La Argentina duplicó la cantidad de científicos desde 2002
Algunos de estos instrumentos fueron, por ejemplo, la promoción de las carreras del Investigador Científico y Tecnológico y del personal de apoyo a la investigación, el otorgamiento de becas para estudios doctorales y posdoctorales, el financiamiento de proyectos y de unidades ejecutoras de investigación y el establecimiento de vínculos con organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales de similares características.
Una caída.
En los años 60 el proceso de normalización de la universidad se vio abruptamente interrumpido cuando el 28 de junio de 1966 fue derrocado el gobierno "desarrollista" de Arturo Humberto Illia. Fue entonces cuando asumió el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía (1966-1970), quien desató una política autoritaria y sumamente represiva.
Luego de la firma del decreto de intervención de las universidades nacionales, y a tan sólo un mes de comenzado su mandato, Onganía ordena la irrupción de la Guardia de Infantería Policial en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, reprimiendo ferozmente a garrotazos y gases lacrimógenos a docentes, estudiantes y profesores invitados. Este hecho, nefasto para la vida política y cultural argentina, pasará a la historia como La noche de los Bastones Largos. La consecuencia más brutal de aquella fatídica represión fue la masiva "fuga de cerebros" en nuestro país. Se estima que más de mil trescientos docentes e investigadores abandonaron la Argentina como resultado de aquella jornada.
Durante la dictadura militar de 1976-1982 se produjo un tremendo genocidio y una implacable destrucción del aparato productivo y de la industria nacional. Pero en diciembre del ´83 regresó la democracia. En este contexto de celebración de los treinta años de vida democrática, el pasado 13 de septiembre el Conicet celebró sus 55 años de vida en Tecnópolis. El acto estuvo presidido por Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y por el presidente del Consejo, Roberto Salvarezza.
El ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue creado durante el primer mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en diciembre de 2007. El objetivo de este ministerio consiste en "orientar la ciencia, la tecnología y la innovación al fortalecimiento de un nuevo modelo productivo que genere mayor inclusión social y mejore la competitividad de la economía argentina, bajo el paradigma del conocimiento como eje del desarrollo". En la actualidad, el CONICET revista como ente autárquico del Estado Nacional en jurisdicción de este ministerio.
Aumento.
En los veinte años transcurridos desde el retorno a la democracia y el 2002, el estancamiento del Conicet en el número de investigadores y de becarios doctorales y postdoctorales fue notorio. En contrapartida, esta tendencia se revierte fuertemente durante el período 2003-2013, años en los que gobernó el kirchnerismo. Según un reciente informe del Conicet, "con respecto a la Carrera del Investigador Científico y becas anuales, en 1997 ingresaron al organismo 125 investigadores y se otorgaron 300 becas. En el año 2001 se incorporaron 160 cargos de investigador científico (del concurso 1999) y 30 becarios. En el año 2004 se produce un cambio sustancial, ese año ingresaron 400 investigadores y se otorgaron 1300 becas. Finalmente en el año 2012 se incorporó a 606 investigadores y otorgó 3900 becas doctorales y postdoctorales". Otro dato interesante aportado por el informe da cuenta del aumento sustancial en la formación de doctores desde el año 2008.
Más datos.
En cuanto a la creación de institutos y centros de investigación, lo que aporta el informe es que "durante la última década se crearon 112 institutos y centros de investigación (unidades ejecutoras), de las cuales 30 están en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires y las 83 restantes distribuidas en el interior del país". Además, "a fin de aumentar la presencia del Conicet en todo el territorio nacional, se crearon siete Centros de Investigación y Transferencia (CIT) junto con universidades nacionales y gobiernos provinciales este último año". Y que en la actualidad "el 90% de los 192 centros e institutos del organismo son de doble dependencia con universidades nacionales. De los 7.600 investigadores 5.700 son docentes universitarios, lo cual demuestra la relación indisoluble entre el Conicet y la universidad".
En relación a la inversión en materia de infraestructura, el informe dice que "la inversión sostenida en infraestructura en todas las regiones del país, a partir del 2008, viene a saldar una deuda de más de 30 años en materia de obras para la ciencia, la investigación y la tecnología en la Argentina. El presupuesto del Conicet destinado a obras de infraestructura en la última década alcanza los 298.999.884 pesos. Estos fondos se suman a los aportes del Plan de Obras para la Ciencia y la Tecnología que lleva adelante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación".
Por último, y en lo que se refiere a investigación científica, "la base de datos internacional SIR Scimago (Institutions Ranking) ubica al Comité primero en Argentina y segundo en Latinoamérica, después de la Universidad de San Pablo. Además, figura 85 entre 3.230 instituciones que realizan investigación en todo el mundo".
"Censura democrática".
La información es un derecho y un bien público y, por consiguiente, es deber de cualquier Estado garantizarlo. La experiencia del siglo XX nos dice que no podemos confiar en la "autorregulación" de los mercados. Lo mismo que en el plano económico, el mercado de la comunicación no puede estar librado a una "mano invisible" que todo lo maneja.
Según el periodista y semiólogo español Ignacio Ramonet, hoy día la información sólo sirve, en muchos casos, para ocultar la información. Se difunde una información que nos impide acceder a la buena información. A esto es a lo que él denomina "censura democrática". Días atrás, la presidenta Cristina Fernández habló de "balas de tinta que intentan derrocar gobiernos populares". Cierto es que estas balas pueden tener la forma de la calumnia o de la mentira. Pero también pueden estar revestidas con los ropajes del ocultamiento. En este sentido, cabría preguntarse por qué un hecho tan importante como la duplicación de científicos e investigadores por parte del Conicet desde el año 2002, no fue noticia en ninguno de los medios dominantes.
Pluralidad.
¿Qué habrían dicho estos medios opositores si la Argentina hubiera reducido el número de científicos a la mitad? La respuesta es simple y no hace falta adivinarla. Cuando ocurren hechos como éste, uno se pregunta hasta cuándo tendrá que esperar la sociedad argentina para que se aplique plenamente la Ley de Servicios Audiovisuales, sancionada hace ya cuatro años y por amplia mayoría por el Congreso de la Nación.
En definitiva, lo que tenemos que repetir una y otra vez, es que toda democracia necesita una pluralidad de voces. Es decir, una verdadera democratización de la palabra. Y esto porque, sencillamente, es a través del discurso como se colonizan las conciencias (sujetando al sujeto) y como se construye, por consiguiente, ideología y realidad.
La Arena - 29 de septiembre de 2013