Los tres kirchnerismos
Bruno Pérez Almansi * (Especial para sitio IADE-RE) | Reseña del libro "Los tres kirchnerismos, una historia de la economía argentina 2003-2015" de Matías Kulfas (Siglo XXI, 2017).
La obra de Matías Kulfas se inscribe en el campo de estudio de un conjunto de trabajos que tienen como propósito analizar la economía argentina a principios del siglo XXI[1]. En la misma, se plantean, por un lado, distintos ejes temáticos que abarcan la totalidad del período y, por otro, la descripción y caracterización de cada uno de los tres kirchnerismos. Por lo tanto, a lo largo del libro, el autor discute con las distintas interpretaciones sobre dicha etapa, esgrimiendo sus propios argumentos, sin embargo, -a pesar de contar con la rigurosidad académica necesaria para transitar dichos debates- considero que el mismo puede ser leído por un público amplio, el cual lo encontrará de gran utilidad para comprender en qué consistió la economía kirchnerista.
Matías Kulfas es Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires, Magíster en Economía Política y Doctor en Ciencias Sociales por FLACSO sede argentina. Es profesor de Estructura Económica Argentina (FCE-UBA) y de Desarrollo Económico (EEyN-UNSAM). Se ha desempeñado en diferentes ámbitos de la función pública, entre los que se desatacan: Subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional de la Nación (2006-2007), director del Banco de la Nación Argentina (2008-2012) y Gerente General del BCRA (2012-2013). Actualmente dirige el Centro de Estudios Económicos Idear
Desarrollo, preside el Centro de Análisis de Riesgo Económico y Financiero (CARFE), la calificadora de riesgos de la UNSAM y es Secretario de Investigación en la EEyN-UNSAM. En el marco de los estudios económicos heterodoxos, Kulfas ha investigado problemáticas vinculadas al desarrollo económico, el comportamiento del empresariado nacional y transnacional y el desempeño del sector productivo, particularmente de las pequeñas y medianas empresas en Argentina.
El libro se estructura del siguiente modo: dos primeros capítulos (1 y 2) en los cuales se abordan distintos debates sobre historia económica y, en particular, sobre la etapa bajo estudio; luego, tres capítulos (3, 4 y 5) en los cuales se ahonda sobre cada uno de los tres kirchnerismos, y, por último, uno destinado a la cuestión productiva (6), tema de especial interés e importancia para el autor.
A través de los debates
A lo largo del período bajo análisis se desarrollaron múltiples debates en materia económica, muchos de los cuales pueden remontarse, a su vez, al siglo pasado. Éstos son planteados por el autor en los primeros capítulos del libro, marcando su posición en la mayoría de los mismos. De este modo, en primera instancia, se menciona aquel que confronta la mirada que enfatiza los logros y tiende a relativizar las dificultades existentes, con otra, que plantea la hipótesis de la década desperdiciada, calificando a la política económica como cortoplacista. Dichas lecturas, que se podrían caracterizar como “extremas”, ya que implican el apoyo o la oposición a las políticas económicas de los gobiernos kirchneristas, son utilizadas por Kulfas para introducir su trabajo, planteando que ambas carecen de una adecuada contextualización histórica, y, de esta forma, permitiéndose transitar dicha discusión por una senda alternativa.
En segundo lugar, se aborda el debate sobre el crecimiento económico durante la etapa, en el cual el autor toma posición demostrando que el decenio 2003-2013 fue el segundo mejor período de crecimiento de la historia argentina, detrás de la fase agroexportadora de 1903-1913. Además, Kulfas confronta con la hipótesis de crecimiento por “viento de cola”, la cual sostiene que una gran cantidad de países de América del Sur crecieron a mayor ritmo que Argentina a principios de siglo XXI. En este sentido, el autor plantea que, en la mayor parte del período, Argentina estuvo a la cabeza del crecimiento de la región, aunque el resto de los países haya gozado de mejores términos de intercambio, ya que éstos producen minerales e hidrocarburos, y los precios de dichos tipos de producto crecieron en mayor medida que los del resto de los commodities. Por lo cual, para Kulfas, durante esta etapa existieron condiciones internas que influyeron en dicho crecimiento, aunque, de la misma forma, dichas causas internas estuvieron presentes durante la desaceleración del final del período, discutiendo, en este caso, con aquellos que niegan errores de política gubernamental en dicha fase.
