystas de los grandes bancos que son los ministros de finanzas europeos?
HUDSON: ¡Porque oficialmente está negociando con la Troika! Él llegó, y les tomó la palabra. Y entonces resultó que los ministros de finanzas estaban luchando con la Troika. Lo de la Troika no es una cosa clara y homogénea. La Troika y los ministros de finanzas disputan todos entre sí sobre lo que hay que hacer. Y para acabarlo de arreglar, el ministro alemán de finanzas, Schäuble, dijo: ¡eh!, un momentito, tenemos que incorporar aquí al gobierno español y al portugués y al finlandés, también ellos tienen que estar de acuerdo.
Bueno, pues, repentinamente, España, por ejemplo, dijo: ¡eh!, un momentito, que nosotros somos un gobierno thatcherita neoliberal, y si resulta que Grecia se va de rositas con la austeridad y salva a sus trabajadores, entonces el partido español equivalente del griego Syriza, Podemos, va a ganar las próximas elecciones y nos echará del poder. Tenemos que aseguraros de que Varoufakis y Syriza fracasen, para que nosotros podamos decir a los trabajadores españoles: “¿no veis lo que ha pasado en Grecia? Fue aplastada, y nosotros os aplastaremos también si tratáis de hacer algo parecido; si tratáis de fiscalizar a los ricos, si tratáis de tomar el control de la banca y de prevenir la cleptocracia, esto terminará en un desastre”.
De modo que, obvio es decirlo, los gobiernos español y portugués están empeñados en imponer la austeridad a Grecia. Y hasta el gobierno irlandés se ha sumado ahora: “dios mío, ¿qué hemos hecho? Hemos impuesto la austeridad durante una década, a fin de rescatar a los bancos. ¡Si hasta el mismísimo FMI nos ha criticado por alinearnos con Europa, rescatar a los bancos e imponer la austeridad! Si Syriza gana la partida contra la austeridad en Grecia, querrá decir que todo el sacrificio que hemos impuesto a nuestra población, toda la miseria que les hemos inflingido, todo el thatcherismo contra ella perpetrado habrá sido en vano, de todo punto innecesario”.
Hay, así pues, todo un efecto de demostración, y esa es la razón por la que están todos ellos tratando a Grecia como poco menos que un símbolo de la guerra de clases: ya están viendo al mundo del trabajo decir: “¡eh!, un momentito, no tenemos por qué imponer austeridad; podemos recaudar impuestos a los evasores fiscales”.
¿Recuerda usted que hace unos pocos años Europa decía que Grecia tenía una deuda externa de 50 mil millones de euros? Bueno, pues resultó que el banco central ha proporcionado a los partidos políticos griegos una llamada lista Lagarde [por Christine Lagarde, presidenta del FMI] de todos los evasores fiscales griegos con cuentas en bancos suizos. Bueno, las cuentas bancarias en Suiza de esos evasores fiscales acumulan un monto de, precisamente, ¡50 mil millones de euros! Eso quiere decir que Grecia podría devolver la deuda contraída con los préstamos simplemente procediendo contra los evasores fiscales.
Claro está que eso sería a expensas de los bancos suizos y de otros bancos. Con el resultado de que los bancos se devolverían el dinero a sí mismos. ¡Y no quieren devolverse el dinero a sí mismos! Lo que quieren los bancos es sacar ese dinero del mundo del trabajo, exprimiéndolo, y dejar que los evasores fiscales y los magnates griegos sigan robando dinero de las arcas públicas griegas. Así, pues, en efecto, la Troika-que-no-esTroika y los ministros de finanzas lo que están realmente haciendo es respaldar a esos mismos evasores fiscales y a esos mismos estafadores a los que Syriza trata de combartir, mientras que, en cambio, el FMI, ahora mismo, y por una vez, busca una posición más moderada de conjunto. Hasta el Presidente Obama parece que ha intervenido llamando por teléfono a la canciller Merkel para decirle: “mucho ojo, señora mía, que no puede usted llevar la austeridad tan lejos, porque les va usted a echar del euro, y los va a echar precisamente en los términos más favorables para Syriza”. Porque Syriza podría entonces decir a su población: “oigan, hicimos lo que prometimos hacer. Frenamos la austeridad. Nosotros no salimos del euro; se nos ha echado del euro en una campaña de guerra de clases”.
