La mano visible del Estado y la mano invisible del mercado. ¿Por qué la salud es más que un contrato entre partes?

Maria José Luzuriaga, Marina Gabriela Zunino, Valeria Natividad Almirón, Nasim Iusef Venturini


La pandemia del COVID-19 ha evidenciado para todxs algo que la epidemiología conoce desde su origen: la salud individual está en estrecha relación con la salud social o colectiva. El cuidado de la salud -eje de los sistemas de salud- es entonces el pilar del cuidado colectivo, que se organiza en torno a la salud pública (en el sentido poblacional).

Es así que el funcionamiento del sistema de salud requiere regirse por algunas direcciones comunes sobre todo en Argentina, donde el sistema es sumamente segmentado, fragmentado y desigual. Estos rasgos se suman a la poco articulada y coordinada interdependencia entre los subsectores (público, privado y seguridad social). Los modelos que excluyen la posibilidad de comprender los límites difusos y muchas veces inexistentes entre los subsectores desconocen el real funcionamiento del sistema de salud.

El sistema sanitario se ha conformado históricamente a partir de sucesivas políticas. Toda política pública expresa una relación entre el Estado, el mercado y la sociedad. Más aún, las políticas públicas funcionan como límite para el desarrollo de los mercados, así como también son condición de posibilidad para su funcionamiento. Como es sabido, desde los inicios del capitalismo se constata la necesidad de que el Estado se ocupe de las funciones del bienestar social y de responder por las consecuencias sociales producidas por el propio sistema.  

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julio de 2020

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