Un abrazo Marcelo
Era frío al primer contacto, nunca hostil pero distante. Se ablandaba sin embargo con el humor, gozaba del ingenio y nada le gustaba más --salvo el whisky y el básquet-- que un razonamiento inteligente. Era sobre todo un fanático de la argumentación racional, dispuesto a escuchar cualquier punto de vista si partía de una premisa correcta, si se desplegaba de una manera lógica y estaba bien fundamentado. No era, sin embargo, un hiperpragmático ni un posmoderno.