Ley Bases: trastienda de una votación que dibuja el ring político del 2025

Pablo Ibáñez

El traicionómetro peronista y los votos no-negativos que ayudaron al triunfo libertario. Senadores que definen el rol electoral del año próximo. Beneficios y sanciones para dadores de gobernabilidad. La marquesina de Villarruel.

Eduardo “Wado” De Pedro conversó, horas antes de la sesión por la Ley Bases, con Edgardo “Turco” Kueider, senador de Entre Ríos y uno de los peronistas provenientes del Frente de Todos que facilitaron el quórum y aprobaron, casi de punta a punta, la ley enviada por Javier Milei. En esa patriada última, De Pedro sondeo la chance de que Kueider revierta una decisión que tomó el día que firmó, en disidencia, el dictamen de LLA.

Con la votación consumada, en el peronismo se conectó el traicionómetro. Se activó con Kueider, cuya distancia con UxP viene desde hace rato. El entrerriano se quejó del destrato acumulado. “Jamás se pudo tomar un café con Cristina. Ahora Villarruel lo llama y lo consulta”, contó a Cenital un dirigente vinculado a Kueider. “Con ese voto, el Turco decidió retirarse de la política”, afirmó un peronista que estuvo al detalle de la saga.

La advertencia terminal refiere a que el mandato de Kueider como senador termina el año próximo y que, con su voto en la Ley Bases, eliminó toda chance de que pueda tener un lugar en las listas legisladores peronistas en 2025. “(Gustavo) Bordet es diputado y va a encabezar la lista de senadores. Se le pudo ofrecer a Kueider que encabece la de diputados”, planteó un dirigente de peso de UxP y apuntó que pudo haber mala praxis en la perdida de ese voto.

“No había forma de convencerlo de que haga otra cosa”, completa la fuente y anticipa algo que se verificará horas después: un decreto firmado por Milei, Diana Mondino y Luis “Toto” Caputo para que la provincia de Entre Ríos designe tres integrantes de la Comisión Mixta Salto Grande. El texto se publicó anoche, al rato de la votación, en el Boletín Oficial y alimentó la especulación de que podría ser un “pago político” por el voto de Kueider. De cabotaje, comparado a la propuesta para que la neuquina Lucila Crexell sea embajadora ante la UNESCO en París. Milei debutó, en el trámite del Senado, en el comercio político de las leyes.

Expulsado

En la práctica, Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola fueron respaldos determinantes para que se apruebe la Ley Bases. Con mandato hasta 2029, y conexiones en Corrientes que le permitirían pactar incluso con su rival, el gobernador Gustavo Valdes (UCR), Espínola se movió a la par de Kueider y rompió sus lazos con el peronismo de UxP. Horas después de la votación, María Teresa García y Máximo Rodríguez, interventores del PJ de Corrientes, pidieron que “Camau” sea expulsado del partido. La amenaza de exilio peronista no alteró al senador. Sonó, el miércoles, que Espínola tendrá poder para designar a uno de los directores de Yacyretá.

Para Milei, esos dos votos fueron oro en polvo: le permitieron al oficialismo llegar a 36 respaldos y empatar la votación en general y de varios capítulos en particular. En el centro, con una marquesina de alta rotación, Victoria Villarruel desempató. Fue el anti-Cobos. Fue la conducta natural de una vice –lo anómalo fue lo del mendocino– pero le permite un despliegue frente a las sospechas, que cada tanto agitan en LLA, sobre sus conversaciones con Mauricio Macri. Alguna cena, incluso, en un country de Tigre que, se afirma, alquila una colaboradora de la vicepresidenta y de la que habrían participado dirigentes del PRO.

Guillermo Francos, con poder para retocar el proyecto, y Villarruel tejieron un esquema extraño. En ese puzzle, no solo fueron determinantes los dos ex UxP: Martín Lousteau facilitó el quórum pero votó en contra. Pudo jugar la fatiga y la sensación de empate irresoluble pero fue un comportamiento a simple vista extravagante: permitir que se trate, con la semicerteza de que se aprobaría, una ley en la que se mostró en contra de aspectos medulares. El voto no positivo de Lousteau fue determinante.

