La desigualdad de las naciones
Los mercados son mecanismos de elección social, donde el dinero es el equivalente del voto: los que tienen más dinero tienen más influencia sobre los resultados del mercado. Los gobiernos también son mecanismos de elección social, pero aquí el poder de votación se distribuye en forma igualitaria, sin importar la riqueza. La igualdad política debería actuar como contrapeso al poder de «votación» desigual que se ejerce en el mercado.
"Lo importante no es el tamaño del Estado, sino la calidad de la intervención"
El doctor en Sociología y becario del Conicet Daniel Schteingart definió al trabajo científico y tecnológico como las bases del desarrollo de un país y eligió el modelo económico más adecuado para la Argentina
Las tesis de abril de Lenin analizadas en el marco de la actualidad mundial y el proceso bolivariano
Nos encontramos en un año efervescente, lleno de cambios, modelos corroídos que no terminan de morir y alternativas que no terminan en consolidarse como una opción real que logre sustituir lo viejo.
“El proyecto de Macri es el del capital especulativo”
Vilas sostiene que el modelo económico del Gobierno favorece a los sectores que acumulan sobre la base de la renta, en el marco de un esquema primario-exportador que sólo piensa en el “abaratamiento de los costos laborales”.
Idióticos
“El peor analfabeto es el analfabeto político. El que no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El que no sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Bertolt Brecht (1898-1955)
De las operaciones mediático/judiciales al TPP
Un sismo político sacude a la civilización occidental y expresa el malestar social en un presente dominado por el control del capital monopólico sobre todos los ámbitos de la vida social. Oleadas de convulsiones políticas desnudan la crisis de legitimidad institucional. Desde la elección presidencial en los Estados Unidos hasta la salida de Inglaterra de la Comunidad Europea, un populismo de distintos signos ideológicos agrieta a las instituciones republicanas en el primer mundo reclamando autonomía nacional, representación política y bienestar económico.
Las crisis de 2001 y la actual muestran la necesidad de una nueva Constitución
La Constitución real nos llevó a la crisis de 2001 y a la situación actual.Resultados catastróficos ambos que obligan a repensar un marco institucional que ha demostrado no servir para prevenir ni corregir sobre la marcha los hechos que producen las crisis.
Dar testimonio
El vergonzoso caso de José López podría hacernos vacilar: era un funcionario de alto nivel, encargado de las obras públicas, conocido por todos, y sobre todo por los que en toda la extensión del país trataron con él por la gran cantidad de construcciones que se realizaron. Repentinamente emerge desde una madeja de hechos sombríos que involucran dólares secretos en cantidad portentosa, en valijas prefiguradas por estruendosas denuncias anteriores, y sin poder justificar nada, emerge de madrugada de un convento suburbano encasquetado y con pechera policial, como un soldado atontado por las bombas que explotaron en su trinchera, capturado por las Huestes de la Verdad, luego condecoradas. La fuerte evidencia visual obligó al kirchnerismo a escribir cartas de repudio y a preguntarse sobre los alcances de la pegajosa palabra en juego: corrupción. A cuántos involucraba, si afectaba a todo el ciclo transcurrido, si un hecho brutalmente escandaloso relativizaba o anulaba convicciones efectos políticos, genuinas militancias.
Caso José López: toda la verdad
Además de un pueblo víctima, en el caso José López hay cómplices y víctimas al cuadrado: los primeros son los que a sabiendas decidieron callar; los segundos, los que ven cuestionados sus ideales por grupos de ladrones de cuello blanco. ¿El 49% debe pedir perdón? ¿O el 51% debe hacerse cargo de las empresas offshore?, se pregunta Alejandro Grimson en este texto sobre corrupción, verdad y compromiso político.
Sobre la corrupción, la culpa y el sistema
-¿Por qué serían paradojales las relaciones entre la corrupción y la culpa?
–La paradoja empieza con la idea de que los corruptos son siempre los otros y que eso nunca es responsabilidad mía. Sigue con la idea de que el corrupto lo es con el único fin de un beneficio y de un goce propios. Y sigue todavía más con la idea de que el corrupto nunca se siente responsable, de que es alguien sin escrúpulos, sin sentimiento alguno de culpa, alguien que goza como nadie con el beneficio de su secreta corrupción.