¿Qué es hoy una potencia nacional? El caso del poder económico de los EEUU
No se ha debatido sobre los datos sobre los que habría que debatir. El modo tradicional de conceptualizar el poder nacional ha sido atender a la llamada contabilidad nacional (sobre todo, al PIB, pero también a la balanza comercial, a la deuda nacional, a la participación nacional en la producción industrial mundial, etc.) y compararla con la de otras naciones. Pero en la era de la globalización, y en la medida en que las mayores empresas transnacionales del mundo realizan ahora vastas operaciones por todo el globo, esa ecuación entre contabilidad nacional y poder nacional comienza a resquebrajarse.
Las nuevas ropas del emperador
En el XVIII Congreso del Partido Comunista chino de noviembre pasado se eligieron los líderes que comandarán el país hasta –se espera– el año 2022. Pero por las calles de Beijing, a la gente parecía importarle más el IPad mini que su Primer Ministro. El fervor no estaba en la política sino en el consumo, de la revolución proletaria al anhelo propietario.
Energía nuclear, nacional y popular
El ministro de Planificación firmó un acuerdo de cooperación en energía atómica con la empresa china CNNC. El Gobierno pretende que haya mayor transferencia de tecnología en el proyecto de construcción de una nueva central nuclear.
El Gobierno pretende que la cuarta central nuclear, que utilizaría la tecnología de uranio enriquecido, novedosa para el país, tenga un contenido de industria nacional cercano al 60 por ciento. Por esa razón el ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunió ayer en esta ciudad con Sun King, presidente del directorio de la Compañía Nacional Nuclear China (CNNC), firma que está interesada en el proyecto y participaría de la licitación que, según está previsto, se abrirá el año que viene. Por otro lado, la poderosa China State Construction Engrg. Corporation confirmó a De Vido que está interesada en la construcción de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Para esa compañía sería el primer desembarco en América latina (ver aparte).
De Vido fue recibido a la mañana por Zhang Xiaoquian, viceministro de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el organismo responsable de la planificación económica en China. El funcionario asiático le manifestó que está “entusiasmado por la participación de empresas chinas en el proceso de licitación de las represas”. Como el Estado es propietario tanto de las empresas contratistas como de los bancos que financiarían la operación, el guiño de Zhang es una buena señal, advierten miembros de la delegación oficial. Acompañaron a De Vido el secretario de Obras Públicas, José López; el subsecretario de Recursos Hídricos, Edgardo Bortolozzi, y el vicepresidente de la estatal Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NA-SA), José Luis Antúnez.
El gobierno chino también resaltó su intención de apoyar la participación de las empresas de telecomunicaciones en el mercado nacional, desembarco que se facilitaría a partir del 25 por ciento del espacio radioeléctrico sobre el que recientemente Arsat logró tener el manejo. En China hay 1060 millones de usuarios de celulares, de los cuales 180 millones utilizan la tecnología 3G. La firma china interesada es Datang Mobile Comunication, operadora y fabricante para el sector en este país.
El Gobierno tiene proyectadas dos nuevas centrales nucleares para la generación eléctrica hacia el año 2025. La primera de ellas sería Atucha III, licitación que podría abrirse el año viene. Por eso, además del interés que los chinos mostraron en la energía hidroeléctrica, el petróleo, las telecomunicaciones y la energía eólica, se firmó también un acuerdo en el área nuclear de entendimiento con la firma china CNNC, para estudiar la posibilidad de que los asiáticos se desenvuelvan en la Argentina, pero bajo condiciones de transferencia tecnológica hacia adentro del tejido industrial nacional.
La intención oficial es que las próximas centrales nucleares utilicen la tecnología de uranio enriquecido en lugar del agua pesada y el uranio natural, modalidades que, como se utilizaron en Atucha I y Embalse, ya son conocidas. El uranio enriquecido genera más energía que el natural o agua pesada para el mismo parque de maquinarias.