Por otro lado, al referirse a los temas de distribución del ingreso, se reconoce una clara mejora en los salarios y recursos que recibieron los trabajadores y los sectores más vulnerables, sin embargo, se señala que ello no impidió significativos incrementos de las ganancias empresariales. De este modo, adentrándose en el debate sobre la concentración económica, Kulfas introduce una nueva forma de calcularla. La misma no se mide sobre el valor agregado bruto de las principales empresas del país –la cual, a raíz de la megadevaluación de 2002, demuestra claramente el aumento de la concentración-, sino que se calcula en base a un tipo de cambio promedio para todo el período para, así, morigerar la influencia de las abruptas modificaciones del tipo de cambio. De forma similar, se realiza otra medición exclusivamente para el mercado interno. A partir de dichos métodos, el autor observa que, si bien a través de ellos también se registran aumentos en la concentración, sus niveles son considerablemente inferiores a la medición original, por lo cual, se permite matizar las lecturas más críticas sobre dicho aspecto.
Continuando con la mención de los distintos debates económicos, Kulfas discute con aquel sector de la historiografía que revaloriza la etapa agroexportadora, planteando que dichos análisis parten de un “equívoco estadístico” (Kulfas, 2016: 81), ya que, mientras que en 2010 la base de comparación estaba integrada por ciento sesenta países, a principios del siglo XX, apenas unos treinta poseían estadísticas económicas consolidadas. A raíz de ello, el autor propone una metodología paralela, cotejando las posiciones de Argentina sobre la totalidad de los países, pero dividiendo este universo en deciles de ingreso por habitante. Como resultado de este procedimiento, se describe una trayectoria mucho más estable del país, ubicándose en el tercer decil a lo largo de la historia, y ascendiendo al segundo sólo durante la etapa de industrialización.
Por último, se aborda un debate central para el autor, el cual refiere a los cambios en el sector productivo durante los gobiernos kirchneristas. Al respecto, considero que existe cierto consenso en la literatura especializada acerca del crecimiento industrial que se produjo durante el período, como también, que ello no implicó una transformación de la matriz productiva. Sin embargo, pueden encontrarse, por lo menos, dos posiciones distintas sobre este diagnóstico compartido, las cuales discuten acerca de la profundización del núcleo productivo heredado de la etapa de valorización financiera y de la presencia y eficacia de las políticas industriales[2]. En este sentido, el autor es enfáticamente crítico sobre distintos aspectos de la política industrial, tales como la insuficiencia y descoordinación de la misma, los fallidos proyectos de la industria automotriz y electrónica o el débil aprovechamiento del poder de compra del Estado para dichos fines. No obstante, considero que Kulfas rechaza la postura más crítica sobre esta temática, señalando una serie de iniciativas políticas –aunque escasas y poco articuladas- en esta dirección, a la vez que resalta algunos incipientes y minoritarios logros en el sector industrial y el desarrollo de algunas experiencias exitosas vinculadas a actividades con mayor contenido tecnológico, como los casos de INVAP y ARSAT.
Al interior de las etapas
Al referirse a la crisis de la salida de la convertibilidad, el autor es enfático en sostener que no se trató de “un problema financiero, sino que fue producto de las grandes dificultades de la economía real, y estalló en la esfera financiera” (Kulfas, 2016: 99). Luego de ello, con la presidencia de Eduardo Duhalde, y con Roberto Lavagna al frente del Ministerio de Economía, se describe brevemente cómo la economía comenzó a recuperarse, marcando el inicio de un modelo distinto al de la convertibilidad.
En lo concerniente al inicio de la etapa bajo estudio, el autor narra cómo Néstor Kirchner continuó, a grandes rasgos, con el esquema económico inmediatamente anterior, conservando a Lavagna en la cartera económica, el cual ya había cosechado distintos logros. Sin embargo, a su vez, Kulfas subraya el alto nivel de involucramiento del presidente en el rumbo económico del país. Ejemplo de ello fue su enfrentamiento con Prat Gay, quien, al frente del BCRA, era partidario de apreciar el tipo de cambio, mientras Kirchner manifestó con firmeza su decisión de mantener un “dólar caro”. De esta forma, Kulfas recalca que el proyecto del presidente era construir su propio peso político para, así, poder definir el rumbo de la economía. Por dicho motivo, se fue limitando el despliegue de Lavagna, quien estaba tomando creciente protagonismo en base al virtuoso desempeño de la economía, hasta que, finalmente, se decide apartarlo del Ministerio[3]. De este modo, Kirchner trató de dejar en el pasado las etapas de los “superministros” de economía, para dar lugar a funcionarios de menor trascendencia y, así, concentrar el poder decisional y los éxitos en él mismo.
