Base y punto de partida
Volver a plantear la importancia de la producción y de la distribución y definir que no lo resuelve el “mercado”, lo obliga a pensar en un Estado que sea el que procure y garantice el crecimiento sostenido, basándose en que es la demanda global la que impulsa la producción, y por ende se debe garantizar que sea la demanda la que crezca, a la par que se toman los recaudos para que la oferta la acompañe.
Keynes es consciente que el principal problema es generar trabajo y que solo se consigue con un crecimiento sostenido, en lugar de priorizar, como lo hacían sus pares en la primera parte del siglo XX, un supuesto equilibrio. Es más, como lo explica en el prologo del libro de John M. Keynes referenciado, tratar de llevar a la práctica las formulaciones del pensamiento marginalista , no podía tener otro resultado que el desastre, la caída del producto, de la inversión, el desempleo y la exclusión social, como fueron todas las experiencias en todo ese período, y como continuó siendo cada vez que se aplicó, como fue el caso de nuestro país desde 1976 hasta la crisis terminal en diciembre de 2001, con la honrosa excepción del intento de una política económica distinta en la gestión encabezada por Bernardo Grinspun del 10 de diciembre de 1983 al 19 de febrero de 1985. O como sucede actualmente en los países de la Comunidad Económica Europea
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