Katrina: el futuro nos depara más
Los científicos advierten: Katrina no es un fenómeno aislado, sino una más de las señales que nos envía la Tierra y que muestran las dolorosas consecuencias que el cambio climático tendrá para sus habitantes.
"Un huracán es un fenómeno natural, que sólo se convierte en catástrofe cuando afecta a los seres humanos, como ha sucedido ahora con Katrina. Estos fenómenos naturales vienen produciéndose cada vez con más frecuencia, y serán más habituales en el futuro. Huracanes, tsunamis, tornados, tormentas y fuertes vientos, son consecuencia del cambio climático y los seres humanos van a tener que aprender a protegerse de ellos, porque no van a poder evitarlos", señaló Walter Gläßer, geólogo e hidrólogo de la Universidad de Leipzig, en entrevista a DW-WORLD.
Katrina y el cambio climático
Los huracanes se forman en el continente africano. "África, como consecuencia del calentamiento global, vive temperaturas más elevadas que nunca. A más calor, mayor cantidad de agua transportan los huracanes, y con más furor llegan a las costas", dijo Gläßer.
"Una gran catástrofe mundial, como se ve en los cines, no va a suceder. El cambio climático se deja sentir regionalmente, en manifestaciones violentas de la naturaleza que llevan el clima cada vez más a sus extremos", comentó Gläßer, "es muy importante que estemos atentos a esos fenómenos, los registremos y tratemos de hacer nuestras ciudades y países más seguros, en previsión a lo que digan los expertos. Y sobre todo: no construir ciudades bajo el nivel del mar. Eso es una insensatez", añadió.
Calentamiento global
"El calentamiento de la Tierra se está produciendo a una velocidad desenfrenada. Yo mismo he tenido la oportunidad de trabajar en muchas partes del mundo y he podido comprobar cómo, por ejemplo, los polos se derriten", dijo Gläßer.
Los polos son enormes contingentes de agua congelada. Si se derriten, el nivel del mar aumenta y con ello peligran las ciudades cerca de las costas.
"La predicciones indican que la temperatura aumentará entre dos y tres grados, lo que significa que habrá más terremotos y más movimientos tectónicos. En las aguas, si los océanos se calientan dos o tres grados, la cantidad de hidrógeno de carbono que suba a la atmósfera aumentará. Y lo desagradable que puede ser una atmósfera con exceso de CO2
para los seres humanos es fácil de imaginar", explicó Gläßer.
¿Soluciones mágicas?
Una política de protección medioambiental es fundamental. "Hay cosas muy significativas que deberían hacer saltar todas las alarmas: ¿por qué se habla tan poco de la tremenda catástrofe natural que ha supuesto el huracán Katrina? Las refinerías han vertido crudo en una reserva natural de gran importancia. Es un desastre. Y todos callan. Me da la impresión de que se están ocultando muchas cosas a la opinión pública", dijo Gläßer.
Los políticos han de trabajar estrechamente con los científicos medioambientales. La Tierra vive periodos cíclicos de transformación que los seres humanos no podemos frenar. Pero sí es posible ejercer influencia sobre ellos, tanto negativa como positiva. Los efectos negativos pueden ser ralentizados, y la población puesta a salvo de peligros innecesarios.
"Cuál será la situación dentro de 300 años no lo sabemos. Lo que sí conocemos es cómo está evolucionando el planeta ahora, y debemos actuar en consecuencia. No sólo Katrina, las tormentas que hemos vivido, por ejemplo, este verano en Alemania, los incendios que afectan a otros países, no son casualidades, son advertencias", sentenció Gläßer.