Juan Carlos Amigo (1939-2019): cuando las ideas trascienden a la vida
Juan Carlos Amigo se graduó en 1965 de contador público en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y poco después alcanzó el título de licenciado en Economía en esa misma casa de estudios.
En los últimos años de esa década fue tentado para integrar un equipo de trabajo que intentara crear una publicación especializada en temas económicos, en el marco de una institución fundada unos años antes para promover el desarrollo económico independiente de nuestro país. Esa institución era el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y la publicación terminó siendo Realidad Económica.
Desde el inicio, Juan Carlos integró el Consejo de Redacción; en 1972 se sumó al directorio del IADE, a principios de 1975 pasó a desempeñarse como secretario de redacción y, finalmente, a partir del número doble 60/61 de la revista, asumió la dirección.
Llevó adelante esa tarea hasta el número 301, de agosto de 2016, donde estimó cumplido un ciclo y, desde entonces, pasó a ser coordinador del Comité Editorial de la revista.
El ciclo que acabamos de mencionar arranca en los años finales de la dictadura de Onganía, transcurre por los difíciles días del tercer peronismo, se sostiene pese a los impiadosos años de la última dictadura y desemboca en la reciente, frágil y cambiante democracia que estamos transitando.
De todo ello hay testimonio en Realidad Económica y esta hazaña fue posible por la conducción inteligente, audaz, equilibrada y siempre impecable de Amigo. Más que impecable, rayana en la obsesión, pues su grado de compromiso lo obligaba a ello.
Esa palabra (compromiso) ha caracterizado siempre su acción: compromiso con el proyecto del que se hizo cargo, compromiso con los ideales que sustentó a lo largo de su existencia, compromiso militante ¡siempre!, compromiso con la amistad a que lo obligó su nombre.
El mundo de Amigo no se redujo a lo económico. Amó la literatura, siempre se rodeó con la música, gozó del cine y del teatro, supo nutrirse con la escultura y las artes plásticas. Fue mucho más que un economista, fue un humanista llamado a interesarse con todas las necesidades de todos y cada uno de los seres que deambulamos por esta pequeña partícula que nos aloja. De ello da testimonio Realidad Económica en muchos de sus contenidos, donde se expresa la necesidad de bregar por las artes y una cultura popular, que implique una mejor vida para todos.
De igual manera podemos afirmar que su obra no se circunscribió al monumental aporte que realizó a través de Realidad Económica. También dictó cursos, conferencias, formó cuadros y participó en la creación, desarrollo y consolidación de otras instituciones del movimiento cooperativo.
Todo lo realizó con una total responsabilidad, su habitual excelencia y un bajo perfil que remitía a su humildad, de la que son capaces solo los hijos del Pueblo.
La culminación de su obra la logró en sus últimos años de gestión cuando pudo concretar, después de superar muchas dificultades, un cambio generacional en la conducción del IADE y Realidad Económica.
A pesar de los problemas de salud que lo agobiaron en los últimos tiempos, nunca bajó el nivel y sostuvo el rigor de su trabajo.
Sin contradecir su legado, se impone publicar sus trabajos inéditos que incursionan en la economía pero trascienden al cuento y la poesía. Será una manera de rendirle tributo y de enriquecernos accediendo a su enorme riqueza interior.
Por todo esto y mucho más, que iremos valorando con el correr de los días, esto no es una despedida sino la certeza de que su obra mantiene su vigencia y perdurará en todos quienes tuvimos el privilegio de compartir sus días, sus ideales y sus sueños.
En una de las tantas publicaciones que José Martí dirigió a lo largo de su lucha por la emancipación de Cuba, estableció una consigna que decía: “Para juntar y amar y vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico”.
Juan Carlos Amigo bien podría decir lo mismo.
José María Cardo - Comisión directiva del IADE.