Anatomía del miedo

Pasó el 2012 y el mundo no se acabó: ¿ahora qué? Esa misma incertidumbre sobrevoló el sitio Edge.org cuando convocó a sus miembros para responder, como todos los años, una misma pregunta. Así fue como algunas de las mentes científicas, artísticas y periodísticas más brillantes dedicadas a pensar el mundo enfrentaron el gran interrogante posterior al apocalipsis que no fue: “¿A qué deberíamos temer en los próximos años?”. Tal como viene haciendo año tras año, Radar seleccionó y tradujo las mejores (y más aterradoras) respuestas: del fin del individuo y la enajenación tecnológica a los misterios de la mente y los riesgos de vivir demasiado.

El desafío

Es extraño que una especie que lleva un millón de años en este planeta, que hace cuarenta mil años inventó el lenguaje y el arte, que hace quince mil ya construía poblados, que hace diez mil en Ecuador y en Mesopotamia cultivaba la tierra para obtener alimentos, que hace nueve mil empujaba ganados por el África, que hace seis mil ya tenía ciudades, que hace cinco mil ya andaba sobre ruedas, que hace cuatro mil quinientos producía seda con los capullos de los gusanos, guardaba reyes en pirámides y sistematizaba alfabetos, que hace cuatro mil años ya levantaba imperios, todavía tenga que preguntarse cada día cómo educar a la siguiente generación.

Casi todas las culturas anteriores supieron transmitir sus costumbres y sus destrezas, porque sus filosofías y religiones siempre creyeron en el futuro; pero en nuestro tiempo cunde por el planeta una suerte de carnaval del presente puro que menosprecia el pasado y desconfía del porvenir.Tal vez por eso nos atrae más la información que el conocimiento, más el conocimiento que la sabiduría. Los medios se alimentan de esa curiosa fiebre de actualidad que hace que los diarios sólo sean importantes si llevan la fecha de hoy, que los acontecimientos históricos sólo atraigan la atención mientras están ocurriendo: después se arrojan al olvido y tienen que llegar otras novedades a saciar nuestra curiosidad, a conmovernos con su belleza o con su horror.

Litio, el "oro blanco" del Cono Sur

Varios expertos pronostican que en unos 40 o 50 años el mundo agotará sus reservas de petróleo. Para entonces habrá que encontrar fuentes alternativas para el transporte.

Los científicos ya creen haber encontrado la solución: vehículos híbridos o eléctricos que funcionan a base de una batería de litio.

Las proyecciones más conservadoras estiman que para 2020 habrá en el mundo unos 20 millones de estos autos, aunque otros elevan esa cifra a 200 millones. Esto se suma a las baterías de litio que ya se usan en teléfonos celulares, computadoras y otros dispositivos electrónicos.