El gran hermano
El hecho no ocurrió en los llanos venezolanos, tampoco en la siempre atestada metrópolis caraqueña. Sobre la avenida Corrientes de Buenos Aires y a metros de las principales luminarias teatrales, el gobernador del Estado de Barinas inauguró el último lunes, en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC), el primer seminario internacional denominado “El legado político e ideológico de Hugo Chávez Frías”. “Sus enseñanzas, ante los renovados desafíos que el imperialismo plantea a América latina, adquieren cada vez mayor vigencia”, resaltaron la importancia de la cita los organizadores del evento a Miradas al Sur. En el encuentro estuvieron presentes intelectuales reconocidos como el economista español Alfredo Serrano Mancilla, el filósofo mexicano Fernando Buen Abad Domínguez, el escritor venezolano Luis Brito García o el analista político boliviano Hugo Moldiz. Por la Argentina, el diputado Juan Carlos Junio y el politólogo Atilio Boron oficiaron de anfitriones y de responsables de la mesa de apertura junto al gobernador de Barinas, que además preside el recientemente creado Centro de Altos Estudios y Pensamiento Hugo Chávez.
“Agradecemos que en una circunstancia política tan difícil, contradictoria y compleja como la que esta viviendo el hermano pueblo venezolano y su gobierno, Adán se haya corrido hasta nuestro Centro Cultural cooperativo para compartir este seminario. Este gesto habla, evidentemente, de la gran importancia que los amigos venezolanos le otorgan al debate de ideas. Hoy me hacían una entrevista y al periodista le pasaba lo mismo que a mí: se refería a Hugo Chávez tanto en pasado como en futuro. Es difícil encontrar el tiempo verbal para mencionar al comandante venezolano. Lo importante, igualmente, es dejar en claro que el ex presidente venezolano vive en el presente porque late en el corazón de los pueblos latinoamericanos”, comenzó el homenaje bolivariano Juan Carlos Junio.
Minutos más tarde, Carlos Martínez Mendoza, embajador venezolano en la Argentina, obvió los pronunciamientos protocolares y leyó la herencia del gestor de proyectos continentales como Telesur y PetroCaribe desde una mirada más humana; propia, claro está, de un dirigente del PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela) que compartió muchos momentos y vivencias con el ex mandatario venezolano. “Chávez era un gran humanista. Tenía un gran tacto para conectarse con la gente. Podía estar en un auditorio grande e identificar enseguida si una persona estaba triste o deprimida. El comandante contaba con una gran capacidad para percibir los sentimientos que atravesaban a las personas que lo rodeaban. Segundo elemento importante: Chávez era profundamente honesto. Era honesto con su palabra: hacía lo que decía, y decía lo que pensaba, como los auténticos revolucionarios. Por último, Chávez era profundamente democrático. Una tarde estábamos en el Palacio de Miraflores y me dijo ‘Carlos, ¿tú crees que yo soy caudillo?’. ¡Que pregunta! No supe que contestar. Pero él si lo hizo: ‘Ojalá todo el pueblo venezolano entienda y tome conciencia de que el proceso de liberación es colectivo. No hay que enfocarse tanto en la conducción, si la energía política no es alimentada por millones, no hay liberación posible’, me dijo el presidente!”, cerró su testimonio Martínez Mendoza y un aplauso de más de medio minuto pareció aprobar sus palabras.
Por último, ya en plena noche porteña, Adán Chávez Frías –saco azul, camisa celeste, el mismo biotipo de Chávez presidente; quizás un poco más estilizado y, a su vez, con unos ojos menos achinados que su hermano– inauguró un seminario que, según aclararon desde el CCC, se repetirá en los años próximos. “No vine solo a Buenos Aires. Aquí está mi esposa Carmen, compañera de vida desde hace más de cuarenta años. Mi suegra me dice siempre que me va a dar una placa por la perseverancia”, comenzó picante Adán y todos festejaron la broma bolivariana. “Chávez es una bandera de lucha. Mi hermano es un símbolo y un estandarte a levantar para ganar la batalla de ideas, como dice el comandante Fidel. En el discurso que escuchamos, previamente, vimos cómo era y cómo es mi hermano. Bromista, afable, declamador. Bueno, quería contarles que cuando Atilio Boron me invitó a participar, decidí escribir unas líneas para ordenar lo que siento y lo que pienso cuando me preguntan por Chávez”, se autoprologó Adán y, luego, efectivamente leyó lo que había escrito de puño y letra antes de subirse al avión que lo depósito en Ezeiza: “Es un honor, dentro del huracán de sentimientos encontrados que giran en mi interior, estar aquí con ustedes para seguir profundizando el infinito legado del comandante Hugo Chávez Frías. Lo que primero debemos gritar al unísono en todos los rincones del mundo quienes creemos en la verdadera justicia social es ‘¡Chávez vive, la lucha sigue!’. Pero, además, como cantamos en Venezuela: ‘¡Chávez vive, la Patria sigue!’. Que no se equivoquen nuestros enemigos. Chávez fue profundamente latinoamericano. Su mano estuvo presente en los proyectos integracionistas del sur más fuerte de los últimos años: Unasur, la Celac, el ALBA. Por eso, porque Chávez entendía que sólo con la unidad de los pueblos latinoamericanos se puede vencer al imperio, es necesario recordar en este seminario que es un error pensarnos desde lo local. Hay que compartir el camino, la estrategia. Aquí había un continente dormido pero la llamarada bolivariana terminó iluminando toda la Patria Grande. Ese fuego debe seguir prendido, ese fue el último mensaje del Comandante Chávez cuando regresó de La Habana para internarse en el Hospital Militar”.
Además, el número uno del Centro de Altos Estudios y Pensamiento Hugo Chávez finalizó su ponencia explicando por qué el Palacio Miraflores entiende que determinados actores políticos domésticos lanzaron este último mes una guerra económica con el recién estrenado gobierno de Nicolás Maduro: “El presidente inició una serie de anuncios para frenar la especulación de los grandes comerciantes y, dentro de esas medidas, inauguró el establecimiento de unos equipos cívico-militares para supervisar los negocios pero respetando siempre las leyes establecidas en el país. Dentro de esa supervisión, se detectó que algunos establecimientos, efectivamente, como ya se sospechaba, han inflado los precios de una manera descomunal. En el caso de uno de los locales, la empresa Daka, que distribuye electrodomésticos, se comprobó, con el registro de todas las facturas, que vendían un artículo de dos mil bolívares a treinta mil bolívares como parte de la guerra sucia económica”.
Miradas al Sur - 17 de noviembre de 2013