Hay que saber separar “la paja del trigo”
Salvador Treber
La discusión sobre la aplicación del Impuesto a las Ganancias ha tenido múltiples protagonistas no siempre versados sobre el tema que en muchos casos emitieron opiniones y adoptaron posiciones equívocas e interesadas.
La frase con que se titula la presente nota reactualiza un viejo consejo convertido en refrán que, por bastante tiempo, fue uno de los mas frecuentemente usados. La idea que lo anima es concentrarse en la esencia o médula neurálgica de las cuestiones y no dejarse distraer dando desproporcionada relevancia a detalles de menor importancia. Más aún, cuando hay intereses económicos de por medio.
Esa advertencia es válida en esta oportunidad para evaluar objetivamente las distintas posiciones que disienten sobre la extensión y límites de aplicación del Impuesto a las Ganancias a los ingresos derivados del trabajo personal y, en especial, en relación de dependencia; modalidad de actividad abarca desde el más humilde cadete hasta el más encumbrado ejecutivo. Es obvio que los que se muestran activos cuestionadores son los que más tienen para perder pues están ubicados en un escalón elevado de la pirámide distributiva; aunque con frecuencia usen los servicios de modestos “voluntarios”.
Debe tenerse muy en cuenta que el Impuesto a la Renta Neta -esta es la correcta denominación técnica- es inherente al sistema capitalista de acumulación que tiende a concentrarse en la cima de la misma y permite atenuar la acentuada inequidad que caracteriza al funcionamiento espontáneo de las llamadas “leyes del mercado”. En EEUU, durante las dos últimas décadas, los salarios perdieron anualmente 1% de la capacidad real de compra; importes que fueron a engrosar la cúspide.
A continuación se comparten los documentos en su versión final.
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