Para Kulfas, este primer kirchnerismo obtuvo un muy buen desempeño macroeconómico, el cual se basó en un tipo de cambio real alto, el cobro de retenciones a las exportaciones primarias y el control al ingreso de capitales financieros. Asimismo, el autor destaca que se cosecharon diversos logros, tales como la mayor participación del Estado en la economía, la reestructuración de la deuda externa y el crecimiento del empleo. Sin embargo, a su vez, Kulfas subraya la ausencia de planificación -principalmente en el campo industrial y productivo-, aunque no como un producto de falta de atención, sino como parte del plan político, ya que la lectura de Kirchner era que la población estaba cansada de los “mega-planes” económicos y sus fracasos, por lo cual, él quería centrarse, fundamentalmente, en conseguir resultados.
El segundo kirchnerismo estuvo marcado por dos hechos cruciales, el conflicto agrario de las retenciones móviles y la crisis financiera internacional. En lo concerniente al primero de ellos, Kulfas sostiene que existían “sobradas razones para cobrar retenciones” (Kulfas, 2016: 132), pero que la forma y el momento elegidos no fueron los indicados. Sobre el segundo, se remarca la capacidad del gobierno para responder a dicha situación a través de políticas fiscales contra-cíclicas, como la reestatización de las AFJP o la Asignación Universal por Hijo, logrando minimizar los impactos de la crisis. Pasados los efectos inmediatos de la misma, Argentina llevó a cabo un exitoso segundo canje de deuda externa y volvió a registrar altas tasas de crecimiento. No osbtante, el autor menciona que esta recuperación ya no tuvo las características virtuosas de la primera etapa, ya que, por ejemplo, el empleo no creció de la misma forma. A su vez, al no hacerse modificaciones en el tipo de cambio y dada el alza de la inflación, el dólar comenzó a abaratarse, quitándole competitividad al sector industrial y derribando uno de los pilares macroeconómicos del primer kirchnerismo.
Por último, al referirse a la tercera fase del período, Kulfas sostiene, al igual que la mayor parte de la literatura, que dicha etapa estuvo marcada por limitaciones y problemas vinculados, principalmente, al sector externo. De este modo, el superávit externo, un canal fundamental para la obtención de divisas durante las etapas previas, se deterioró durante esta última fase, evidenciado, especialmente, en el sector energético e industrial. A su vez, se avizoraron problemas en las cuentas fiscales, demoliendo el otro pilar de los “superávits gemelos”. Nuevamente, Kulfas subraya cómo el gobierno respondió ante dichas dificultades mediante diversas medidas como la administración del comercio exterior, las restricciones a la compra de moneda extranjera o la reestatización de YPF. Asimismo, ante dicha adversidad, el kirchnerismo revisó su estrategia acerca de los “superministros” de economía, concentrando un creciente poder en la figura de Axel Kicillof. Este último, ante un cuadro de fuerte caída de las reservas internacionales, debió implementar políticas que el kirchnerismo había evitado en las etapas previas, como la devaluación de 2014 o la vuelta a los mercados financieros internacionales. Sin embargo, esta última intención fue obstruida por el fallo del juez Griesa en EEUU, lo cual, según Kulfas, forzó al gobierno a limitarse en sostener la situación económica sin mayores desequilibrios, lo que se logró con cierto éxito.
En conclusión, para el autor, el ciclo 2003-2015 representa un quiebre histórico debido a su gran desempeño agregado (con la salvedad de la última etapa), el creciente papel de las capacidades del Estado y su rol en la orientación del desarrollo, el crecimiento industrial y su papel en la creación de empleos, y las mejoras en el ámbito social, a partir de las múltiples intervenciones estatales.
Reflexiones finales
Tal como fue mencionado, considero que “Los tres kirchnerismos. Una historia de la economía argentina 2003-2015” resulta una obra ineludible para quienes se propongan ahondar en los debates y procesos económicos del período, lo cual se evidencia en la gran cantidad de trabajos que han citado dicho libro, a pesar de haber sido publicado hace apenas dos años. En mi opinión, es un libro completo, reflexivo y comprometido, en el que se desarrollan con precisión diversos acontecimientos, procesos y discusiones sobre dicha etapa de la historia económica argentina.
A modo de aporte sobre la estructuración del libro, me permito preguntarme si las etapas de análisis podrían haberse ordenado de forma alternativa a los mandatos presidenciales. Es decir, por ejemplo, haber considerado otros puntos de inflexión, tales como la crisis con las entidades agropecuarias o la crisis financiera internacional. En ese sentido, también se podría haber profundizado, en mayor medida, en la fase 2001-2003, teniendo en cuenta que, para gran parte de la literatura, durante dicha etapa se encuentran algunas claves del rumbo económico de los gobiernos kirchneristas, tales como el default de la deuda externa, la devaluación del tipo de cambio o las retenciones a las exportaciones de productos primarios, y, por lo cual, algunos autores interpretan que esos años dan inicio al modelo económico de la posconvertibilidad.
