Ingeniería genética extrema, una introducción a la biología sintética / Grupo ETC*

La Biología sintética, conocida también como synbio, genómica sintética, biología constructiva o biología de sistemas. Es el diseño y construcción de nuevas partes, dispositivos y sistemas biológicos que no existen en el mundo natural. Hoy, los científicos ya no mapean únicamente genomas o manipulan genes. Construyen vida de la nada —y lo hacen en ausencia de un debate social y de una supervisión regulatoria. El Grupo ETC nos brinda en este trabajo un profundo acercamiento al tema que nos permite introducirnos en la urgente y necesaria discusión. [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .La vida y sus (bio)dilemas / Federico Kukso [/size]

Asunto:

La ingeniería genética fue rebasada. Hoy, los científicos ya no mapean únicamente genomas o manipulan genes. Construyen vida de la nada —y lo hacen en ausencia de un debate social y de una supervisión regulatoria. Conocida como “ingeniería genética con esteroides”, la biología sintética implica amenazas sociales, ambientales y armamentistas que rebasan todos los peligros y abusos posibles de la biotecnología. La “synbio”, como le nombran en el argot compacto de los laboratorios —por el acrónimo en inglés de synthetic biology—, se inspira en la convergencia de biología, computación e ingeniería en la escala nanométrica. Usando una computadora portátil, secuencias genéticas públicas y ADN sintético obtenido por correo, cualquiera tiene el potencial de construir de la nada genes o genomas completos (incluidos algunos patógenos letales). Los científicos predicen que en el lapso de 2 a 5 años será posible sintetizar cualquier virus. La primera bacteria de novo hará su debut en 2007. En cinco o diez años los genomas de bacterias simples se sintetizarán rutinariamente y no será gran cosa ensamblar un genoma “de diseño”, insertarlo en una célula bacterial vacía y —voilà— dar a luz a un organismo vivo y auto-replicante. Otros biólogos esperan reconfigurar los conductos genéticos, sus rutas o las secuencias de reacciones químicas mediante lo cual los organismos existentes puedan ejecutar nuevas funciones —como por ejemplo producir fármacos o químicos de gran valor.

Impacto:

Un pequeño grupo de científicos de las empresas, incluido el aventurero de los genes, J. Craig Venter, está montando compañías de biología sintética con fondos gubernamentales y capitales de riesgo. Su propósito es comercializar nuevas partes, dispositivos y sistemas biológicos que no existen en el mundo natural —algunos de los cuales fueron diseñados para ser liberados en el ambiente. Quienes proponen esto insisten en que la biología sintética es la clave para producir biocombustibles baratos, la cura de la malaria y remedios para el cambio climático —objetivos afables para los medios de comunicación, que intentan adormecer las preocupaciones del público
respecto de los riesgos de la tecnología y la controversia que suscitan. A fin de cuentas, la biología sintética significa instrumental más barato y accesible para construir armas biológicas, patógenos virulentos y organismos artificiales que pueden implicar graves amenazas para la gente y el planeta. El peligro no es únicamente el terrorismo biológico, sino el “errorismo biológico”.
Pese a los llamados en favor de una biología abierta que comparta sus fuentes y permita su utilización más libremente, los científicos académicos y corporativos buscan obtener patentes monopólicas sobre los productos y los procesos de la genética sintética. Al igual que con la biotecnología, el poder para hacer vida sintética puede terminar concentrado en manos de las principales firmas multinacionales. Conforme se haga más barata y más rápida la síntesis genética, será más fácil sintetizar un microbio que buscarlo en la naturaleza o extraerlo de un banco de genes. Las muestras biológicas, secuenciadas y almacenadas en forma digital, se moverán instantáneamente por todo el globo para ser resucitadas en los laboratorios de las corporaciones a miles de kilómetros de distancia —una práctica que podría erosionar el futuro respaldo hacia la conservación genética y que crearía nuevos desafíos en las negociaciones
internacionales sobre diversidad biológica.

Políticas:

En 2006, algunas organizaciones de la sociedad civil rechazaron las propuestas de que la biología sintética se autorregule, algo que plantea un pequeño grupo de entusiastas de la síntesis biológica. Y el rechazo viene porque primero debe existir un amplio debate sobre las implicaciones sociales, económicas y éticas de la synbio. El debate no puede limitarse a la bioseguridad (el bioterrorismo o las armas biológicas) ni a las medidas de seguridad biológica (en los espacios de trabajo o el ambiente). Las herramientas para sintetizar genes y genomas son ampliamente accesibles y avanzan a toda velocidad. No es adecuado regular la biología sintética a nivel nacional. Las decisiones deben ser consideradas en un contexto global, con amplia participación de la sociedad civil y los movimientos sociales. En apego al Principio Precautorio, el Grupo ETC considera que, por lo menos, debe prohibirse de inmediato la liberación al ambiente de los organismos sintéticos de novo hasta que se haya emprendido un amplio debate social y se establezca una estricta gobernanza de dichos asuntos.

