Las Torres Gemelas: su caída

Steve E. Jones - Elaine Jarvik

Una investigación del 11S concluyó que la explicación oficial para la caída de las torres resulta inverosímil según las leyes de la física.

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Una investigación a fondo de los eventos del 11 de septiembre del físico Steven E. Jones, profesor de la Universidad Brigham Young, concluyó que la explicación oficial para el derrumbe de los edificios del Centro Mundial de Comercio (WTC, en inglés) resulta inverosímil según las leyes de la física. Jones y otros 50 colegas están reclamando una investigación científica independiente e internacional «no guiada por intereses politizados y restricciones, sino por observaciones y cálculos».

Trayendo a la realidad la explicación oficial del colapso de los tres edificios del WTC, Jones citó el completo, rápido y simétrico desplome de las torres; las explosiones horizontales (mechas) evidenciadas en las películas de los derrumbes; el hecho de que la antena cayó primero en la torre del norte, sugiriendo el uso de explosivos en las columnas de la base; y las grandes piscinas de metal fundido observadas en las áreas del sótano de ambas torres.

Jones miembro del movimiento científico Scholars for 9/11 Truth (Científicos por la Verdad) también investigó el derrumbamiento del WTC 7, uno de los 47 edificios de la historia que no fue impactado por los aviones, pero al caer dejó su propia «huella» de manera semejante a una demolición controlada. El WTC 7 albergaba dependencias del Servicio Secreto de EEUU, del departamento de Defensa, Servicio de Inmigración y Naturalización, Comisión de Seguridades e Intercambio de EEUU, Oficina de Manejo de Emergencias del Alcalde, Consejo Regional del Servicio de Renta Pública y de la Agencia Central de Inteligencia. Muchos de los expedientes del escándalo de la contabilidad de Enron fueron destruidos cuando el edificio se vino abajo.

Jones reclama que el National Institute of Standards and Technology (NIST) o Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, no hizo caso de la física y de la química en lo qué sucedió el 11 de septiembre (9/11) e inclusive manipuló sus pruebas a fin de adecuarlas para conseguir una hipótesis generada por computadora sobre el resultado final del colapso e, incluso, no se interesaron en investigar la posibilidad de una demolición controlada. También cuestiona las investigaciones conducidas por FEMA (sigla en inglés de la Federal Emergency Management Agency) y la Comisión del 9/11.

Resultados dudosos del informe:

Nunca ningún edificio de estructura de acero colapsó debido al fuego, antes o después de las torres del WTC. Pero los explosivos pueden romper con eficacia las columnas de acero.

El edificio WTC 7, que no fue impactado por los aviones secuestrados, colapsó en 6,6 segundos, justo 0,6 de segundo más de lo que demoraría en caer un objeto desde la azotea hasta golpear la tierra.

«¿Donde está el retraso previsto por la conservación del ímpetu, una de las leyes fundacionales de la física?, pregunta Jones. Es decir, como las caída de los pisos superior golpeó los pisos inferiores dejando intactas las columnas de acero, tal caída debió ser impedida significativamente por la masa impactada».

«¿Cómo logran caer tan rápidamente los pisos superiores y, entonces, todavía conservar el ímpetu en los edificios derrumbándose? La paradoja -dice Jones- se resuelve fácilmente por la hipótesis de la demolición controlada, donde los explosivos removieron rápidamente el material de los pisos inferiores, incluyendo el soporte de las columnas de acero, y permitieron el colapso a una velocidad cercana a la caída libre». Estas observaciones no fueron analizadas por FEMA, NIST o la Comisión 9/11.

Un derrumbe por causas no explosivas típicamente amontona virutas de concreto roto. Pero la mayoría del material de las torres fue convertido en harina, como polvo, mientras los edificios estaban cayéndose. «¿Cómo podemos entender este comportamiento extraño, sin explosivos? Extraordinario, asombroso, y exigimos un escrutinio puesto que los informes financiados por el gobierno de EEUU no pudieron analizar este fenómeno».

Los soportes de acero «en parte se evaporaron», pero se requieren temperaturas cercanas a 5.000 grados Fahrenheit [2760 grados C°] para evaporar el acero y ningún material de oficina ni el combustible diesel pueden generar temperaturas tan altas. El fuego causado por el combustible (fuel oil) del motor a reacción de los aviones secuestrados duró a lo sumo unos minutos y la combustión de los materiales de oficina consumidos por el fuego dura aproximadamente veinte minutos en cualquier locación dada.

El metal fundido encontrado en las ruinas del WTC pudo haber sido el resultado de una reacción de alta temperatura de un explosivo normalmente usado como el thermite. Edificios no destruidos por explosivos «tienen insuficiente energía dirigida como para producir la fundición de grandes cantidades de metal», dice Jones.

Si numerosos observadores ubicados adentro y cerca de las torres escucharon explosiones múltiples, ruidosas y en secuencia rápida, y estas explosiones ocurrieron debajo, lejos de la región donde impactaron los aviones ¿cómo tantas personas pudieron superar esos obstáculos?
«...Acontecimientos orquestados por el gobierno...»

Jones, al frente de un grupo llamado «Eruditos o Científicos por la Verdad del 9/11» (ya un miembro de esta asociación ha sido asesinado en extrañas circunstancias), en enero de 2006 llamó a una investigación internacional sobre los ataques y llegó tan lejos como acusar el gobierno de EEUU de un encubrimiento masivo.

Creemos que los más altos funcionarios del gobierno han encubierto hechos cruciales sobre lo qué realmente sucedió el 11 de septiembre’, dijo el grupo en una declaración. ’Creemos que estos acontecimientos pudieron haberse orquestado por la administración para manipular a los ciudadanos estadounidense para obtener apoyo a sus políticas en el país y en el extranjero.

El grupo está liderado por Jones y James H. Fetzer, profesor emérito (McKnight de filosofía) de la Universidad de Minnesota Duluth, y participa un grupo de 50 académicos y expertos, incluyendo a Robert M. Bowman, ex director del programa de defensa del espacio de EEUU conocido como «Guerra de las Galaxias», y Morgan Reynolds, ex jefe de economistas del departamento del Trabajo en el primer período del presidente George W. Bush.

Fuente: Voltairenet.org

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