El Buen Vivir como proyecto colectivo
Durante la exposición que el presidente Rafael Correa hiciera ante movimientos sociales en la XII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) realizada el pasado 30 de julio en la ciudad de Guayaquil, el mandatario afirmaba que “son mágicos los momentos que vive nuestra América”. Pero también advertía: “Hay que tener cuidado, nos acostumbramos y creemos que siempre fue así. Prohibido olvidar que durante la larga y triste noche neoliberal nuestra región estuvo repleta de gobiernos entreguistas, de mediocres, de traidores; ahí estaban los Collor de Mello, los Menem, los Fujimori, los Mahuad, los Endara y tantos y tantos otros...”. Según Correa, “es impresionante lo que está pasando en América latina y eso demuestra claramente el principal cambio que hemos logrado, el cambio en las relaciones de poder”. Pero volvió a advertir: “Atentos, no nos confiemos y creamos que todo está logrado, falta mucho camino por andar... Incluso lo andado puede ser revertido por los poderes de siempre”, ya que, señaló a los integrantes de los movimientos sociales, “son poderes que están vivos, ¡así que muy atentos, compañeros!”.
En una entrevista que el portal español Mundo Obrero le realizó en julio a la intelectual chilena Martha Harnecker, ante una pregunta que le hicieron por los movimientos progresistas de Latinoamérica, ella expresaba que los mismos, más que tener que ver con el socialismo, son movimientos de respuesta a la crisis del neoliberalismo, refiriéndose principalmente a las que considera las experiencias más avanzadas del continente: Venezuela, Ecuador y Bolivia, aunque la caracterización podría ser extensiva de manera relativa a los otros países en los cuales todavía se conserva cierta economía mixta, es decir donde el Estado volvió a ser protagonista aunque se mantengan algunos elementos que podrían considerarse como lastre del neoliberalismo. Sin dudas, se trata de “construir ese punto en el cual no haya retroceso”, al decir del actual secretario general de la Unasur, el venezolano Alí Rodríguez Araque, ya que si un proceso de cambio social no revierte las tendencias que habían primado en un período anterior, es factible volver atrás. Estas consideraciones, el presidente Rafael Correa parece tenerlas muy presentes, y ello se expresa en una gestión y un rumbo finamente planificados para dejar atrás la sumisión a los viejos poderes fácticos. Si bien resulta un lugar común afirmar que el neoliberalismo enfrentó y desprestigió a la razón estatal, no es muy tenido en cuenta que vilipendió todo lo que sea planificación, considerándola como una rémora de regímenes autoritarios. Establecer desde el Estado un proyecto político, económico y social, sin dudas no puede dejar ese rumbo librado al azar, ya que los principales lobbies y corporaciones sí lo tienen establecido.
La Revolución Ciudadana, iniciada en 2007, le plantea a Ecuador, luego de que Rafael Correa fuera reelegido para gobernar durante el período 2013- 2017, nuevos desafíos para consolidar y profundizar los cambios.
Qué es El Buen Vivir. No se trata de una consigna abstracta que un gobierno les impone a sus ciudadanos, sino de una propuesta que emana de la misma sociedad ecuatoriana, y principalmente atendiendo a las más autóctonas tradiciones de ese pueblo andino: el Sumak Kawsay es una voz indígena que tiene la significación de promover relaciones humanas equilibradas y en armonía con la naturaleza.
Tras un arduo proceso de debate, socialización, y aprobación en el cual participaron más de ocho mil ecuatorianos, el pasado 3 de agosto la Asamblea Ciudadana Plurinacional e Intercultural de Ecuador recibió el Plan Nacional de Desarrollo para el Buen Vivir 2013-2017, que se convertirá en la principal línea de acción gubernamental. Según señalaba el titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), Fander Falconi, citado por el diario cubano Gramma, “este plan es devuelto a sus gestores, a todo el conjunto de voluntades decididas a continuar con nuestra marcha, a la Asamblea Ciudadana, a todo el pueblo del Ecuador”, dijo.
El proceso de construcción del plan se inició en mayo, y tuvo tres aristas destacadas, una fue la asamblea misma en la cual se movilizaron unos 8100 ciudadanos, pero la misma estaba interrelacionada con otras dos instancias que son el Seminario Internacional sobre Pensamiento latinoamericano y los 8 consejos sectoriales de política en los cuales se confeccionaban las principales líneas que luego serían debatidas en las asambleas ciudadanas. Este proceso se realizó según lo dispuesto por la Ley Orgánica de Participación Ciudadana, el Sistema Descentralizado de Planificación Participativa y el Código Orgánico de Planificación, informó Senplades.
