El neoliberalismo en las escuelas
La razonable puja salarial se plantea en un contexto muy diferente del de una década atrás. Una batería de medidas impulsadas por el gobierno nacional comenzó a revertir la aguda descomposición del sistema educativo: presupuesto educativo del 6,47 por ciento del PBI, implementación de un piso salarial común para todas las jurisdicciones, significativo incremento del salario real docente, construcción de mil quinientas nuevas escuelas, entrega de dos millones trescientos mil netbooks, revitalización de las escuelas técnicas.
Esa nueva orientación política se plasmó también en la sanción de un conjunto de leyes (de educación técnico-profesional, de financiamiento educativo, de Educación Nacional, de 180 días de clases) que reposicionaron al Estado como garante del servicio educativo.
En su trabajo “Junior Achievement o la pedagogía del capital” *, el pedagogo Pablo Imen sostiene que “la Argentina está haciendo un enorme esfuerzo por desandar la calamidad neoliberal. Esto implica cuestionar las propuestas mercantilistas cuyo objetivo es el lucro, y sus efectos: la reproducción ampliada de la desigualdad y de la injusticia”.
La intención oficial de desandar el modelo pedagógico de los noventa no está exenta de obstáculos. Por ejemplo, Imen cita el caso de la actuación en las escuelas públicas de la fundación Junior Achievement.
El pedagogo sostiene que ese proyecto “expresa un modo concreto, silencioso y eficaz de promover...‘soluciones manageriales’ a la crisis de sentido de la educación”.
Junior Achievement (JA) es una fundación internacional que diseña y dicta diferentes programas educativos destinados a alumnos de 5 a 21 años. Esa institución fue creada en los Estados Unidos por Theodore Vail (presidente de AT&T) y Horace Moses (presidente de Strathmore Paper Co) y actualmente desarrolla sus actividades en 134 países. JA desembarcó en la Argentina en 1991. El entonces ministro de Educación, Antonio Salonia, suscribió un convenio mediante el cual se comprometía a declarar “de interés nacional” los programas de JA. El rumbo neoliberal del menemismo coincidía plenamente con las premisas básicas defendidas por esa institución.
La fundación desarrolló sus primeras actividades en dos colegios bilingües privados (Northlands y Victoria). Al año siguiente, comenzó a dictar talleres en algunas escuelas públicas.
Ricardo Zinn fue el primer presidente de JA Argentina. El currículum de Zinn incluye haber sido el autor intelectual del “Rodrigazo”, jefe de asesores de Martínez de Hoz y activo participante en el diseño de las privatizaciones de YPF, ENTel y Somisa durante el menemismo. En su libro La Segunda Fundación de la República (editado en 1976), Zinn manifestaría que el tercer gobierno peronista era “un verdadero paradigma de la destrucción de la economía” y que su participación en “el peor gobierno de la historia” estuvo destinada a acelerar su caída abriéndole paso al “renacer patriótico” encabezado por la dictadura militar.
El actual presidente de la filial argentina de JA es el presidente de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi.
Las actividades de la fundación son financiadas mediante la organización de diversos eventos sociales (conciertos de pianos, torneos de golf, las cenas “de los héroes”, los almuerzos “patrios”) y con aportes de los “padrinos” (Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Banco Francés, Banco Comafi, Cargill, Citibank, Coca-Cola, Deutsche Bank, Embajada de los Estados Unidos, Estudio Zinn y asociados, Ford, Hsbc, HP, Banco Itaú, La Caja de ahorro y seguro, Monsanto, Motorola, Toyota, Universidad de Palermo, Universidad de San Andrés, Universidad Empresarial Siglo XXI, entre otros).
El arribo del macrismo a la Jefatura de Gobierno porteña pavimentó el acceso de JA a las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires. La penetración de la fundación en el sistema escolar porteño suscitó algunas polémicas. La más conocida fue la denuncia presentada ante la Defensoría del Pueblo por un grupo de padres de la Escuela Nº 13 Raúl Scalabrini Ortiz. Los denunciantes objetaron los contenidos del taller “Más allá del dinero” dictado a alumnos de quinto y sexto grado. El curso –auspiciado por los bancos HSBC y Citibank– explicaba “los beneficios de tener una cuenta bancaria”, incentivaba el desarrollo de “habilidades financieras básicas” o hablaba de cómo “ganar dinero iniciando una empresa”.
La Defensoría concluyó que el curso conformaba una propuesta “sesgada, en tanto se presenta a los alumnos un único esquema de percepción de la realidad social y de aproximación al mundo del trabajo, las finanzas, las empresas, el ahorro, el dinero, el consumo, la educación, la pobreza y la acumulación de riquezas”.
Un editorial de La Nación sostuvo que la resolución de la Defensoría reflejaba una “línea tendenciosa de pensamiento”. El editorialista agregó que “tan sesgada es la lectura que hace el Gobierno de toda actividad ajena a sus propios y mezquinos intereses políticos que... utilizó Radio Nacional para desacreditar a Junior Achievement...” En el segmento de esa emisora denominado Investigación nacional, bajo la consigna “¿Sabés qué?”, se transmitía el siguiente mensaje: “Las grandes corporaciones económicas utilizan horas de clase de escuelas públicas y privadas para dar contenidos neoliberales. Intentan inculcar los valores del mercado. Nada hay de nocivo en que los chicos reciban nociones técnicas sobre diversas cuestiones que harán a su vida en sociedad. Vivimos en una República, en la que existe la libertad comercial y funcionan los mercados”.
El presidente del directorio de La Nación, Julio Saguier, es vocal del Consejo de Administración de la filial local de JA.
“El modelo de Junior Achievement expresa un proyecto profundamente reaccionario en términos filosóficos, ideológicos y teóricos; inaceptable desde el punto de vista pedagógico e insostenible en una perspectiva ética... para JA, los procesos productivos ‘surgen de la nada’, las relaciones opresivas en el mundo son contratos que expresan voluntades libres, y la dinámica del ‘libre mercado’ es una realidad inexorable, legítima y deseable... además de naturalizar el orden capitalista, deja entrever valores ligados con el egoísmo que exaltan el interés individual en detrimento de un proyecto colectivo”, concluye Imen
* Publicado en Realidad Económica Nº 271(NdelE.)
Página/12 - 24 de febrero de 2013