De todas formas, de ningún modo esta reflexión cuestiona la rigurosidad metodológica y la calidad de la obra. Por el contrario, considero que los argumentos que el autor despliega en los diversos debates son sólidos y convincentes. En este sentido, cabe destacar que su desempeño como funcionario público durante los gobiernos kirchneristas no lo detienen al momento de criticar con dureza algunas facetas de los mismos, entre las cuales se destaca la falta de planificación a mediano y largo plazo. Dicha crítica es compartida por un amplio grupo de analistas y, si bien suscribo a la misma, considero que, en ocasiones, debería matizarse, ya que dichos gobiernos atravesaron múltiples complejidades, principalmente, luego del 2008, cuando diversos grupos de poder lo enfrentaron abiertamente, lo cual me obliga a reflexionar sobre la posibilidad de planificación bajo dichas circunstancias. De todas maneras, el libro de Kulfas no ignora ni minimiza esta dimensión “política”, al contrario, el autor ahonda en ella al describir las distintas disputas al interior del gobierno o las lecturas políticas en las que se basaron diversas medidas económicas[4]. Estos elementos demuestran un acceso a cierta información que otras obras carecen y, en mi opinión, resultan cruciales para realizar el análisis de cualquier etapa de la historia económica argentina. Por estas razones, el presente libro constituye una auténtica obra de economía política, la cual significa un gran aporte, no sólo para los debates de historia económica, sino también, para las discusiones de política económica, tomando como principal contribución la imperiosa necesidad de lograr una mejor calidad en las intervenciones estatales, aunque los actuales encargados de dichas funciones no parecerían haberlo leído.
* CESE (Idaes-Unsam) y del Depto. de Economía Política (CCC)
Bibliografía
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- Barletta, F. y Yoguel, G. (2017) “¿De qué hablamos cuando hablamos de cambio estructural?”. En Abeles, M., Cimoli, M y Lavarello, P. (eds.) (2017) Manufactura y cambio estructural: aportes para pensar la política industrial en la Argentina. Nro. 149. Santiago, CEPAL, pp. 27-54
- Basualdo, E. (2011) Sistema político y modelo de acumulación. Tres ensayos sobre la Argentina actual. Bs. As. Argentina. Editorial Atuel.
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- Porta, F., Santarcangelo, J. y Schteingart, D. (2014) “Excedente y Desarrollo Industrial en Argentina: Situación y Desafíos”. CEFIDAR. DT. N° 59. Bs. As., Argentina.
- Pucciarelli, A. y Castellani, A. (coord.) (2017) Los años del kirchnerismo. La disputa hegemónica tras la crisis del orden neoliberal. Bs. As. Siglo XXI.
- Schorr, M. y Castells, M. (2015). “Cuando el crecimiento no es desarrollo. Algunos hechos estilizados de la dinámica industrial en la posconvertibilidad”. Cuadernos de economía crítica. Año 1, N° 2.
- Shcorr, M. (coord.) (2018) Entre la década ganada y la década perdida. La Argentina kirchnerista. Ensayos de economía política. Bs. As. Batalla de Ideas.
[1] Dentro de este grupo puede encontrarse a Gaggero et al. (2014); Damill y Krenfel (2015); Pucciarelli y Castellani (2017); Schorr (2018); entre otros.
[2] En primer lugar, un grupo de investigadores destacaron, en mayor medida, las rupturas con la etapa de la convertibilidad, a la vez que se subrayó la iniciativa del Gobierno nacional por intentar apuntalar el sector industrial y, en algunos casos, se planteó la incipiente existencia de ciertos nichos con actividades más complejas y mayor contenido tecnológico (CENDA, 2010; Basualdo, 2011; Porta et al., 2014; Barletta y Yoguel, 2017; Lavarello y Sarabia, 2017). Otro enfoque resalta las continuidades con la etapa de valorización financiera, ya que se considera que el núcleo productivo de la economía argentina sufrió mínimos o nulos cambios, concentrándose en bienes mayormente vinculados a los recursos naturales con escaso contenido tecnológico y en productos protegidos institucionalmente (Azpiazu y Schorr, 2010; Gaggero, et al., 2014; Coatz et. al.; 2015; Schorr y Castelles, 2015).
[3] Lo cual se vinculó, además, al enfrentamiento con un actor con creciente poder en el gabinete nacional, el Ministro de Planificación Julio De Vido.
[4] Por ejemplo, cuando se analiza la política energética de tarifas subsidiadas para sectores de la clase media, que el autor considera un error, aunque, también, se encarga de describir la lectura política previa a dicha decisión, la cual se vinculaba a la idea de no fomentar una polarización social al estilo de Venezuela.