Keynes y Bretton Woods, 70 años más tarde
Esta semana hace 70 años de la muerte de John Maynard Keynes. Y pasados 70 años, expiran los derechos de autor de todos los trabajos de Keynes. Keynes es el economista más famoso e influyente de la corriente principal nunca. Y es el origen de toda una escuela o sector de la teoría económica llamada keynesianismo. Y 70 años más tarde, el keynesianismo sigue siendo el motor del pensamiento económico en la izquierda del movimiento obrero internacional. Lo que se puso de manifiesto de nuevo este mes en la última conferencia de la serie de seminarios titulada Nueva Economía de la oposición laborista del Reino Unido, una conferencia de Paul Mason.
Keynes, el subversivo
El primer día de 1935 encontró a John Maynard Keynes escribiendo una carta para George Bernard Shaw. En la misiva señaló: Creo estar escribiendo un libro sobre teoría económica que revolucionará en gran medida la manera en que el mundo piensa sobre los problemas económicos. Mostrando cierta cautela agregaba en un paréntesis que ese resultado no se dejaría sentir inmediatamente, pero sí en los próximos 10 años.
“Lo que la represión se llevó”
El 2 de marzo se cumplen 40 años de la destrucción de uno de los intentos más originales que se hayan llevado a cabo en Argentina orientados a generar una transformación en la enseñanza de la economía. En el Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur (UNS) en Bahía Blanca, se inició en 1969 un movimiento que llevó al cambio significativo del plan de estudios de la Licenciatura en Economía (PELE). La iniciativa fue una propuesta innovadora de estudio de la teoría en el contexto histórico de la evolución del pensamiento económico.
Rentistas recargados
Cuando Keynes publicó en 1936 su Teoría General, las primeras reacciones vinieron del corazón de la academia dominante. Ese mismo año Jacob Viner, un economista de Chicago, dirigió una réplica hacia esas ideas desordenadas pero poderosas que venían a anunciar el fracaso del libre mercado y la eutanasia del rentista. Mediante una aproximación teórica, Viner aseguraba que los mercados estaban diseñados para distribuir los recursos de forma eficiente.
Austeridad: el ascenso y caída de una receta económica
En tiempos normales, un error aritmético en un paper económico no tendría la menor relevancia para el mundo. Pero en abril, el descubrimiento de un error de ese tipo no sólo dio que hablar a la profesión económica sino que fue noticia en los diarios. Podríamos llegar incluso a pensar que cambió el curso de la política.
De Smith a Keynes: siete lecciones de historia del pensamiento económico. Un análisis de los textos originales
Siete lecciones de historia del pensamiento económico (obra de Axel Kicillof), es el resultado tanto de una extensa trayectoria en investigación del pensamiento keynesiano como de la experiencia recogida en la práctica docente. Da cuenta de esto el libro que lo precede, Fundamentos de la Teoría General. Las consecuencias teóricas de Lord Keynes.
Base y punto de partida
“Al mismo tiempo que procuraría una tasa de inversión controlada socialmente con vista a la baja progresiva de la eficiencia marginal del capital, abogaría por toda clase de medidas para aumentar la propensión a consumir, porque es improbable que pueda sostenerse la ocupación plena, con la propensión marginal existente, sea lo que fuera lo que hiciéramos respecto a la inversión. Cabe, por tanto, que ambas políticas funcionen juntas – promover la inversión y al mismo tiempo, el consumo, no simplemente hasta el nivel que correspondería al aumento de la inversión con la propensión existente del consumo, sino a una altura todavía mayor” John M. Keynes – “La Teoría General de la Ocupación, el Interés, y el Dinero” Fondo de Cultura Económica. Ed.2008
La frase pertenece al libro citado que se publicó en enero de 1936 como respuesta a la crisis del año 1929. El mérito innegable del autor es que, en lugar de analizar la economía desde la tasa de ganancia de las empresas, volvió al origen de la ciencia que consiste en ver la economía como un todo, y con ello, John M. Keynes se da cuenta de la imperiosa necesidad de la intervención estatal que permita igualar la demanda con el producto.