PERIES: Michael, antes sugiriste una analogía entre lo que está pasando ahora con Grecia y lo que se hizo con Cuba en los 60…
HUDSON: Cuba tenía bajo Castro un sistema social alternativo. Castro deseaba distribuir ampliamente la riqueza (era un sistema marxista) a su manera. Quería realmente librarse de los magnates estafadores que rodeaban a Batista y que mandaban en el país, de los ricos que no pagaban impuestos. Y deseaba una revolución social en Cuba. Y el gobierno norteamericano dijo: “¡eh!, un minutito; si Cuba triunfa, habrá un rimero de revoluciones por toda América Latina. Los latinoamericanos se darán cuenta de que pueden confiscar las haciendas azucareras, de que pueden tomar el control de las compañías bananeras, de que pueden hacer pagar impuestos a los ricos, y de que pueden obligar a las empresas a pagar impuestos, y a los exportadores a pagar también impuestos, no sólo salarios. De que pueden favorecer la sindicalización del mundo del trabajo, de que pueden dar educación a los trabajadores, y si Cuba puede educar a los trabajadores, eso sería un desastre para nuestros planes capitalistas, porque si el mundo del trabajo ha sido educado y tiene un programa, se dará cuenta de que hay alternativas”…
Bueno, sobre ese tipo de problema escribió el propio Varoufakis a comienzos de este mes en The Guardian, contando cómo evolució él mismo en el movimiento marxista. Vino a decir que todo el problema al que se enfrenta Grecia es que, si sale del euro, si se ve forzada a salir, se producirá un trauma económico, y las izquierdas en Europa, lo mismo que en los EEUU, carecen de programa económico. Tienen un programa político, pero no realmente un programa económico. Y la única alternativa a Syriza con un programa económico son los tipos de Alba Dorada, los neonazis. Y lo que preocupa a Varoufakis es que no sólo está luchando contra los ministros europeos de finanzas en un frente, sino que está también luchando, en el frente griego, con los partidos ultraderechistas que son partidos nacionalistas por el estilo del de Marine Le Pen en Francia, partidos que dicen: “sí, tenemos una alternativa; salir del euro”. Pero no ese no es el tipo de salida y de alternativa deseable para las izquierdas, porque no hay precisamente muchos partidos políticos de izquierda como Syriza en Europa, desde luego no el partido socialista de Papandreu, y desde luego no los partidos nominalmente socialistas europeos, como el PSOE en España, que es un partido thatcherita, como el partido laborista luego de Tony Blair.
Así pues, Varoufakis tiene cuatro meses para educar a la opinión pública griega y convencerla de que sí, de que hay una alternativa, y de que esa alternativa al neoliberalismo no tiene por qué ser el nacionalismo ultraderechista. Hay una alternativa de inspiración socialista, y tratamos de promoverla con todas las reformas y planes que podemos, de manera que si nos echaran del euro y si los bancos se fueran a pique, tenemos un plan de emergencia preparado. Lo que es obvio es que Varoufakis no puede ir por ahí diciendo en qué consiste ese plan, porque tiene que quedar meridianemente claro que son los ministros de finanzas de Alemania, España, Portugal, Irlanda y Finlandia los que, si acaso, están echando a Grecia, no el FMI, ni el BCE, ni siquiera los gobiernos europeos centristas.
PERIES: Michael, muchas gracias por vebnir a charlar con nosotros hoy al programa The Real News Network. Vuelve pronto.
HUDSON: Es un placer siempre estar aquí. Gracias a vosotros.
Michael Hudson es un reconocido analista económico norteamericano, con amplia experiencia en Wall Street. Profesor de investigación económica en la Universidad de Missouri en Kansas y antiguo profesor de teoría económica y director de investigación económica en la Facultad de Derecho de Letoni. Sus últimos artículos sobre economías postsoviéticas son: “Stockholm Syndrome in the Baltics: Latvia’s neoliberal war against labor and industry,” en: Jeffrey Sommers y Charles Woolfson, comps., The Contradictions of Austerity: The Socio-Economic Costs of the Neoliberal Baltic Model (Routledge 2014), pp. 44-63, así como “How Neoliberal Tax and Financial Policy Impoverishes Russia – Needlessly,” Mir Peremen (El mundo de las transformaciones), 2012 (3):49-64 [en ruso: МИР ПЕРЕМЕН 3/2012 (ISSN 2073-3038) Неолиберальная налоговая и финансовая политика приводит к обнищанию России, 49-64]. Sus dos últimos libros son The Bubble and Beyond (La burbuja y sus secuelas) y Finance Capitalism and Its Discontents (El capitalismo financiero y sus críticos). Su próximo libro llevará por título: Matar al huésped: cómo los parásitos financieros y la servidumbre por deuda destruyeron la economía global.
Sinpermiso - 26 de febrero de 2015