¿Qué es China?
Retomando el debate planteado en AdSina sobre el carácter histórico del modelo chino, cuyas autoridades llaman “socialismo con características chinas” y otros observan –a nuestro juicio erróneamente- como capitalista, y donde han opinado Restivo, Bustelo, Losurdo y otros (ver esta misma sección), el estudioso Jorge Molinero aporta su mirada sobre el largo ciclo que abarca el maoísmo, la Reforma y Apertura y los tiempos actuales donde el Estado busca regular a “los” Jack Ma.
Dentro del pensamiento crítico del capitalismo hay una cierta dificultad por definir qué es China. De acuerdo a las categorías que definían socialismo y comunismo en la versión soviética del marxismo, no sería socialista, ya que los medios de producción en forma creciente están en poder del capital privado mientras el Estado retiene áreas básicas (petróleo, gas, acero), de infraestructura, telecomunicaciones y especialmente el sector financiero-bancario. Otros críticos indican que es un sistema híbrido, o enfatizan su desarrollo desigual y combinado, mientras los chinos lo llaman Socialismo con Características China y otros Capitalismo de Estado. A treinta años de maoísmo con generalizada propiedad del Estado de los medios de producción, le siguen más de 40 años de apertura y crecimiento de las relaciones mercantiles, sin llegar a igualar al sistema occidental. Si la etapa “capitalista” es más larga que la “comunista” sin alcanzar el modelo occidental es porque la dirección del PCCh se ha propuesto otra cosa, no porque no le haya alcanzado el tiempo. China – en su apertura al capitalismo – aprovechó la globalización pero no se quedó en el rol subordinado que el centro imperial le había asignado, de allí el mantenimiento del sector público en áreas clave. Estados Unidos esperaba que copiase sus recetas universales, en lo económico y en lo político. De allí su perplejidad, incomprensión y furibundo enojo ante la independencia china.
Una dificultad en algunos del pensamiento crítico son las categorías congeladas de un marxismo escolástico que fue inadecuado en su momento y mucho más ahora.
Sin el pensamiento de Marx es imposible entender las fuerzas subyacentes en la sociedad capitalista, tanto la de su época como la actual. Pero sólo con ese marco no alcanza. Coincidimos con el primer Lukács[i]: lo esencial en Marx es su método de análisis de la realidad social, el materialismo histórico, no necesariamente todas sus conclusiones y predicciones concretas cuando recién se desplegaba el capitalismo.
Lo que determina qué tipo de sistema es China no se puede deducir exclusivamente de la existencia o no de propiedad privada de los medios de producción. La tierra de cultivo continúa siendo de la sociedad y no privada. El Estado, en representación de la sociedad reconoce el usufructo del campesino que la trabaja, pero no la propiedad. Las empresas privadas, industriales, de construcción, de servicios, fueron alentadas a crecer a partir de 1978, y hoy día forman el 70 % de la actividad económica, mientras el 30 % está en manos de SOE´s, incluyendo el estratégico sector bancario, base de las finanzas chinas.
La banca china, estatal y pieza central del modelo chino con dirección del Estado
El tema no es cuantitativo de cuál es el porcentaje privado o público. Sistemas mixtos público-privado han existido y existen en el mundo. Aun hoy Europa Occidental, Japón y varios países tiene una participación no desdeñable de propiedad pública, aunque menguante. Sólo el modelo americano prescinde de propiedad social de medios de producción.
Las definiciones ideológicas de Xi Jinping no arrojan demasiada luz sobre el componente marxista del PCCh. En sus alocuciones es poco lo que alude al marxismo[i]. En un discurso de 2015 reivindica el materialismo dialéctico para la comprensión de la realidad social. Se nota el cuidado de no aludir a la contradicción de las clases sociales – ni en general y menos aun en China -, una de las bases del marxismo. Son las definiciones del conductor político de China en función de unir a las distintas clases bajo el mando de un sector que se sitúa como representante de todas y buscando actuar por sobre ellas. La necesidad política de la “armonía” social, Confucio en vez de Marx, no le impide a Xi reverenciar formalmente a quien fue guía de la revolución que condujo a Mao al poder. La continuidad de los nombres es también importante elemento de legitimidad política frente a la población y en especial a los 90 millones de afiliados al PCCh.