Pareció condicionado, según un referente de JxC, por ser presidente de la UCR. Para el Guinness partidario: la máxima autoridad de un partido tiene una postura antagónica a la de los legisladores de ese partido. Con matices, el resto de los senadores radicales –como ocurrió, antes, en Diputados- apoyaron, casi sin grietas, el proyecto oficial. Maltratado por Milei, la votación de Bases mostró a Lousteau con un tránsito sinuoso: muy opositor pero, a la vez, facilitador de la aprobación. En 2025, termina su mandato como senador y la votación de la Ley Bases pudo ser el momento para elegir en qué hemisferio político — opositor u oficialista —  quiere pararse para la competencia del año próximo.

Demasiado opositor para rearmar JxC con el –muy oficialista– PRO de Jorge Macri, demasiado oficialista para construir un armado de centro que confluya, como teorizan en algunos laboratorios, con sectores del peronismo no camporista. Falta, claro, pero el 2025 empieza a dibujar un escenario electoral ultra polarizado, un deja vú del 2017, donde las terceras fuerzas terminan fagocitadas por la grieta.

No negativos

Hubo otros actores clave. El fueguino Pablo Blanco, muy crítico del Gobierno y de las leyes del oficialismo, se convirtió en un puntal esencial en el 36–36: integró el scrum que validó los proyectos libertarios. Como ocurrió con Lousteau, Blanco, la porteña Guadalupe Tagliaferri (PRO) y el bonaerense Maximiliano Abad (UCR), quedaron más expuestos porque, en la previa, plantearon muchas diferencias y en algunas matemáticas aparecían como posibles rechazos. Lousteau y Abad votaron en contra en varios capítulos de la Ley Bases. El bonaerense aparece en una encerrona territorial: en la provincia de Buenos Aires, aunque no está definido el formato, el PRO y LLA se encaminan a tratar de confluir en un acuerdo electoral donde la UCR no parece tener lugar ni, quizá, interés de participar.

La medianoche del miércoles en el PJ, además de Kueider y Espínola, había quejas sobre otros senadores: los santacruceños José Carambia y Natalia Gadano. Alineados con el gobernador Claudio Vidal, retacearon el quórum que al final garantizó Lousteau y luego votaron en contra en general para el 36–36 que definió Villarruel. Sin embargo, luego se ausentaron/abstuvieron en gran parte de la votación en particular cuando si hubiesen sostenido el voto similar la general, hubiese contribuido a que varios capítulos –que salieron 35 a 35– se cayeran. Esos no-negativos ayudaron, también, a que sobrevivan tramos enteros de la Ley Bases de Milei.

“Quedaron en el medio: votaron contra nosotros y después se abstuvieron”, explicó una fuente de LLA, muy tarde, respecto a los santacruceños. En UxP la queja fue sobre las abstenciones. Vidal pareció jugar a dos bandas: estar en la foto del rechazo pero no llevar ese rechazo tan lejos como para que romperle partes esenciales de la Ley Bases a Milei.

Las alquimias políticas, el toma y daca, fueron, mezcladas con concesiones gruesas –mantener la moratoria previsional, reactivar obras públicas, no privatizar Aerolíneas y el Correo– le permitieron a Milei avanzar con Bases y partir, a las 3 AM, rumbo a Europa con la certeza, trasmitida por Francos, de que el expediente pasará sin sobresaltos por Diputados. Si se verifica ese trámite, en dos semanas tendrá su primera ley. No es la que craneó Federico Sturzenegger: es la que pudo conseguir Francos para que el gobierno muestre una ley. Casi sin importar, como confesó Santiago Caputo, qué Ley Bases es.

Tampoco, a esa altura, a Milei parece importarle el cómo.

 

Fuente: Cenital - Junio 2024

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