El desendeudamiento y la expansión
“La sostenibilidad del frente externo es lo que define el margen de maniobra para hacer política fiscal expansiva”, afirmó el economista de Cepal Martín Abeles, en la presentación del documento que analizó la relación del equilibrio externo con las medidas contracíclicas de algunos países de América latina. En este sentido, Arturo O Conell, asesor de la presidencia del Banco Central, indicó que Argentina tiene que revertir el déficit comercial de la industria para ganar solidez externa y no volver al mercado internacional de crédito.
El documento de Cefid.ar criticó la idea de los organismos internacionales de crédito de que la región pudo superar la crisis del 2008 porque maduró y mantuvo la disciplina fiscal. “Este planteo convencional omite temas centrales”, apuntó Abeles. El primero que señaló fue la gran acción contracíclica de Estados Unidos, China y el FMI para moderar el impacto de la crisis en materia de actividad y empleo. Esto tuvo efectos positivos para los países de América latina. El segundo fue que el estallido de las hipotecas “subprime” encontró a los países de la región en una situación de holgura respecto de sus cuentas externas.
Entre 2003 y 2007, la deuda pública externa de Argentina pasó del 79,8 al 23,9 por ciento del Producto; en Brasil la proporción se redujo desde 14,2 hasta 4,4 por ciento; en Chile, de 6,1 a 2,1 por ciento; en Colombia, de 25 a 13 por ciento; en México, de 11,3 a 5,3; en Perú, de 37,0 a 17,9; en Uruguay, de 79,4 a 47,3, y en Venezuela de 29,7 a 12,1. El desempeño del balance de pagos de estos países, con la acumulación de reservas, fue otro de los indicadores que mejoraron en el período previo a la crisis internacional y potenciaron la sostenibilidad externa.
Este panorama inédito del frente externo, según el documento, hizo viable la política fiscal expansiva de América latina en el estallido de la crisis internacional. “Un frente externo equilibrado (o superavitario) amplía grados de libertad de las autoridades para llevar a cabo políticas fiscales contracíclicas, de forma relativamente independiente de las tendencias del mercado internacional e, incluso, con cierta prescindencia del sesgo que pudiera haber tenido la propia política fiscal en el período anterior a la fase de descendente”, dice el texto de Cefid.ar. La cuestión básica es que, en un contexto de fragilidad externa, el sector público encontraría dificultades para financiar el aumento de los gastos y cubrir el alza del déficit fiscal. “En la fase alcista del ciclo económico no hay que hacer medidas contracíclicas (disciplina fiscal), sino conservar los equilibrios externos”, concluyó Abeles.
Las medidas para mantener la sostenibilidad de las cuentas externas se deberán alcanzar en distintos frentes. “Hay que orientar y coordinar las distintas herramientas de política y de regulación financiera en pos de la preservación del equilibrio en el sector externo de la economía, lo que no sólo involucra a los instrumentos de política monetaria, cambiaria y regulación de flujos de capital fronterizos, sino también a la propia política industrial y tecnológica, así como a la política de inversión pública en infraestructura”, indicó el documento. Agregó que “estos instrumentos de política pueden estar más o menos orientados a facilitar el desarrollo de actividades que contribuyan a aliviar la restricción externa de la economía”.
O Conell, uno de los comentaristas del trabajo, marcó que en Argentina la solidez de las cuentas externas depende fundamentalmente del resultado comercial. En este sentido, subrayó la importancia de atacar el rojo de algunas ramas manufactureras, las cuales generan déficit de divisas mayores a los del sector energético y el turismo. Con respecto a las apreciaciones de los organismos internacionales recomendando volver a los mercados, O Conell señaló: “No vale la pena salir a los mercados a resolver el déficit comercial endeudándose”.
Página/12 - 30 de octubre de 2013