“A menos que se llegue a un acuerdo, estamos a semanas de una suspensión de pagos de Grecia”
Varios políticos griegos han avisado de que el país bien puede ser incapaz de cumplir con el siguiente plazo de reembolso de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, a menos que se llegue a un acuerdo con sus acreedores para acceder a nueva ayuda financiera. ¿Estamos a semanas de una suspensión de pagos por parte de Grecia?
Estamos a semanas de una suspensión de pagos de Grecia, a menos que pueda alcanzarse un acuerdo entre “las instituciones” y el gobierno griego. En principio, hay margen para un acuerdo entre el país y sus acreedores. Las cuestiones están en realidad claras. Las instituciones han de ceder a la petición de Grecia de un superávit primario presupuestario menor (1,5 % del PIB, en lugar del 4,5 %), de modo que el país pueda comprometerse en cierto gasto en servicios sociales cruciales y evitar una mayor contracción innecesaria de la demanda, y así sucesivamente, de modo que el gobierno griego pueda mostrar a su opinión pública que ha logrado algo. Las instituciones tienen que ponerse de acuerdo en que la privatización, la reforma de las pensiones y la reforma del mercado de productos se pueden escalonar en el tiempo, en lugar de imaginar que se pueden poner en práctica de la mañana a la noche.
Por su parte, el gobierno griego necesita dar señales de que se compromete en serio con la privatización, la reforma de las pensiones y la reforma del mercado de productos. La señora Merkel tiene que sacudir alguna que otra cabeza para que otros gobiernos europeos muestren cierta flexibilidad. Syriza tiene que mostrar que es un partido de gobierno competente, serio. Alexis Tsipras tiene que forzar a aceptar el paquete resultante al Parlamento griego superando la oposición de sus más intransigentes y, en caso de que esto fracase, pasar por encima de las cabezas del Parlamento celebrando un referéndum. De modo que todavía podría llegarse a un acuerdo, evitando una suspensión de pagos. Lo que no es lo mismo que decir que vaya a pasar necesariamente.
Algunos comentaristas han sugerido que se está utilizando al gobierno dirigido por Syriza como ejemplo para impedir el crecimiento de los partidos de extrema izquierda en otras partes de Europa, como es el caso de Podemos en España. ¿Tienen que moderar sus exigencias los acreedores de Grecia?
El compromiso todavía es posible, pero en este punto el compromiso exigirá liderazgo, de modo que los negociadores estén por encima de la retórica destructiva de la que están rodeados. Hace falta liderazgo por parte tanto de Atenas y Berlín. Pero tiene que haber un liderazgo más eficaz por parte del presidente de la Comisión Europea.
Juncker tiene que presionar a los miembros del eurogrupo para llegar a un compromiso y no sólo al gobierno griego. Hace falta, por añadidura, que exista liderazgo por parte del Fondo Monetario Internacional: Christine Lagarde tiene que sopesar públicamente la importancia de que el Eurogrupo modere sus exigencias y no contemplar simplemente cómo establece su equipo las condiciones de Grecia. ¿Por qué no hemos oído esas voces?
Si Grecia llevara a cabo una suspensión de pagos y abandonase la eurozona, ¿qué gravedad tendrían los efectos secundarios sobre el país a corto plazo?
Sería un desastre para Grecia. El PIB griego ha caído ya un 25 %. Pero recalcaría que una suspensión de pagos y una salida del euro son cosas diferentes. Es posible suspender pagos y permanecer en el euro, si bien con controles de capital y restricciones a la retirada de fondos de cuentas corrientes a corto plazo, tal como ocurrió en Chipre durante su crisis financiera de 2013. Chipre sufrió dislocaciones notables, pero no un desastre del género de la Gran Depresión.
Existe la impresión general de que los demás países de la UE están ahora más preparados para una salida de Grecia de la eurozona de lo que estaban cuando la crisis golpeó de buenas a primeras. ¿Está fuera de lugar este optimismo?
Estar más preparado no significa lo mismo que estar bien preparado. Las preocupaciones se centran, por emplear las palabras del antiguo Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en las ‘incógnitas incógnitas’. Los funcionarios norteamericanos pensaban que estaban bien preparados para la bancarrota de Lehman Brothers en 2008; No eran conscientes de las repercusiones potenciales sobre AIG. Hemos visto grandes movimientos en los precios de los bonos alemanes en respuesta a pequeñas conmociones ante las expectativas en semanas recientes, recordándonos que los mercados financieros son hoy menos líquidos de lo que eran antaño. Cómo reaccionaría el mercado ante una salida de Grecia es una incógnita incógnita.
Y Europa se encuentra totalmente falta de preparación para la inevitable pregunta: si Grecia puede salir, ¿quién es el siguiente?
Barry Eichengreen es profesor de Economía y Ciencia Política de la Universidad de California en Berkeley y fue asesor del Fondo Monetario Internacional.
Sinpermiso - 31 de mayo de 2015