El documento de 602 páginas que contiene el Plan Nacional por el Buen Vivir 2013-2017 tiene como presentación una apreciación del economista coreano Ha-Joon Chang, considerado como uno de los economistas heterodoxos más importantes del mundo. El economista resalta la idea de que crecimiento no es igual a desarrollo, y los autores agregan que “el Buen Vivir se planifica, no se improvisa. El Buen Vivir es la forma de vida que permite la felicidad y la permanencia de la diversidad cultural y ambiental; es armonía, igualdad, equidad y solidaridad. No es buscar la opulencia ni el crecimiento económico infinito”. La planificación ocupa un lugar central en la confección del documento, señalando que en Ecuador se la rescató para no duplicar esfuerzos y evitar el desperdicio de recursos que tanto retrasó al país en tiempos del neoliberalismo. “Si sabemos dónde vamos, llegaremos más rápido, porque sabremos cómo sortear los obstáculos que se presenten”, dicen, subrayando que si la planificación fue menospreciada y reducida a su mínima expresión por las políticas neoliberales, esto no fue por ideología sino por intereses económicos, señalando como ejemplo la privatización de las principales empresas públicas, cosa que llevó a la peor crisis del país, subrayando que esto fue hace apenas una década, pero que dejó huellas muy difíciles de borrar en la ciudadanía.
Entre otras cosas, el Plan Nacional para el Buen Vivir se perfila como una lucha contra la pobreza: cambiar la matriz productiva, construir la sociedad del conocimiento y transformar el Estado, consolidando y radicalizando los cambios que la Revolución Ciudadana viene promoviendo desde enero de 2007. Por otra parte se plantea la necesidad de reducir al máximo la dependencia del país de los ingresos petroleros, necesitando transformar sustancialmente así la estructura productiva.
“No podemos hablar de erradicar la pobreza sin transformar la matriz productiva, generar empleo y mejorar las condiciones de igualdad. No se puede hablar de transformar la matriz productiva si no se genera empleo de calidad y se erradica la pobreza”, dijo el secretario nacional de Planificación y Desarrollo Pabel Muñoz durante la inauguración del Seminario Internacional Erradicación de la Pobreza en América Latina y el Caribe, organizado por la Senplades, la recientemente creada Secretaría Técnica para la Erradicación de la Pobreza y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que tuvo lugar en Quito el 30 de julio. El evento fue organizado para realizar intercambios sobre las experiencias alcanzadas por varios países en la aplicación de planes y políticas para combatir a la pobreza, y esto para Ecuador resultó sustantivo como otra plataforma para potenciar al proyecto 2013- 2017.
Vale señalar que el Plan Nacional para el Buen Vivir está acompañado por un sistema de monitoreo y evaluación que hará posible conocer los impactos de la gestión pública y generar alertas oportunas para la toma de decisiones. Este sistema está basado en la lógica de comparar lo programado frente a lo realizado, tomando como base la planificación nacional y la formulación realista de indicadores y metas.
El socialismo del Sumak Kawsay y la economía social. “El horizonte político de la Revolución Ciudadana es el Socialismo del Buen Vivir. Este articula la lucha por la justicia social, la igualdad y la abolición de los privilegios, con la construcción de una sociedad que respete la diversidad y la naturaleza. En tal sociedad podremos desarrollar nuestras capacidades y vivir digna y libremente”, dice el documento, poniendo el acento en que el fin del Socialismo del Buen Vivir es defender y fortalecer la sociedad, el trabajo y la vida en todas sus formas, asegurando que se debe en primer lugar resolver el acceso a bienes, oportunidades y condiciones que les garanticen al individuo, a la colectividad y a las generaciones futuras, una vida digna sin perjudicar a la naturaleza, ya que el Buen Vivir es una práctica diaria. En este sentido se plantea en lo concerniente a la transformación económica y productiva, la necesidad de consolidar al sistema económico social y solidario, de forma sostenible. A sabiendas de que con la política social llana no alcanza para recuperar la dignidad, en Ecuador se viene desarrollando una fuerte economía de autogestión entre ex desempleados que revigorizaron la circulación y el consumo interno, sin trastrocar los principios básicos de la asociación entre iguales, ni la relación con la naturaleza.
Miradas al Sur - 11 de agosto de 2013