Synbio sin fronteras. Las herramientas para lograr la síntesis del ADN no sólo avanzan a un paso poco controlable, sino que se hacen más baratas, se dispersan en la geografía y se vuelven ampliamente accesibles. Se colapsan las barreras económicas y técnicas a la investigación en genómica sintética.

* En 2000, el precio del ADN sintético era de unos diez dólares por par de bases; hoy es menor a un dólar el par de bases y a fines de 2007 podría bajar a 50 centavos de dólar.
* Los costos de equipamiento de un laboratorio de biología sintética “son bajos y disminuyen” y el nivel de habilidades requerido pueden tenerlo los estudiantes de primer año en la universidad sin que hayan tenido entrenamiento en ciencias biológicas.
* En el lapso de 2 a 5 años será posible sintetizar cualquier virus; y en el lapso de 5 a 10 años será bastante rutinario sintetizar genomas bacteriales simples.
*Cerca de 66 firmas comerciales (con sede en cinco continentes) se especializan en la síntesis de
segmentos genéticos, incluso del tamaño de un genoma, del ADN de doble filamento.
* Más de 10 mil laboratorios de todo el mundo tienen la capacidad técnica de conducir investigación en biología sintética.

Hacer uso de sintetizadores de ADN portátiles o pedir ADN a vuelta de correo a las fundidoras comerciales, incluso por internet, hace posible un ensamblaje propio —“hágalo usted mismo”— de genes sintéticos, en casi cualquier parte del mundo. Según Roger Brent, director del instituto de ciencias moleculares en Berkeley, “ahora los estudiantes de licenciatura de las universidades técnicas diseñan y construyen de novo secuencias de ADN para introducirlas en células vivas o incorporarlas a nuevos organismos”.

No se hacen “negocios como siempre”. El Grupo ETC señala que algunos biólogos en sistemas comienzan a salirse de los reflectores y pueden intentar evitar el escrutinio público asegurando que es imposible distinguir su trabajo de los previos avances en la tecnología de ADN recombinante (o ingeniería genética). Dado que toda la synbio es parte de una misma caja de herramientas, argumentan, simplemente no es posible compartimentar su investigación con fines de escrutinio. El refrán “en realidad, la biología sintética no es nada novedoso” se escuchará con más frecuencia en los próximos meses y años. De hecho, la capacidad para diseñar y construir organismos sintéticos a partir de ADN sacado del anaquel tiene el potencial de revolucionar la biología y amplificar el poder de las tecnologías que convergen a nivel nanoescalar. La biología sintética es una tecnología nanoescalar, y debe considerarse en el contexto más amplio de la convergencia tecnológica. Los diálogos internacionales acerca de la nanotecnología deberían incorporar en sus discusiones todo lo relacionado con la síntesis biológica.

Más allá de la regulación. Debido a la amplia disponibilidad de las herramientas de la biología sintética, algunos arguyen que es imposible regularla, y que los esfuerzos por controlarla forzarán a que se emprenda investigación dislocada o francamente clandestina. Los gobiernos no pueden abdicar al escrutinio de la synbio justo por los retos regulatorios que implica ésta. Los gobiernos deben determinar qué es seguro y aceptable para la sociedad, dar aliento al diálogo público y a una conciencia mucho más clara de sus riesgos potenciales. Como punto de partida, el Grupo ETC ofrece las siguientes recomendaciones:

Debe haber un amplio debate social sobre las amplias implicaciones socio-económicas y éticas de la biología sintética, incluidos sus impactos potenciales sobre la salud, el ambiente, los derechos humanos y la seguridad. El debate debe ir más allá de la bioseguridad o de medidas relacionadas con la seguridad laboral o en el ambiente, e incorporar discusiones acerca quién controla y es dueño de dicha tecnología, y acerca de si ésta es socialmente aceptable o deseable. Dada la enorme descentralización de la biología sintética la subsecuente globalidad de sus impactos, las opciones de su gobernanza deben debatirse en un marco de referencia internacional. No le toca a los científicos controlar el discurso público ni determinar los marcos regulatorios. En mayo de 2006, las organizaciones de la sociedad civil rechazaron las propuestas planteadas por un grupito de biólogos en sistemas que piden autorregular voluntariamente su propio trabajo. En una carta abierta, 38 organizaciones de la sociedad civil llamaron a los biólogos a que participen en el proceso de supervisión abierta y democrática de la tecnología. Aunque algunos científicos y algunas compañías parecen estar en favor del diálogo, ese proceso no ha comenzado. La sociedad civil debe reunirse a nivel nacional, regional e internacional para evaluar y planear una respuesta coordinada ante la emergencia de la biología sintética en el contexto de la más amplia convergencia tecnológica. Estas reuniones deben contar con información proporcionada por las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, las organizaciones campesinas, los sindicatos, los luchadores por los derechos humanos, la paz, el desarme y el ambiente, pero no limitarse a esta franja.

