Discurso del rector de la UNC
En el escenario se encontraban, junto al rector, la vicerrectora Silvia Barei, el secretario de Políticas Universitarias, Martín Gill, y el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni.
“Empezamos a cerrar estos tres días de festejos incesantes, acompañados con un frío invernal mitigado apenas por el calor de nuestros corazones”, expresó.
“Esta fiesta es de todos porque es el origen mismo del sistema universitario nacional, pilar de la formación superior, la investigación científica y tecnológica, y la vinculación entre la investigación académica y la sociedad”, definió.
Además, explicó el “lento proceso de metamorfosis, orientada originalmente a los estudios teológicos, a la actual Universidad científica, laica, abierta y gratuita”.
Tamarit priorizó “hablar sobre los desafíos y deudas de la UNC”.
El rector valoró el reconocimiento internacional a la Casa de Altos Estudios por su calidad, masividad y poder de transformación social.
“Nacimos un 19 de junio de 1613 bajo el influjo integrador de los jesuítas y el impulso del obispo Juan Fernando de Trejo y Sanabria”, rememoró.
“Somos fruto de aquel formidable choque cultural entre la América prehispánica indomable y una Europa avasallante, que lejos de civilizar, impuso por la fuerza de la espada y de la cruz, la lógica de los intereses imperiales”, definió el exdecano de la FAMAF.
Luego, siguiendo con su discurso, el rector señaló que la historia de la Universidad forma parte de la historia de la ciudad de Córdoba, de la provincia, del país y el continente.
“No siempre, pero muchas veces, las Universidad prefirieron ser instrumentos de los sectores privilegiados que imponían sus proyectos de inclusión y dominación antes que aliados de los sectores populares que lucharon por nuestra emancipación”, criticó.
Continuando con los desafíos que enfrenta la UNC, Tamarit sostuvo que deberán esforzarse por la articulación de “las demandas reales de un continente cambiante y pujante, que se empeña en superar la pobreza y la desigualdad”.
“Las universidades necesitan reconstruir su sentido social”, indicó.
“El conocimiento que creamos y transmitimos, aún el más excelso y abstracto, debe estar siempre al servicio de la sociedad que nos sostiene, que nos financia y nos respeta”, agregó.
“Debemos superar las falsas tensiones entra la calidad académica y el sentido popular de la Universidad”, añadió sobre que “debe abrirse cada vez más a los sectores populares”.
“En definitiva, nuestro desafío es hoy como universidad latinoamericanas, convertirnos en generadores y articuladores de procesos de cambio que permitan consumar, de una vez y para siempre, el postergado sueño de los padres libertadores, de una gran nación latinoamericana”, expresó.
En un repaso histórico, Tamarit destacó el rol de las universidades en la búsqueda de la independencia a la hora de tomar las decisiones más trascendentes.
“Este proceso no puede apelar a nuestro origen europeo, debemos recuperar los saberes de nuestros pueblos originarios”, valoró.
Al respecto, señaló que las universidad han sido “cómplices silenciosos, salvo honrosas excepciones”, del maltrato y genocidio de las culturas originarias.
Sobre la historia de las universidad, la definió como una mezcla de “complicidades y gestas”.
Entre las complicidades, marcó que muchos “gobiernos dictatoriales contaron con el apoyo universitario, la subordinación al orden neoliberal de los años 90”.
Sobre las gestas populares, Tamarit subrayó la reforma universitaria del 1918 con la demanda “de democracia y libertad”.
También recordó la eliminación de los aranceles universitarios en el año 1949 bajo el gobierno de Juan Domingo Perón. “Cambiaría el perfil socioeconómico universitario, convirtiendo a nuestras casas en potenciadoras de la superación social”, precisó.
Además, mencionó la lucha de los cordobeses contra los dictadores del siglo XX “rodeada de mártires, víctimas, desaparecidos, en las más cruentas persecuciones”.
“Desde el 10 de diciembre de 1983 hasta esta parte, sin interrupción, las universidades nacionales hemos acompañado el proceso de construcción de una nueva sociedad democrática”, aseveró, “resistiendo los embates neoliberales que quisieron alejarnos de nuestra función social”.
Luego, brindó un homenaje a los miles de estudiantes y protagonistas que lucharon “por una universidad popular y comprometida con las necesidades de nuestra nación”.
Finalmente, recalcó el proceso iniciado en 2003, que permitió “recuperar el papel transformador que nunca debimos perder, y sumarse así, con las riquezas de nuestros saberes y miradas, al proceso de redifinición de país, Estado y Nación”.
Las varillas vive - 19 de junio de 2013