Macroeconomía para el desarrollo: políticas anticíclicas y transformación productiva
Ensayo basado en la Conferencia magistral realizada en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal), en Santiago de Chile, el 12 de abril de 2011, en el marco de la Décima Cátedra Raúl Prebisch.
En este ensayo se argumenta que la clave de una acertada macroeconomía para el desarrollo es la combinación de buenas políticas anticíclicas con una estrategia activa de diversificación productiva, dos conceptos que tienen profundas raíces en el pensamiento de la cepal. La política anticíclica debe enfrentar los retos que implican los agudos ciclos de financiamiento externo y las acentuadas fluctuaciones de los precios de productos básicos. La política fiscal es fundamental, pero debe estar acompañada de una política monetaria y cambiaria igualmente anticíclica. A la luz de la experiencia del último decenio, ello parece posible con regímenes cambiarios intermedios en conjunto con políticas macroprudenciales, que incluyen regulaciones a los flujos de capital.
A su vez, la estrategia de desarrollo productivo debe fomentar las actividades innovadoras que generan encadenamientos productivos. La innovación debe entenderse en un sentido amplio, pero su prueba decisiva es la capacidad de acumular capacidades tecnológicas.
Una exégesis de “Mr. Keynes y los clásicos” de J. R. Hicks El nacimiento del modelo IS-LM o el pecado original de la moderna macroeconomía*
Buena parte de los macroeconomistas, adscriptos a las más diversas corrientes teóricas,coinciden en que existen significativas diferencias que separan al “sistema económico” originalmente propuesto por J. M. Keynes en su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936) del modelo “ISLM”, cuyo temprano origen se ubica en el tan breve como célebre artículo publicado por J. R. Hicks al año siguiente, “Keynes y los «Clásicos»: una posible interpretación” (1937).
1 La primera y más notoria de estas diferencias remite sin dudas al desigual grado de influencia que logró cada uno de ellos. No es que la Teoría general haya pasado desapercibida ni mucho menos, pero lo cierto es que mientras las casi 400 páginas escritas por Keynes fueron por lo general consideradas un material intrincado y de difícil acceso, el “pequeño artefacto” -así bautizó a su versión de ISLM- que Hicks expuso de manera compacta, empleando las escasas 12 páginas de su artículo, pronto se convirtió, por lo contrario, en el genuino motor de la llamada revolución keynesiana y el núcleo central de la “síntesis neoclásica”.
2 Aún hoy, -y pese a los mencionados reclamos acerca de su falta de fidelidad- las ideas originales de Keynes se confunden en más de una oportunidad con aquel ingenioso, elegante y sencillo modelo. Pero, claro está, las diferencias entre el sistema de Keynes y el modelo de Hicks no se agotan en el terreno de la repercusión obtenida sino que la distancia que aquí interesa señalar se ubica en el plano conceptual.
Corrigiendo a Bretton Woods
En 1944, la conferencia de Bretton Woods donde nacieron el FMI y nuestro sistema monetario internacional basado en el dólar. estuvo signada por un enfrentamiento entre EE.UU. y el Reino Unido, representados por los economistas Harry Dexter White y John Keynes, respectivamente. El Reino Unido quería un sistema en el que la liquidez mundial fuese regulada por una institución multilateral, mientras que EE.UU., por intereses propios, prefería un sistema basado en el dólar.
Debido a su poder financiero y económico, EE.UU. ganó la pulseada. Keynes no logró imponer su idea de conferirle al FMI la facultad de crear una nueva unidad internacional de reservas como alternativa al dólar. Y tampoco pudo cerrar un acuerdo sobre medidas que obligasen tanto a países deficitarios como superavitarios, y tanto al emisor de la moneda internacional como a sus usuarios, a hacer ajustes.