La Tierra sigue a fuego lento
Si la temperatura del planeta aumenta en apenas un grado, en breve hará más calor del que ha hecho en un millón de años. Debe existir voluntad política para revertir el riesgo ambiental y variar las fuentes de energía.
Fuente: Clarín
James Hansen. Director del Goddard Institute for Space Studies (NASA)
La temperatura de la Tierra, con un rápido calentamiento del globo durante los últimos treinta años, ahora está atravesando el nivel máximo del Holoceno, período de clima relativamente estable que ha durado más de 10.000 años. Más calentamiento superior a un grado Celsius determinará que en la Tierra haga más calor del que ha hecho en un millón de años.
Una situación donde todo siga como hasta ahora, con emisiones de CO2 (dióxido de carbono) provenientes de los combustibles fósiles que continúen creciendo un 2% anual como en la última década, provocará un calentamiento adicional de 2 o 3 grados Celsius en este siglo. Tan drástico aumento entrañaría cambios que prácticamente constituyen otro planeta.
El clima de la Tierra se está acercando, pero no ha pasado, un punto de inflexión más allá del cual será imposible evitar un cambio climático de consecuencias indeseables de largo alcance. Estos cambios comprenden no sólo la pérdida del Artico tal como lo conocemos hoy, con todo lo que ello implica para la vida silvestre y los pueblos autóctonos, sino también pérdidas en una escala mucho más amplia debido a la elevación de los mares en todo el mundo.
Al principio, el nivel de los mares crecerá lentamente, ya que las pérdidas en los bordes de Groenlandia y la Antártida debidas a la aceleración de las corrientes de hielo casi se equilibran con nevadas más abundantes y el espesamiento de la capa de hielo en el interior del casquete polar. Pero conforme el hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental se ablande y lubrique por el aguanieve, y desaparezcan las capas de hielo de las costas polares debido al calentamiento del océano, ese equilibrio se inclinará hacia una pérdida de hielo, causando una rápida desintegración del casquete polar.
La historia de la Tierra indica que, con un calentamiento de 2 a 3 grados Celsius, el nuevo nivel de equilibrio incluirá no sólo la mayor parte del hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental sino también una parte de la Antártida Oriental, elevando el nivel de los mares 25 metros.
Este sombrío panorama de cambio climático puede ser evitado si se reduce la velocidad de crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el primer cuarto de este siglo. El objetivo de mantener el futuro calentamiento terrestre por debajo de 1 grado Celsius para evitar cruzar el punto de inflexión exige dos cosas: primero, achatar y lue go reducir el índice de crecimiento de las emisiones de CO2, básicamente aumentando la eficiencia energética, y, segundo, una reducción absoluta de las emisiones de gases no-CO2 que también afectan el calentamiento, en particular el metano y el monóxido de carbono, y por lo tanto el ozono de la troposfera, y los aerosoles de carbono negro (hollín).
Se debe actuar con rapidez. De lo contrario, la infraestructura productora de CO2 que se construya en la próxima década hará impracticable mantener el futuro calentamiento terrestre por debajo de 1 grado Celsius.
Una preocupación de primer nivel es el gran número de centrales eléctricas a carbón que planean construir China, Estados Unidos e India sin secuestro del CO2 (proceso mediante el cual se separa el CO2 de la energía producida y se lo almacena en la tierra).
El gran interés por el CO2 se debe a que se ha comprendido que el aumento del CO2, manteniéndose iguales los demás factores, provocará calentamiento terrestre. El CO2 es un gas de efecto invernadero. Absorbe la radiación infrarroja de la Tierra, reduciendo la emisión de calor al espacio. Esto causa un desequilibrio transitorio entre la cantidad de energía solar absorbida por la Tierra y la energía emitida al espacio. En consecuencia, la Tierra se calentará hasta que logre restaurar el equilibrio energético.
Las buenas noticias con respecto al CO2 son que alrededor del 40% de las emisiones anuales de combustibles fósiles sigue siendo absorbido. Y si redujéramos las emisiones de CO2 y mejoráramos la reforestación y las técnicas de agricultura, probablemente podríamos elevar el porcentaje de absorción.
Las malas noticias son que la estabilización de la cantidad de CO2 atmosférico podría demandar la reducción de las emisiones en un 60 a un 80%. Pero, en realidad, las emisiones siguieron creciendo -un 2 % anual en la última década-.
¿Un aumento de este tipo es inevitable o existe un camino alternativo factible? A la larga, satisfacer las necesidades de energía mientras se reducen las emisiones de CO2 requerirá el desarrollo de energías renovables, el secuestro del CO2 producido en las centrales eléctricas y quizá una nueva generación de energía nuclear. Pero podría lograrse achatar el índice de crecimiento de las emisiones ahora mismo con una mayor eficiencia energética.
Es importante que Estados Unidos, como líder tecnológico y el mayor productor de CO2 del mundo, asuma un papel de liderazgo. Todo depende de que una opinión pública informada incentive la voluntad política de los dirigentes de todo este mundo cada vez más caliente.