La oposición democracia-dictadura que alimenta las críticas capitalistas sólo oscurece el tema, le pone un velo ideológico que ha convencido a las mayorías que los ciudadanos con su voto deciden su gobierno y que el gobierno es el poder. La creciente colonización de los partidos políticos por el pináculo del poder económico, en Estados Unidos, Europa y el resto de las democracias representativas, reduce las diferencias políticas a temas superestructurales, y hay cada vez más poder real de las corporaciones al margen de las discusiones y propuestas “políticamente correctas” de controles y acciones que raramente avanzan.
Lo que define un sistema es qué sector social hegemoniza el poder del Estado. En las sociedades occidentales, al margen del sistema político de democracia representativa, el poder real reside en las fracciones de clase capitalista más concentradas en maridaje indiscernible con el capital financiero en todas sus formas. Lo es así desde fines del siglo XIX, tal como concluyó Hilferding y lo popularizó Lenin. Ese pináculo capitalista que hegemoniza a las demás fracciones del capital y a la sociedad toda está hoy compuesta, en su núcleo central, por el capital financiero y el capital de las TIC´s monopólicas (Google, Apple, Microsoft, Amazon, etc) con retrocesos parciales de algunos sectores monopólicos tradicionales.
En China el poder no reside en el capital sino en una capa política, el PCCh, como representación de la sociedad. No es socialismo a la soviética ya que existen capitalistas y son crecientemente importantes. Tampoco capitalistas a secas dado que el estado es propietario de una porción importante y al mismo tiempo estratégica (en especial en el área financiera), y además con sus políticas indicativas encarrila al resto del capital privado.
Cuando Jack Ma, principal accionista de Alibaba, quiso pasar su grupo empresario del inicial formato Amazon al centro del campo financiero con su controlada Ant Group y quiso desembarazarse del tutelaje del Estado, lo pararon en seco. Existen otros sectores económicos oligopólicos en China, pero el que fue frenado fue Jack Ma porque entró en la ciudadela de mando del sector financiero. El poder está en el Estado, que no se diferencia del Partido, como representante de la sociedad, y no en los grupos económicos por más poderosos que sean.
¿Qué nombre le ponemos? ¿Capitalismo de Estado?, ¿Socialismo con características chinas? ¿Sistema híbrido? Por pereza intelectual yo lo llamaba Capitalismo de Estado, que tiene varias interpretaciones, pero en realidad no sé qué nombre corto representaría la realidad china actual. Lo que sí es importante es saber quién hegemoniza el poder real, si el capital privado o la representación política de la sociedad, y esto último es lo que prima hoy en China.
Dado el dominio del capital concentrado y desregulado en Occidente sobre todas las expresiones políticas, el sistema chino es más independiente de su propio capitalismo, hasta ahora.
Quizá lo más dificultoso no sea encontrarle un nombre al sistema chino sino no encasillar con nuestros parámetros culturales occidentales – nos guste o no es la matriz que nos ha formado – una realidad tan distinta como el estadio presente de la civilización china. La articulación de apoyo político del PCCh a la conducción de Xi Jinping es firme, siendo el árbitro de distintas tendencias. Pero en el futuro los capitalistas y/o sus representantes orgánicos podrían llegar a dominar a la cúpula del PCCh y cambiar las relaciones de poder. Pero entrar en ese tema sería motivo de otra reflexión, que supera este deliberadamente corto artículo.
Notas
[i] Lukács, Georg: Historia y Consciencia de Clase (1919-1922). Cap. 1. ¿Qué es el marxismo ortodoxo? Editorial Grijalbo, México, 1969.
[i] Xi Jinping (2015). “El materialismo dialéctico es la cosmovisión y la metodología de los comunistas chinos”. https://agitacion.wixsite.com/home/post/el-materialismo-dial%C3%A9ctico-es-la-cosmovisi%C3%B3n-y-la-metodolog%C3%ADa-de-los-comunistas-chinos.
Extractos discurso 200 años nacimiento de Karl Marx (2018): DW Y PERFIL
https://www.dw.com/es/china-celebra-bicentenario-del-nacimiento-de-karl-marx/a-43661758
Adsina - 19 de marzo de 2021