“Para Argentina es muy importante tener en este nuevo proyecto la mayor cantidad de transferencia tecnológica, para que Argentina sea realmente dueña de la central y que esto permita que el tejido industrial nacional se beneficie del proyecto”, explicó Antúnez. Por eso, De Vido y sus colaboradores se reunieron con la CNNC. Las negociaciones son complejas porque detrás está el Estado chino, que impulsa siempre que sus compañías controladas puedan exportar la mayor cantidad posible de tecnología y valor agregado. En el país actualmente se fabrica uranio natural y agua pesada.
No es la primera empresa con la cual la cartera de Planificación mantiene reuniones. Anteriormente se mostraron interesados Westinghouse, de Estados Unidos, Areva (Francia), Rosatom (Rusia) y Kepco (Corea). Precisamente, con los rusos De Vido tendrá el lunes, durante su visita a Moscú para continuar con el “road show” de las represas en el río Santa Cruz, un encuentro por el tema nuclear.
Según explicó Antúnez, conocedor al detalle de los tres proyectos nucleares en Argentina que existen en la actualidad, en el caso de Atucha I la adquisición fue de tipo “llave en mano” a la firma Siemens, “con un grado muy bajo de contenido local, menor al 10 por ciento”. En Embalse, cuya tecnología fue adquirida a ASL de Canadá, la participación local ascendió a un 30 por ciento, mientras que Atucha II se está terminando con un grado de presencia nacional del 40 por ciento. Si bien la tecnología que tendría la próxima central de uranio enriquecido no se practica en Argentina, la intención oficial es seguir elevando el contenido local, con el objetivo del 60 por ciento.
Eso implica que la firma contratista deberá adquirir maquinarias, equipos e insumos a empresas locales, a las que, llegado el caso, tendrá que capacitar. Como ningún actor económico de esta relevancia regala nada, el Estado nacional pondrá determinadas exigencias en la propia licitación. Cuanto mejor sea la oferta de los privados en términos de financiamiento y de transferencia de tecnología, más posibilidades tendrá de quedarse con el proyecto. El esquema financiero incluiría la importación de los equipos por parte del Estado con un crédito de los bancos de desarrollo de los países donde radica la empresa contratista.
En general, la mayor cantidad de centrales nucleares en funcionamiento se ubican en países desarrollados, como Estados Unidos (104 centrales) y Francia (58), y también en Rusia (30). En China hay 11 centrales, pero 27 en construcción, lo que lo ubica en el país con mayor grado de expansión en energía nuclear en términos absolutos.
Si un día todos los chinos saltan al mismo tiempo…
La frase tiene escondida dos ideas básicas sobre ese país: son muchos y están organizados. Probablemente nunca van a explorar las consecuencias de pegar un salto al mismo tiempo para ver si, de verdad, del otro lado del mundo nos caemos. Pero cada vez más el “que pasaría si” sobre China llena gran parte del cofre de los enigmas actuales y futuros. Los datos que sostienen el nuevo escenario son ya archiconocidos: 1) China crece a niveles inéditos desde hace décadas, 2) su población es la más numerosa del mundo, 3) el gobierno es un Partido Comunista que, si ha dejado gran parte de su programa socialista en el camino, está logrando una hazaña política no menor: controlar, ordenar, administrar el pasaje de una economía rural de subsistencia a un capitalismo urbano con planificación central.
Los estilos actuales de inserción internacional de Brasil y de China
El artículo analiza las diferencias existentes entre el modo de inserción internacional de Brasil y de China. Para su explicación se destacan la importancia de la geografía económica, de la infraestructura de transportes y de las características de los acuerdos de integración que conforman.
El contraste entre ambas experiencia se explica en parte, a que mientras los países asiáticos buscan estimular la formación de cadenas productivas globales, los países sudamericanos apuntan a crear mercados regionales en los que operen empresas locales. Para lograr su objetivo, los países asiáticos requieren una estructura de transporte adecuada y la reducción de los costos de transacción, en cambio, los países sudamericanos necesitan cumplir con requisitos tales como armonización de políticas domésticas y presiones proteccionistas, más difíciles de lograr.