La biología sintética introduce nuevos riesgos sociales potencialmente catastróficos: no importa si por un deliberado mal uso o si por efecto de consecuencias no intencionales. El Grupo ETC se remite a la experiencia de grupos como Sunshine Project o el centro de estudios contra la proliferación de armas conocido como Center for Non-Proliferation Studies para que elaboren recomendaciones detalladas sobre los aspectos de bioseguridad relacionados con la biología sintética. Sin embargo, en cumplimiento del Principio Precautorio, los microbios sintéticos deben ser considerados y tratados como peligrosos hasta que se pruebe que son inofensivos. Como mínimo, debe prohibirse la liberación ambiental de organismos sintéticos de novo hasta que haya ocurrido un amplio debate social y se instaure una gobernanza fuerte al respecto, y hasta que se consideren a profundidad sus implicaciones socio-económicas, ambientales y de salud. Los gobiernos deben mantener una tolerancia cero ante los agentes de guerra biológica, sean sintetizados o no, y adoptar fuertes medidas legales y estrategias de cumplimiento que prevengan la síntesis de agentes de guerra biológica. La sociedad civil debe impugnar la noción de una “investigación en armamento biológico ‘defensivo’” porque la línea entre investigación “defensiva” y “ofensiva” es indistinguible.

Los organismos internacionales deben revisar con urgencia las implicaciones de la síntesis de ADN y de la biología sintética en sus mandatos. En el futuro, la construcción de genes sintéticos o de genomas de microbios que utilicen secuencias genéticas disponibles comercialmente será más rápida y fácil que obtener muestras biológicas de sus fuentes naturales, o de los bancos genéticos. La comisión de recursos genéticos para la alimentación y la agricultura de la FAO, debería examinar las implicaciones potenciales de la biología sintética para la conservación de los recursos genéticos in situ y ex situ y para los derechos de los agricultores. El Convenio de Diversidad Biológica (CDB) y su cuerpo subsidiario en ciencia, tecnología y asesoría tecnológica (SBSTTA, por sus siglas en inglés) deben también examinar las potenciales implicaciones de la synbio sobre la protección de la biodiversidad y sobre las regulaciones actuales de acceso e intercambio de materiales genéticos.

Los bloques de construcción de la vida no deben privatizarse. Pese a los intensos y honestos llamados a favorecer una “biología de fuente abierta”, siguen obteniéndose patentes monopólicas exclusivas sobre las partes más diminutas de la vida —fragmentos de genes, codones e incluso moléculas que conforman los organismos vivos (por ejemplo los nuevos aminoácidos y las nuevas pares de bases). Las patentes amplias de aspectos de biología sintética podrían usarse para consolidar el poder corporativo sobre una nueva generación de ingeniería biológica y sobre las partes, dispositivos y sistemas de una vida sintética. La biosíntesis de productos de gran valor (como el caucho y otros bienes de consumo procedentes del Sur) ha resultado difícil en el pasado. ¿Podrá la biología sintética diseñar microbios sintéticos que produzcan sustancias naturales? Si “ahora los genes tienen el potencial de ser los componentes del diseño de la futura economía mundial”, entonces la conferencia sobre comercio y desarrollo de Naciones Unidas debería supervisar los impactos potenciales sobre los bienes de consumo, el comercio y sobre la gente cuyas posibilidades de vida dependen de la producción y procesado de materia prima.

Para facilitar acciones globales coordinadas, se debe establecer un organismo internacional que supervise y evalúe los impactos sociales de las tecnologías emergentes, incluida la biología sintética. En lugar de aproximarnos a la evaluación de la tecnología de manera fragmentaria y difusa, los gobiernos y la sociedad civil deben considerar estrategias actuales y de largo plazo que respondan a la introducción de nuevas y significativas tecnologías. Para salirnos de los ciclos de crisis que acompañan la introducción de una nueva tecnología, la sociedad internacional requiere de un organismo independiente que se dedique a evaluar las principales nuevas tecnologías y configure un sistema que preste atención a ellas desde sus primeros estadíos y pueda emitir advertencias al inicio de los procesos.

Definición:

Biología sintética (conocida también como Synbio, Genómica Sintética, Biología Constructiva o Biología de Sistemas): es el diseño y la construcción de partes biológicas nuevas, nuevos dispositivos y sistemas que no existen en el mundo natural. Es también el rediseño de sistemas biológicos existentes para que ejecuten tareas específicas. Los avances en las tecnologías nanoescalares —la manipulación de la materia al nivel de átomos y moléculas— contribuyen a los avances de la biología sintética.

[i]*El Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración o Grupo ETC es una organización de la sociedad civil con sede en Canadá. Nos dedicamos a la conservación y avance sustentable de la diversidad cultural y ecológica, así como a los derechos humanos. El Grupo ETC apoya los desarrollos tecnológicos socialmente responsables y útiles para los pobres y marginados; con este fin, aborda aspectos de gobernanza que afectan a la comunidad internacional. También supervisamos la propiedad y el control de la tecnología y la consolidación del poder corporativo.[/i]

Fuente: [color=336600]Grupo ETC – enero 2007[/color]

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